El after empezaba, llegaban los weyes con varias morras, algunas guapas y otras solo buenas.
A lo lejos vi llegar a Junior con una chava a su lado, de unos 20 o 21 años, estaba demasiado guapa, tenía una hermosa figura que sin duda se destacaba de las demás.
—Que le estás viendo a esa Oscar? —me dijo Alin, mi novia, mientras me jalaba del brazo.
Mentiras no eran que yo hace tiempo le era infiel, pero si comencé a hacerlo fue por qué ella también lo hace, se que no es lo mejor y que me convierte en un culero, pero de alguna o otra forma me hacía sentir bien.
—Si vas a estar así mejor vete. —le dije mientras quitaba su mano de mi brazo. —No quiero problemas contigo cuando me la pasé muy bien en un concierto.
—No me voy a ir por qué me lo digas. —me miro a los ojos. —Aqui me quedo.
Encogí los hombros y me acerque a Junior, que se había quedado platicando con otras chicas, incluyendo a aquella hermosa muchacha.
—Ey! Que onda, que show. —salude a todas sonriendo, automáticamente me gire viendo a la chiquilla.
—Ella es Lillian, una amiga mía de la prepa.
—Mucho gusto. Oscar.
Nos la pasamos toda la noche platicando ella y yo, había perdido de vista a Alin, quizá estaba con Nata, se solían llevar bien a pesar de que el sabía los problemas conmigo.
—Umm, entonces aquí solo traen a las guapas de los conciertos? —pregunto.
—Ah, mayoría hace eso. —confese. —Mas en estos tipos de ambientes, se traen a las chavas y se la pasan bien en el after, nadamas, es como un concierto pero más exclusivo.
—Mm que interesante. —sonrio. —No tienes novia? O apoco te deja venir aquí.
—Ah no. No tengo. Y si tuviera, sabría que me porto muy bien, ya que casi no me llevo a morras de after. —menti, claro que lo hacía. —Asi que no debería preocuparse.
La plática fluyó, ella me pidió que nos fuéramos a un lugar un poco más apartado, ya que Gabito había llevado a más muchachas, pero de otra clase.
Nos fuimos hacia la terraza del antro, no había nadie, solo éramos ella, yo y el sonido del mar de Sinaloa.
Poco a poco nos fuimos acercando, sin obligarla ella empezó a besarme, claro que lo correspondi, la jale un poco de la cintura y la senté en mis piernas para tener mejor agarre, ella acariciaba mi nuca mientras con su otra mano tocaba mi pecho, empecé a subir su vestido y tocar sus piernas, al sentir mi tacto su piel se erizo, cosa que me excito en exceso.
—Esta bien esto? —le dije separándome de ella, no la quería incomodar, ella era diferente como las otras, ella tenía otro efecto en mi, no solo el del deseo de coger, otro muy diferente.
—Claro. ¿Por qué no? —continuo besándome, ahora con su mano rozando en mi parte íntima.
El beso era muy placentero, de esos que te dan ganas de no separarte jamás, por momentos se separaba para tomar aire y continuaba, hasta que ella fue la que se desespero.
Se levantó y me metió al baño que había a un lado, aún se escuchaban las olas del mar, sin nada de ruido, se quedó callada un momento mientras ponía seguro a la puerta.
—Tontito serás si piensas que no te conozco. —se acercó a mi y rodo mi cuello quedando frente a frente. —Obvio que te conozco Oscar, te he estado viendo en varios de tus conciertos y déjame decirte, que eres mucho más guapo de lo que pensé en persona.
—Ah si? —le dije ahora arrinconandola, ya me había prendido más. —Pues tu desde el instante que te vi me llamaste la atención, me pareciste una morra bastante guapa, y rica a decir verdad.
Empecé a besarla nuevamente, mientras con mis manos bajaba el cierre de atrás de su vestido, mis manos frías al tocar su espalda hicieron que ella se pegará más a mi, le quite por completo el vestido y ella hizo lo mismo con mi short y mi playera, poco a poco el ruido de nuestros quejidos se escuchaba en cada rincón de esa pequeña habitación, los besos nunca terminaron y mucho menos disminuían en desesperación, empecé a tocar su parte, sintiendola ya muy mojada, solo por mi.
Quite su sostén y empecé a tocar sus pechos mientras nos besábamos, ella quitó mi boxer y empezó a tocar poco a poco mi miembro, ya erecto, hice lo mismo con sus bragas y empezamos a rozar nuestras partes mientras los dos nos moríamos de ganas de probarnos.
