22.

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A este ritmo, Jungwon iba a tener un trastorno de personalidad múltiple.

Trató muy duro hacer caso omiso de la pareja en el otro sofá. Intentó duramente concentrarse en la película y el chico caliente sentado a su lado.

No funcionó.

En cambio, no pudo evitar pensar en la noche tranquila sólo hace una semana cuando él había sido el acurrucado contra Jay mientras veían la película juntos.

Había una sensación horrible en la boca de su estómago que simplemente no se iba. Él quería perforar algo. Él quería estar en cualquier lugar menos aquí.

Quería empujar a Yunjin del sofá, disfrutar del confort de Jay, y presionar el pie descalzo contra el muslo de Jay.

Quería oír Jay decir algo sardónico mientras la mano de Jay le acariciaba el pie. Él quería...

Jungwon cortó el hilo de sus pensamientos, furioso consigo mismo.

Su mirada se desvió hacia el otro sofá. Jay y su novia ya no estaban hablando. Ambos parecían sumidos en sus pensamientos.

Sus ojos se detuvieron en Jay. Se humedeció los labios. Ellos extrañaban a Jay. El deseo era tan intenso, su boca casi dolía por ello.

Jesús, ¿Qué estaba mal con él?

Ya era bastante malo que se perdió el sexo; ansiar los besos de Jay sólo lo hicieron un idiota.

Había terminado con Jay. Nunca debería follado con él en primer lugar.

Tomado, los hombres heterosexuales tenían –mala idea– escrito por todos lados. No importaba que Jay estaba todavía técnicamente en una relación abierta; pronto iba a ser sólo de ella.

El diamante en el dedo de Yunjin reflejaba la luz. Jungwon miró hacia otro lado, curvando sus propios dedos. 

–¿Quieres salir? –Sunghoon dijo de repente. Su mano cayó sobre el hombro de Jungwon de nuevo. –Podemos hacer algo más interesante.

Antes de que pudiera decidir qué decir, la puerta principal se abrió de nuevo. 

–Hey, ¡Mira esto! ¿Por qué no estábamos invitados a la Noche de en familia? 

Los recién llegados eran dos chicos cerca de la edad de Jungwon.

Jungwon reconoció al tipo que había hablado. Era hermano de Jay, Gunwook, muy guapo, con el pelo oscuro y ojos verdes.

–¿Qué quieres decir? –dijo el otro, dándole un codazo con una sonrisa– Que yo sepa mi apellido no es Park.

Devolviéndole la sonrisa, Gunwook tiró de él en una llave de cabeza –Aw, ¡Vamos, Seok! Ya sabes que amas ser miembro honorario de nuestra familia.

Jungwon se quedó inmóvil. Apenas podía oír sus bromas con Sunghoon. Se quedó mirando al chico que Gunwook había llamado Seok.

Seok era un apellido común.

Era un apellido muy común. Londres era enorme. Las probabilidades eran ridículas.
Pero era posible.

El tipo era de la edad y el rubio correcto.

Cuando el hombre se paseó más cerca, sonriendo y intercambiando chistes con los hermanos Park, Jungwon inhaló tembloroso. Los ojos del chico eran como los suyos.

–Este idiota torpe derramó el café en mi ordenador portátil, así que queríamos agarrar el viejo hasta que lo arreglo –dijo Gunwook.

Sunghoon se río entre dientes.

𝗘𝗾𝘂𝗶𝘃𝗼𝗰𝗮𝗱𝗼. jaywonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora