Este no es Liam Payne

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Capítulo I : Malas noches

Tres días sin dormir. Acabo de comprender que la vida que llevo no es tan buena como pensé. Bueno, ser bailarín no es nada de lo que esté orgulloso, sin embargo tampoco puedo arrepentirme de todo en lo que caigo.

- ¿Cansado Payne?

- Solo un poco.

- Llevas días sin descansar, no quiero que digas que es por el trabajo, pensarán que soy un jefe explotador.

- Para nada Niall, de verdad estoy agradecido contigo, necesitaba un empleo.

- ¿En serio? pero si ya tenías uno.

- Sí, pero andaba de flojo en las mañanas y bueno, mis amistades empezaban a preguntarse de dónde sacaba dinero durmiendo todo el día.

- Diles que trabajas para Niall Horan. Mi nombre suena importante, tanto que no te preguntarán en qué y solo se limitarán a asombrarse.

Su nombre no solo sonaba importante. Él era Niall, el nada humilde dueño de la más grande cadena de discotecas de Londres, Horan. Más bien el heredero, un tipo rico que tenía la vida que cualquiera desearía. Pero con esto no digo que fuese un holgazán, a pesar de tener un montón de billete el sujeto era un trabajador incansable. Se dedicaba a sus discotecas cada noche, todas las noches recorría sus diferentes establecimientos, aunque yo trabajaba en su favorito: La Primera, Así le decíamos todos los  "internos". La Primera había empezado siendo un intento de restaurante elegante que por alguna razón tenía un escenario perfecto, su padre compró el lugar con todo y escenario esperando que pudiesen tener un sofisticado local con músicos en vivo. Pero un día, Niall regresaba a La Primera luego de una velada inolvidable en un club nocturno y se encontró a su padre barriendo el vacío escenario que nunca había teniado quién lo estrenara. Miró a su alrededor y en seguida supo para qué estaba hecho el lugar. Desde ahí los Horan eran los reyes de las discos, tenían más de 20 establecimientos en toda la ciudad, todos con nombres distintos, pero todo el mundo sabía que pertenecían a la familia irlandesa. 

Niall se partía en mil para ir a todas las discotecas en una semana, en una noche supervisaba hasta cinco, para su suerte algunas estaban cerca unas de otras, incluso La Primera estaba en la misma plaza que otras dos. No es que me cayera mal el tipo, pero es que modesto no era; tampoco era algo comparado con Styles, pero ese sujeto es caso a parte. La cuestión es que Horan Jr. estaba donde quería y llevaba una vida que a mí me hubiese gustado vivir.

- Tomaré en cuenta tu recomendación.

- Házlo, no te arrepentirás- Dijo mientras salía del cuarto

Horan además del trabajo nocturno me había dado el honor de ser mesero en el establecimiento más pequeño de su familia, una cafetería que estaba justo al lado de La Primera y que solo funcionaba e el día. Y es que necesitaba ocupar mi tiempo aún más, también estaba el hecho de que me hacía falta un poco más de dinero, porque aunque el trabajo nocturno rendía sus frutos(y sí que eran buenos billetes...digo, frutos), quería poder comprarle a mi novia todos sus caprichos, que no eran los más sencillos y económicos.

Mariah y yo llevábamos saliendo seis meses, era una chica linda que creía que era bartender en el negocio de Horan y que sin decirlo me demostraba que se sentía avergonzada de salir conmigo. Su padre era nada más y nada menos que la competencia de los Horan, por lo tanto no me preocupaba que llegara algún día a La Primera y viera a lo que realmente me dedicaba. Por lo tanto también entendía que se avergonzara de mí, porque la chica se ahogaba en montañas de dinero, y de seguro quería salir con un tipo ricachón que le comprara diamantes y cosas así.

Nos conocimos un día que salí del trabajo, al parecer ella salía de haber bebido más de la cuenta  en uno de los locales de su padre. Pasó por mi lado y se apoyó en mi hombro, estaba con un par de amigas, pero todas estaban tan ebrias que caminaban dispersas como en uno de esos videojuegos de zombies. La miré y me llené de ternura al ver su rostro sobre mi camisa blanca, la aparté un poco para observarla y pude notar que era realmente bonita, pude notar también que ensució mi camisa con maquillaje, pero solo atiné a sujetarla y le quité su bolso para revisar sus documentos. Gracias a Dios encontré sus dirección y la subí como pude en un taxi, luego de meter también a sus amigas nos dirijmos a su casa, estaba algo apartada del lugar en el que la encontré, pero llegamos rápido. Una señorita, que al parecer servía a su familia, esperaba nerviosa en el gran portón. Me bajé del taxi y de inmediato la joven se acercó para recibir a las tres borrachas. Creo que le parecí amable o algo así, porque me dejó entrar a la casa para dejar a las chicas en la sala, luego me agradeció con un abrazo muy fuerte del que se avergonzó y me acompañó hasta la puerta. Justo antes de subirme a mi taxi me dijo:

- Joven- Yo volteé para ver qué quería- ¿Puede decirme su nombre?

- Soy Liam, Liam Payne.

Ella asintió y por fin me fui.

Al dia siguiente temprano en la mañana me fui a tomar un café bien cargado para reanimarme y justo cuando estaba a punto de tomar el primer sorbo alguien dio un manotazo a mi mesa

- Liam James Payne Smith, 1.78 m aproximadamente, cabello castaño, ojos marrón oscuro, marca de nacimiento en el cuello que podría ser  maligna, amante de las tortugas, fobia extraña a las cucharas, uno de los mejores empleados del odioso Horan, algo callado y misterioso, muy  guapo sin dudas pero eso no tuve que averiguarlo.

Sonreí mientras pasaba las páginas del diaro que tenía junto a mi- ¿Me ha hecho un seguimiento?

- Investigué un poco

- Así que es detective.

- Soy lista y rica, eso es lo que soy.

Me reí despacio- Ya veo, dije mientras miraba la mano con la que había golpeado mi mesa, bajo ella tenía muchísimos billetes que me sacaban la lengua y me decían pobretón.

- Vine a pagarte lo que te debo

- Usted no tiene que pagarme nada, lo quehice fue un favor, algo que haría por cualquier ciudadano, señorita...

- Mariah, Mariah Scott.

La miré a los ojos tratando de ver que había detrás de esa cara de niña rica y lo que vi fue a una chica normal que solo trataba de agradecerme de la única manera que sabía. Ella me miró a los ojos y se sentó frente a mí.

- Muchas gracias por lo de ayer.

- En realidad fue hace unas horas- Sonreí y ella hizo lo mismo

Ese día hablamos mucho y descubrí que no era tan mala como seguro todos pensaban, en el fondo era agradable, claro que la habían criado para que  presumiera todo lo que tenía y eso era solo algo que debía cambiar poco a poco. Luego de unos meses de hablar, por teléfono y encontrarnos para tomar helados e ir al cine, le pedí que fuera mi novia; y desde ahí empezamos nuestra relacíon que de alguna u otra manera funcionaba.

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⏰ Última actualización: Jun 03, 2013 ⏰

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