Seis: ¡¿Son dos?!

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Editado❄️

Snow

El Nivel de odio que siento hacia el padre de Gavin es simplemente indescriptible. Cada vez entiendo más a su hermano al irse a vivir a otro país, pero a la vez me cuestiono por qué no se llevó a Gavin con él.

Ah si, porque era menor de edad.

Pero ahora no entiendo por qué no se lo lleva.

Se que mi amigo lleva dos años ahorrando para comprarse un piso y casi lo está consiguiendo, en uno o dos meses lo logrará.

—¿Por qué me odia? —me giro para mirar a mi amigo cuando hace esa pregunta. Me duele verlo de esa forma: con una parte del rostro medio amoratada por la fuerte bofetada que le dió su padre simplemente porque si, con los hombros caídos y una tristeza evidente en su rostro. Su padre lo culpa de algo que no tiene nada que ver con él.

No encuentro una respuesta a eso, por lo que lo abrazo con fuerza y noto como tiembla bajo mis brazos. Si, deseo la muerte de su padre y no me arrepiento.

Cuando las puertas del ascensor se abren y me separo de mi amigo, me encuentro una escena un poco rara: mi hermana saliendo de casa de Isaac pareciendo bastante alterada.

—¡Pero que no te hemos hecho nada, Snow! —Isaac parece bastante alterado.

—Que yo no soy Snow —se queja mi hermana.

Cuando parece que le va a dar una bofetada a Isaac, me interpongo.

—¿Que sucede? —pregunto e Isaac alterna la vista entre mi hermana y yo pareciendo muy confundido. Pobrecito.

—Dios, tengo que dejar las vitaminas porque estoy viendo doble —masculla alternando la vista entre mi hermana y yo. Observo a Ster quién ya no parece alterada, parece divertida.

—¡Mierda! Tengo que cambiar los lentes —y ese es su amigo. La carcajada de Gavin resuena en todo el pasillo y todos nos giramos a verlo.

—Tranquilo, con el tiempo te acostumbras —le dice sin quitar su sonrisa divertida.

—¡¿Son dos?! —ahora es Isaac— ¡pero yo pensaba que eras Snow!

Ster, mi hermana, pone su mejor cara de asco y rueda los ojos acostumbrada a eso.

—Pues no. Yo soy Ster y ella es Snow —dice de mala gana.

—Bueno, una vez hechas las presentaciones, ¿alguien me dice que pasa? —me impaciento.

—La hemos encontrado desmayada frente a nuestra puerta —informa el amigo de Isaac y me giro a mirar a mi hermana con los ojos entrecerrados.

—¡¿Que tú que?! —chillo girando me hacia mi Ster que luce... ¿Arrepentida?

—No ahora —sentecia y se apresura a entrar en nuestra casa.

La sigo con la mirada y no me doy cuenta de que estoy frunciendo el ceño hasta que siento unos dedos estirar los pliegues de mi entrecejo. Me giro para encontrar a Isaac mirándome un poco más atentamente de lo que mis bragas pueden soportar.
Su mirada gris me da un repaso por cada parte de mi cuerpo y eso hace que un escalofrío recorra mi espina dorsal y no entiendo muy bien a qué se debe. Su mirada me provoca muchas cosas y ninguna es para menores de edad.

Alguien se aclara la garganta y siento como si saliera de un trance en el que solo existía él y su mirada.

Me giro encontrando a Gavin y caigo en cuenta de que su mejilla está agarrando un color morado bastante notable.

—Lindo colorete —habla el amigo de Isaac y se gana una mala mirada por parte de ambos, sin embargo, una risita de Gavin me hace mirarlo raro.

—Cuando quieras salimos y te digo en dónde —le guiña un ojo y ahora lo miro incrédula. ¿En serio bromea con eso?

La preocupación vuelve a mi y me despido de mis vecinos para, prácticamente, arrastrar a mi mejor amigo dentro del apartamento.

Cierro tras de mi y dejo ir una lenta respiración; si, puede que esté algo... ¿alterada? Me pasa siempre que estoy alrededor de Isaac.

—Mierda, ese chico te miraba como si te quiera comer —comenta Gavin y le doy una mala mirada antes de ir a la cocina a por hielo para su mejilla.

—Claro que no, Gavin. Es mi vecino y una vez me ayudó a no quedarme tirada en la calle.

—Espera, ¿cómo? Yo no sabía eso —parece ofendido de que no le haya contado, pero es que se me olvidó.

Procedo a contarle todo exceptuando la parte en la que básicamente me sostuvo mientas lloraba, no necesito que me juzgue o se burle. Aunque se que Gavin jamás se burlaría de mi, aún persisten en mi interior muchos miedos que son producto de un hermoso pasado –Tos, tos–, y una bella familia –tos, tos–. Continuo mi relato hasta el final y el me escucha mientras presiona el hielo en su mejilla y hace ligeras muecas de dolor.

Algo que siempre me ha gustado de nuestra relación es que ambos nos escuchamos y aunque nos demos unos consejos horribles, estamos el uno para el otro sin dudarlo ni un segundo.

Amo a mi mejor amigo en una magnitud gigantesca.

—Primero que nada, muy irresponsable de tu parte acercarte a un desconocido en medio de la noche, Snow Iver —me reprende y me encojo de hombros. Me siento en una de las sillas altas del mesón mientras el permanece de pie. Le ofrecería que se sentara, pero lo conozco lo suficiente para saber que estar sentado le causa incomodidad—. Y segundo, mas irresponsable es él por meter en su casa a una desconocida. Son perfectos el uno para el otro.

Lo miro con cara de asco ante esas últimas palabras y él me da una sonrisa que pretende ser inocente.

Spoiler: no lo es.

—¿De que hablas? Solamente somos vecinos, porque ni amigos. Hemos cruzado veinte palabras como mucho. Además yo no estoy buscando pareja, bastante tuve con el anterior —ruedo mis ojos. La verdad es que no era un mal chico, pero simplemente se cansó. Y lo entiendo, la verdad es que ni siquiera me duele o lo extraño.

—Ah, yo nunca dije que estuvieras buscando pareja —hace un gesto pensativo—. Aunque por la forma en la que te miraba, yo diría que de que follan, ¡follan! —asegura.

—¡Gavin! —me sonrojo ante sus palabras y el se echa a reír. Al menos la inchazon de su mejilla ha disminuido.

—Perdoneme, madre superiora —dice entre risas.

Este es imbécil, pero lo amo más de lo que voy a amar a cualquier miembro de mi familia.

Démosle la bienvenida a nuestro cocinero de confianza Gavin Landen.

Besos 💚

Las Palabras De Snow [Inspiración 1] Donde viven las historias. Descúbrelo ahora