Vinimos diez a la Tierra.
Tenemos el mismo aspecto que ustedes. Hablamos igual que ustedes. Vivimos entre ustedes.
Pero no somos como ustedes.
Podemos hacer cosas que solo puedes imaginar. Tenemos poderes con los que solo pueden soñar. Somos más fue...
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Los Cêpan son los mentores de los Garde en el planeta Lorien, ellos son los encargados de que aquellos que nacen con poderes sepan usarlos bien y lograr sus sueños, a veces son más que simples profesores, son compañeros de vida formados por un vinculo muy especial entre ellos. Un día, diez de ellos fueron seleccionados para instruir a los niños que fueron identificados como los próximos Ancianos con una tarea muy especial.
Eso niños tenían un destino. No había plan de evacuación, para empezar, no había salvación para el resto de Lorien..., y los Ancianos eran consientes de que se perdería el planeta. Idearon un plan, hacerlos sobrevivir y aprender sus legados lo más pronto posible era la tarea primordial de los cêpan seleccionados, para que cuando crecieran ellos pudieran detener a la raza que destruyó su hogar y que la Entidad estuviera segura.
Esos niños crecerían con el tiempo y se convertirían en los guardianes de la Tierra.
¿Pero a costa de que? Todos los cêpan están muertos. Solo uno sobrevivió hasta el final, y su carga será ser el único sobreviviente de ellos. Y ese cêpan tendrá que velar por el resto de la Garde.
El hombre que dejó de lado ser un cêpan mentor para convertirse en el padre de la joven que se convertiría en el Número Diez.
||UN GOLPE DE REALIDAD||
La vi crecer como un padre humano lo haría con su hija. La vi de pequeña llorar hasta altas horas de la madrugada por su familia, de todos los Garde ella era la única que recordaba aquella fatídica noche, siempre iba a su cuarto y no queriendo despertar a su hermano a veces la llevaba al mío hasta que estuviera mejor. A veces su mellizo ya la estaba abrazando y sus quimeras les hacían compañía, esas veces eran las que me quedaba en su habitación hasta que ambos volvieran a dormirse.
Lina.
Ese era su nombre antes de que le nombraran por Número Diez. Y yo siempre le decía por ese nombre antes de volverse Alysa.
- ¡Quieto estar con mis tatas! -sollozó Lina
No había pasado ni un mes. Y ella no era tonta. De los Garde era la más despierta de todos a su entorno, sabía bien lo que sucedía, pero simplemente no lo aceptaba. Al fin y al cabo, solo era una niña de casi cinco años.
- Lina, entiendo que quieres verlos, pero no se puede...
- ¡Pelo los extraño! -chilló
Todos dejamos atrás a alguien que amábamos. En mi caso fue a mi esposa. Hubiera deseado con todo mi corazón traerla al viaje, pero al igual que Brandon, mi hermano, no pudimos. Ambos habíamos dormido ese día en la Academia, y para cuando se emitió la alerta ya era tarde. Ellas estaban en pleno campo de guerra, de los primeros que bombardearon, y quedó sumido hasta las ruinas. Y nuestra prioridad, antes que esposos, era ir por nuestros Garde.
