NEW YORK, UNITED STATES. | MASEN.
Una semana después.
Aún nos encontrábamos en Nueva York. Habíamos hablado sobre extender un poco nuestra estadía, pero a mi principessa no le pareció buena idea, así que nos íbamos mañana a primera hora de la mañana.
Estos días no fueron muy divertidos. Me mantuve ocupado cada maldita hora encerrado en una oficina mientras Niko y Luka, que había llegado de Chicago, me hablaban sobre el problema que hubo con la entrega de mercancía que iba con destino a Rusia.
Por un momento pensé que se trataba de la Triada o de terroristas, pero no eran nadie más que los malditos Colombianos. Ninguno de mis socios quiso hacer negocios con su organización, entonces, en venganza decidieron sabotear una de nuestras cinco entregas a la Bratva.
Aleksei solo se contactó con Niko y le dio algo de información sobre de quién se podría tratar, ya que la mercancía se robó dentro de Rusia y él era el subjefe de la Bratva.
Tratar ese tema me tomó días, pero ya lo había arreglado, así que ahora me encontraba frente a Nigeriano que me estaba poniendo al día con las noticias familiares. Papá había decidido casarse con Iris, por lo tanto, el anuncio de su matrimonio sería más pronto de lo que yo imaginaba.
No lo veía casándose por segunda vez, luego de lo que sucedió con la traidora. Así la llamábamos, ya que no podíamos hacerlo de otra manera después de que intentara asesinarnos.
Las noticias volaban en este mundo.
También nos mantuvimos al tanto del regreso de Clarissa Smith a Londres. Un infiltrado del C.O.A.D. nos hizo saber de su llegada a la empresa.
— ¿Dónde está Hayley? —le pregunto a mi mano derecha. Me parecía extraño no haberla visto deambular por todo el departamento. Luego de la discusión que tuvimos hace unos días sobre su libertad, nos mantuvimos pegados hasta que al otro día no me quedó de otra que permitirle irse con Ava y ocho escoltas de compras.
— Salieron de compras, ya sabes, mujeres.
Sonrío por el comentario de Nigeriano y agarro mi celular para comunicarme con Hayley. No podía estar ni un minuto sin hablar con ella o escuchar su voz, por lo que todos estos días me estuve comunicando con ella por teléfono. La única noche que llegué al departamento, me encontré a ella y a la esposa de mi amigo durmiendo mientras estaba toda la sala inundada de palomitas de maíz y dulces.
Ni siquiera intenté despertarla, solo fui a nuestra habitación, dormí tres horas y a las cinco de la madrugada, me levanté para irme nuevamente al Bar el cual se estaba volviendo mi dulce hogar.
Marco el número de mi principessa y me llevo el celular a la oreja. Al segundo timbre la escucho decir: — ¿Sí? ¿Mase?
Sonrío llamando la atención de Nigeriano, pero solo me concentro en la voz de la mujer que estaba en la línea. — Principessa.
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Obsesión Desafortunada ©
RandomBetrayals 1 ✔️ Todo una obsesión desafortunada. Lo que todo comienza con una obsesión termina siendo una locura. Él la acecha como nunca antes lo había hecho y ella solo lo observa. Dos almas gemelas pueden encontrarse sin ser realmente conocidos a...