Mientras seguía a Karime por los pasillos de la editorial, no podía evitar pensar que, aunque la mayoría de los estudiantes estarían saltando de alegría por una oportunidad como esta, yo solo quería que el día pasara lo más rápido posible. Estar rodeada de libros no era lo que me estresaba, de hecho, me encantaban los libros. Pero lo que sí me tenía al borde del colapso era ella: Karime.
No entendía cómo había terminado en esta situación. Todo gracias a ese maldito incidente en el baño, donde encerré a Karime conmigo. Fue entonces cuando ella, sin que nadie se lo pidiera, habló con el director. El director seguramente le sugirió a Karime que trabajara aquí, y lo peor de todo es que Karime no acepto por mi bien. No, lo hizo porque quería encontrar una manera de devolverme lo que había hecho. Y eso, aunque no me gustara admitirlo, me molestaba más de lo que quería.
—Para que entiendas cómo funciona la editorial, estarás trabajando conmigo en mi oficina —dijo Karime, señalando el escritorio al fondo de la sala. —Este será tu lugar —añadió, señalando otro escritorio justo frente al suyo.
Me senté sin decir nada, aunque por dentro moría por soltarle todo lo que pensaba. Acomodé mis cosas en el escritorio mientras Karime, con su actitud tan neutral, comenzaba a explicarme las tareas que debía realizar.
—Aquí tienes los documentos que debes organizar. Más tarde, cuando tengas tiempo, revisa los contratos pendientes —me indicó señalando unas carpetas. —Y hoy, escribe el informe con lo que encuentres.
Sus ojos se posaron brevemente sobre mí antes de regresar a su escritorio, como si no hubiera ocurrido nada entre nosotras.
A pesar de que no pensaba seguir una carrera en derecho y que trabajar aquí me parecía un sinsentido, lo que más me quemaba por dentro era ella. Karime.
De repente, el malestar me invadió, y no pude seguir callada.
—Oye, Karime —dije, intentando mantener la calma. —¿Por qué le contaste al director sobre mí? No tenía por qué meterme en esto, y sabes que esto no tiene nada que ver con la psicología. ¿De verdad tienes tantas ganas de castigarme? ¿Por qué lo hiciste?
Karime no pareció sorprendida por mis palabras. Tampoco parecía molesta, lo que solo me irritaba más. Me miró por un momento y luego soltó una sonrisa contenida.
—Gala, lo hice porque me pareció de mala educación que me dejaras encerrada en el baño —dijo, con una inocencia que no me engañó ni un segundo. —Además, ahora creo que esta práctica podría ser buena para ti. Siempre es útil ampliar nuestros conocimientos, ¿no? —Me guiñó un ojo.
Sus palabras flotaban en el aire, y aunque las decía con una calma que solo ella podía tener, sentí que había algo detrás, algo más egoísta y oscuro de lo que me estaba dispuesta a admitir. Karime no era de las que hacían las cosas sin una razón oculta.
—Escúchame bien, Karime —le dije, mi voz más firme de lo que me sentía. —No sé qué pretende el director con esto ni por qué me considera su proyecto personal, pero tú y yo no vamos a ser amigas. Y no quiero que hagas nada para cambiar eso. Estoy aquí solo por un castigo, nada más.
Su expresión no cambió, pero sus ojos brillaron con algo que me hizo pensar que le divertía mi incomodidad. ¿Cómo podía estar tan tranquila con todo esto? ¿Tan tranquila con lo que había provocado? Tal vez había algo más, algo que no podía comprender, pero no estaba dispuesta a darle la oportunidad de descubrirlo.
—Está bien, Gala —respondió finalmente, con una dulzura que no me gustó. —Lo que sea que necesites, estaré aquí para ayudarte. Pero no olvides que a mí también me metió el director en esta situación, así que no es solo cosa tuya.
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Never Let Me Go
Teen FictionConoce a Gala, una joven atrapada en un torbellino de emociones después de una ruptura dolorosa. Su vida da un giro con Karime, enigmática y apasionada. ¿Podrá Gala encontrar su verdadero yo y superar sus miedos para amar de nuevo? ¿O sucumbirá al m...