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CAPÍTULO UNO ella vino del espacio exterior
Aunque sus dedos aún sostenían un pedazo de papel higiénico contra su nariz, y la sangre en éste debería de haberle preocupado más, Francis Henderson no pudo evitar concentrarse más en... todas sus cosas regadas por el suelo de su habitación.
──¡¿Por qué sacaste todo de mi mochila?! ──un grito resonó hasta el exterior de la casa.
Unas cuantas tumbas siguieron iluminando de amarillo el jardín a la entrada de los Henderson, las decoraciones de Halloween indiferentes al caos que los dos jovenes Henderson hacían al interior.
Los pasos del chico de gorra se apresuraron por el pasillo, huyendo del otro par de pisadas que le seguían con mayor molestia. Dejando un rollo ensangrentado olvidado a la puerta de una habitación.
──¡No me ignores! ──la chica exclamó, mucho más alterada de lo necesario.
──¡Estoy en una misión importante aquí, Francis! ──Dustin sacudió su mano sin siquiera mirarla, un gesto que buscaba alejarla. Francis abrió su boca en grande, notablemente ofendida, pero a Dustin le importaba poco.── ¡Puta madre! ──soltó molesto tras desacomodar todos los cojines de un sillón.
──¿Que se supone que estás buscando que requiere que hagas un desastre en toda la casa? ──Francis preguntó incrédula.
Pero claro, Dustin la ignoró, simplemente pasándola de largo para ir hasta la sala igual de desesperado que antes. ¡Que grosero! Aún así, Francis lo siguió también.
En la sala, el televisor se encontraba prendido en algún programa que Claudia Henderson había puesto; a Francis no le interesaba mucho, pero aún así le echó un rápido vistazo... antes de volver a fijarse en Dustin. Más cojines fueron desacomodados, haciendo que Francis rodará los ojos, pero por fin el de rizos pareció encontrar algo...
──Otro maldito centavo. ──se quejó, lanzando lejos la pequeña moneda.
Tanto Francis como Claudia se sorprendieron al ver la acción tan descuidada de Dustin, pues el centavo casi golpeaba a la señora Henderson directamente en la cara. Hasta Mews, el gato naranja que descansaba sobre el regazo de Claudia, terminó por quejarse con un maullido.
──Dustin, cuidado. Casi golpeas a Mews. ──La señora Henderson avisó, mirando al gato que parecía totalmente indiferente a pesar de todo.
──¿Podrías ver debajo de tu asiento?──Dustin preguntó.
Francis solo se le quedó viendo en el mismo lugar donde antes había estado, cruzándose de brazos a la par que dejaba caer casi todo su peso sobre su pierna izquierda. Aburrida, pero curiosa por qué tenía tan desesperado a su primo. ¿Será que había salido un nuevo cómic? Nah, seguro le contaría.
