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Ya de camino a la universidad iba pensando en como le haría para que ella pudiera volver a la escuela, tendría que buscar una cerca de la casa y hacer los trámites para cuando inicien el ciclo y no pierda otro año.

Paso a las oficinas antes de irse al salón, tenía que justificar ambas faltas. Ya en el salón estuvo hablando con unos amigos y compañeros, le explicaron como sería la exposición. Y que será el próximo jueves, tiene una semana para hacer todo.

Unos minutos después las clases dieron inicio, todo transcurrió normal, entregó los trabajos y justificó sus faltas. En la salida se quedó un rato a hablar con sus amigos.

Antes de llegar a su casa decidió pasar por algo para su hermana.

Ingreso a la tienda y comenzó a buscar algún libro en el cual pueda entretenerse, termino escogiendo uno de colorear y otro de sopa de letras. Él en casa tenía colores, así que solo llevaría eso.

Pagó y salió del local, al momento de salir le llegó muy fuerte el aroma a limón e inconscientemente comenzó a buscarlo con la mirada, hasta que dio con él. Estaba a unos cuantos metros comprando pan [T^T] cuando estaba apunto de quitarle la mirada de encima, el rubio volteó. Sus miradas chocaron pero, con la misma las desviaron.

 
El pelinegro se encaminó a la orilla de la calle para irse a su casa. Sin embargo una voz detuvo su andar.

-  Mira nomas a quien me vine a encontrar, tanto tiempo sin verte, Sero. - decía una mujer sin dejar de verlo. Hanta al reconocer la voz se giró.

- Mina, creí que ya no vivías aquí. - la mujer dejó salir una risa, era verdad que ya no vivía en aquella cuidad, solo que tuvo que regresar por asuntos personales.

- Estás en lo cierto pero, tuve que venir. Que cambiado estás, nada que ver al chiquillo de preparatoria que conocí. - había cambiado y mucho.

 
El pelinegro sonrió. - Sí, creo que estoy mejor así. Me sorprendió verte, ya tengo que irme. - dijo para retomar su camino.

Pero la mujer volvió a hablar. - ¿Aún no me perdonas? Se que estuve mal pero, en verdad lo siento mucho. - la sonrisa que tenía desapareció al recordar todo lo que pasó en inicios de preparatoria.

 
Soltó un suspiro, no imagino volver hablar del tema y menos con ella. - Esta bien, te perdone hace mucho así que ya olvídalo. Solo dime, ¿valió la pena todo lo que me hiciste? - era algo que ya había superado pero, había esa duda en él.

- ..sí, ya hasta estamos comprometidas - levanto la mano para enseñar el anillo en su dedo anular.

Volvió a sonreír. - Me alegro mucho por ti, espero mi invitación. Ahora si tengo que irme. -  Mina le dijo que obviamente le mandaría la invitación e igual se despidió para después irse.

Se subió a su moto para ahora si regresar a casa, cuando iba a lo lejos alcanzo a ver al rubio parado, no supo ni por qué pero ya cuando acordó estaba frente a él. Esté al notarlo se le quedó viendo fijamente. Ninguno decía nada.

 
- Se que nadie puede dejar de verme pero, ¿qué quieres? - hablo el rubio. Un pequeño rubor cubrió las mejillas del pelinegro.

Soltó una risa. - Uy, solo iba a decirte si querías que te llevará, ¿o sería muy igualado de mi parte? - se burló.

- Depende con que intención lo hagas - agregó. A lo que Hanta contesto en un tono juguetón. - Con la intención que tu quieras que sea. - se detuvo para después decir. - Ya hombre, ¿quieres o no? -

Let Me In Donde viven las historias. Descúbrelo ahora