𝐀𝐋 | ━No estoy obsesionada contigo, Riddle. Te arrancaré el maldito corazón y me reiré del cielo mientras lo hago.
━Apuñálame, Brujita. Mi corazón ya es tu traicionero prisionero. No soy nada más que un cautivo en tus crueles manos, así que no ha...
[GORE GRÁFICO, TEMAS DE MUERTE, REFERENCIAS A LA FALTA DE AUTONOMÍA CORPORAL]
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Los ángeles de arriba lloraron por Anya Qadir.
Tal como lo hicieron durante la trágica caída de Lucifer Morningstar, los cielos oscuros gritaron poder, tronando sin piedad sobre el brumoso reino mortal.
Sus gritos eran absolutamente inquietantes, embriagados por la extensión de la tormenta negra que devoraba cada gota de luz. La borrasca la silenció, pero sus gritos eran lo suficientemente fuertes como para trascender los tres reinos.
La triste bruja soltó un gruñido desesperado mientras las lágrimas brotaban de sus ojos inútiles.
Había poco espacio para respirar en el ataúd de madera, el techo había sido clavado y si el sonido de la siniestra campana de la lápida llegaba a oídos cercanos, no podía saberlo.
Era asfixiante. Anya apenas podía mover sus extremidades en el espacio reducido y gritaba de frustración cuando su piel magullada rozaba las paredes de madera.
Una soga imaginaria se había enrollado alrededor de su cuello, tirando hasta que los vasos sanguíneos de sus ojos formaron telarañas de surkh. Qadir golpeó repetidamente el ataúd de madera, golpeando y golpeando desesperadamente hasta que la sangre brotó de sus nudillos.
—No puedes morir aquí.—susurró para sí misma, completamente aterrorizada.
Anya no estaba segura de si sobreviviría o no. La joven se obligó a pensar con lógica, reflexionando sobre las muchas formas en las que podría escapar sin asfixiarse o sin que la tierra se derrumbara sobre ella.
