Un hilo invisible tiro de mí y supe que mis sueños habían sido manipulados de nuevo, mis ojos se toparon con el mismo techo de la lujosa habitación y un suspiro se me escapó cuando me encontré harta de seguir aquí, llevaba tres días en la misma habitación, sin respuestas, con dudas crecientes y tratada como si mi posición no fuera la de una prisionera
—Buenos días… o quizá, ¿debería decir noches?
Suspiré girando la cabeza ante aquel hombre imponente, verlo siempre me hacía consciente de la esencia enigmática que expiraba, estaba sentado en el sillón de terciopelo azul que creo, era su favorito
Me permití observarlo, hoy usaba una camisa blanca, estaba arremangada de un brazo hasta el codo dejaba ver el antebrazo musculoso con una capa de vello en el; sobre la camisa, un elegante chaleco negro bordado con hilos del mismo color y detalles dorados se abrazaba a su dorso, en las piernas, largas, caía un elegante pantalón negro y entre los dedos, tenía un cuadernillo y un carboncillo que se arrastraba sobre el papel, ¿Dibujaba? Busque su rostro sus ojos se alternaron entre el papel y yo, y cuando me encontró mirándolo, sus ojos se detuvieron en mi rostro y el carboncillo comenzó a deslizarse muy lento
—Esta… ¿Me está dibujando?
Bajó la mirada y terminó un trazo con un atisbo de sonrisa en el rostro
—Ese es un pensamiento muy vanidoso de su parte ¿No lo cree majestad? — apartó el cuadernillo y lo puso a su lado en una pequeña mesa de té
Tomó un platito con una delicada taza y le dio un sorbo
—¿Te gustaría un poco de lungo? — dijo con los ojos sobre mí ¿Qué? ¿Aquí tenían eso?
—Creí que la semilla del lungo era un mito
—Hay muchas cosas que son un mito pero te aseguro que el lungo no lo es, tampoco es un privilegio princesa — alguien dio un par de toques a la puerta, era una chica pequeña que le entregó una bandeja dorada con una taza igual a la suya un pequeño plato con unas bolitas moradas y otro con un pequeño panecillo, después de agradecerle se acercó a mí con la bandeja en las manos —¿Qué tal un bocadillo de media noche?
Trague saliva, sin esperar todo esto y mire la ventana sintiéndome incomoda con su presencia
—No me siento como una prisionera en este lugar —susurré y le di una mirada —En serio ¿Cuál es tu lugar en todo esto? — alzo una ceja — no creo que solo tengas que vigilarme, pasar el rato dibujando o traerme platillos exóticos
Puso la bandeja a mi lado y se llevó la taza -de lo que sea que fuera el lungo y que olía maravilloso- le dio un sorbo se apoyo de nuevo en su sillón
—Si, es cierto, hay otros asuntos que requieren mi atención pero me gustaría escuchar sus teorías
Mis teorías, suspire volviendo la cabeza hacia el ventanal, la cabeza me punzaba desde que había despertado y el no ayudaba, no podía pensar con claridad, pero me obligue a decir algo bajo esos… fríos ojos
—Creo que usted es alguien con algún entrenamiento... especial, aun no se si es un súper soldado, un noble que le gusta verse bien o... — lo mire, estaba intentando ocultar una sonrisa tras su taza — quizás no es humano, quizá lo tienen aquí vigilándome porque no soy del todo débil ¿no?
Su ceño se frunció apenas un poco y sus ojos fueron a la duela del piso
—Tiene una pierna rota y es una señorita —me miró de una forma extraña — ¿Alguien tiene que supervisarla no cree? Además ¿Cuál es la urgencia de saber quién soy?
Lo mire con el ceño fruncido y con toda la fuerza que no tenía, me incorpore sobre mis brazos.
Maldita sea, odio estar en mi cuerpo en este momento
—Si estuvieras en mi lugar, te apuesto que desearías saber lo mismo — dije y ni siquiera me molesté en ocultar el reproche en mi voz — y porque soy una “señorita”, otra señorita debería supervisarme no tu
Me miró y de pronto el color de sus ojos parecieron volverse más oscuros, la energía cambio a su alrededor y sentí los fríos pasos del terror caminar por mi espina
Mis labios se separaron intentando que más aire llegara a mis plumones, no podía respirar… de pronto sus ojos bajaron a mi boca y una descarga de adrenalina me azotó con fuerza, una nueva… sensación me respiraba en la nuca
¿Qué diablos es todo esto?
—¿Quién eres tú Kalon? —susurre bajo su mirada, sus ojos se estrecharon y la tensión que había creado a nuestro alrededor pareció desaparecer en un segundo
—¿Haz pensado en la posibilidad de un Rey?
—¿Qué?
Una sonrisa burlesca se plantó en su cara, su cuerpo se inclinó aún más hacia mí, ahora apoyando ambos antebrazos en sus piernas.
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Kalon
FantasyUna princesa guerrera, un soldado enamorado y Kalon, el último Rey Dragón. -¿Por qué me necesitas cerca? -susurré, no dijo nada pero se relamió los labios y algo en mi se altero, me acerqué, solo quería romper la distancia pero su mano fue a mi cuel...