60. Oscuras Decisiones

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Un día, Sarah decidió visitar a Snape. La relación entre ellos había decaído y sentía la necesidad de reconectar. Había muchas cosas que quería contarle, no solo para compartir su vida, sino también para recuperar el tiempo perdido. Aunque Snape se sintió un tanto herido por la falta de atención, le alegró ver a su hija.

—¿Qué tal va el brazo? ¿Ya está curado? —preguntó Sarah, observándolo con preocupación—. Lo siento de nuevo por lo que te hice.

—No te preocupes, olvídalo —replicó Snape con un tono que trataba de sonar indiferente.

—No puedo simplemente olvidarlo. Aunque ese no es el motivo de mi visita, si quieres discutir, estoy dispuesta.

—Tampoco tengo ánimo para eso. Ha pasado mucho tiempo desde la última vez que viniste, pero parece que tienes otras prioridades. No lo digo en tono de reproche, lo prometo.

—Puede que lo parezca, pero no te preocupes. Me alegra poder pasar un rato tranquilo contigo.

—Te he visto diferente en los últimos meses. Pensé que era por la presión con la Orden y otras cosas, pero hace tiempo que no te veo tan cerca de Stark. ¿Debería preocuparme?

Sarah, visiblemente más relajada, respondió:

—No es nada —dijo con calma—. Solo que Stark es una... una maldita prostituta que se acuesta con el primero que se le cruza —dijo con frustración, golpeando la mesa y causando que Severus se sobresaltara—. Pero es su vida y puede hacer lo que quiera. Ahora la ignoro completamente, ojalá le pase algo muy malo.

—Lo tomaste bastante bien...

—Sí, pero si pudiera, le daría un buen golpe en la cara —dijo mientras miraba la mesa que había golpeado—. Bueno, al menos yo tuve pareja —añadió con una sonrisa juguetona. Cuando vio la expresión de Snape, no pudo evitar reírse.

—Estoy bien así, no te aproveches.

—¡Oh, mi querida Lily! —empezó a imitar a Snape de manera exagerada—. ¿Por qué tuviste que hacerme esto?

—Ya basta, no me hagas quitarte puntos.

—Adelante, ¿cuántas veces has quitado puntos a tu propia casa, gran jefe de Slytherin? —se rió a carcajadas. Snape la miraba con seriedad, aunque en el fondo no podía evitar encontrar algo de gracia en la situación.

—Te voy a castigar dos semanas si sigues así.

—Si eso significa pasar más tiempo contigo, está bien —intentó poner una expresión más seria, pero se le escapó una sonrisa—. Y si puedo molestarte, mejor aún.

—Por lo visto, no vas a dejar de molestarme, por desgracia, pero de verdad, no es importante.

—Está bien, me rindo —dijo finalmente—. ¿Sabías que Harry ahora es muy bueno en pociones? La zorra de Eileen también, pero ella no me importa.

—Seguramente están haciendo trampa. ¿De qué otra manera podrían haber mejorado tanto? Durante años en mis clases no mostraron gran habilidad.

—No lo sé —se encogió de hombros—. Solo siguen las instrucciones del libro, como todos. Pero sus pociones salen mejor que las mías, papá —se señaló a sí misma—. Estoy segura de que incluso a ti te superarían.

—¿Un libro? ¿Qué tiene de especial un libro? A menos que... —Snape hizo una pausa, como si intentara recordar algo—. Es imposible. ¿Sabes cómo consiguieron ese libro?

—No... ¿Desde cuándo te interesa tanto un libro? ¿Es tu diario?

Sarah no pudo evitar reírse a carcajadas, pero Snape seguía preocupado. Necesitaba saber qué contenía ese libro cuanto antes. Algo no estaba bien, pero Sarah no parecía percatarse de ello.

Our Safe Place | Severus SnapeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora