Noche de Pesadilla

14 7 4
                                    

En nuestra eterna lucha por erradicar la maldad que acecha nuestro mundo, mi colega y yo hemos visto infinidad de atrocidades y monstruosidades que pasmarían el temple del hombre más valiente, pero nuestra voluntad es fuerte y eso supongo que la vuelve inquebrantable.

Por muchos años luchamos contra la brujería y quemamos a muchas de estas novias de Satanás, por sus actos impuros contra la humanidad. Cuando la muerte, a Heinrich Kramer y a mí, nos alcanzó, supuse que nuestra misión en este mundo había terminado, pero me equivoqué... Esta mañana, gracias a un poder oscuro del cual desconozco, he despertado de mi sueño profundo.

Supongo que en una de tantas batallas libradas en vida, alguna de estas brujas nos maldijo a mi colega y a mí con volver a la vida en algún tiempo; por eso hemos aparecido aquí, en este mundo moderno que nos ve con ojos extraños. No sé qué época sea, pero parece que las pesadillas reinaron luego de nuestra partida.

En las casas figuran símbolos extraños y pareciera que en algunas no han puesto cuidado de limpieza en años, pues las telarañas son tan densas que en lontananza se dislumbran; incluso las arañas son tan gigantes que dudo mucho que sean reales. En otras figuran esqueletos guindados de las puertas, como una especie de trofeo que los cazadores más hábiles presumen a sus vecinos; calabazas talladas con caras horrendas y luminosas también adornan los pórticos de ciertas chozas; supongo que fungen como amuletos contra algún tipo de magia o hechicería. Sin embargo, mi colega es el que menos se inmuta ante el rarísimo mundo que hoy visitamos; se mueve con confianza y con la firme certeza de continuar con su tarea.

Se oculta entre los arbustos de las calles y veo que su piel parda con tintes verdosos se mezcla perfecto con la maleza. La noche está por caer y las calles se han comenzado a ensombrecer; de repente, de unos metales cilíndricos y altos aparece una luz amarilla que ilumina el amplio sendero que hasta ahora noto, está cubierto de un material extraño que desconozco.

—¡¿Pero qué clase de brujería es esta?! —exclama Heinrich con asombro.

Nuestras ropas rasgadas y gastadas por el tiempo contrastan con lo ataviado del entorno que nos envuelve, y de pronto... ¡No puedo creer lo que ven mis ojos! A escasos metros de mí, en el suelo, mi colega tiene a un vampiro pegando tremendos alaridos. Jamás en la vida había enfrentado a uno, pero esos colmillos manchados con sangre, la piel blanca y la ropa oscura lo identifican muy bien, no hay duda.

Pero entonces, mis sospechas eran ciertas. ¡La maldad se apoderó del mundo con nuestra partida, y ahora, las brujas puede que sean reinas en esta tierra maldita! Casi en seguida, veo a lo lejos que una bestia horrorosa se aproxima; fauces enormes, ojos rojos y afilados colmillos amenazan con arrancarle la vida a quien se cruce por error en su camino. Orejas picudas y un cuerpo lleno de pelo que se mueve erguido en sus patas traseras no puede ser más que otra bestia de pesadilla; de ella también escuché hablar en vida, pero ahora no podrá quitarme la vida, porque he vuelto de la muerte.

Me lanzo con la daga afilada que alguna vez usé contra las brujas malvadas y me aseguro de clavarla justo en el corazón de la bestia. Caemos al piso y entonces confirmo que aquellos rumores eran ciertos. La bestia ha cambiado su cabeza de lobo por la de hombre, un hombre joven que llora de dolor. Seguro que la muerte duele, pero duele más no librar a la humanidad de esta maldición.

Me incorporo y mi asombro se convierte en horror; mi colega ha asesinado ya a un cuerpo envuelto en vendas y le ha prendido fuego a una hija de bruja; la malvada mocosa se retuerce en el piso debido al fuego que la quema, pero eso no es lo que me asusta. El motivo de mi espanto es que estamos ya rodeados de horrendas criaturas que nos miran con desagrado y gritan horrorizadas; duendes, diablos, esqueletos, muñecos, brujas y hechiceros nos rodean en medio de su espanto; todos sin excepción llevan consigo recipientes color naranja, simulando las calabazas luminosas que adornan las casas, pero estos, al parecer, están repletos de frutas y golosinas.

No sé si debíamos volver a la vida, pero me aterra ver en lo que se ha convertido este mundo después de nuestra partida...

Autor: Jakob Sprenger

Autor: Jakob Sprenger

¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Concurso de Escritura "Halloween 2024"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora