La noche había caído sobre Monza, y las luces de la ciudad parpadeaban en la distancia mientras Felix caminaba hacia el elegante restaurante que Hyunjin había elegido para su cita. Felix no podía evitar sentirse algo nervioso. Había algo en el aire, un cosquilleo de incertidumbre que lo envolvía mientras observaba el edificio de piedra antigua con ventanales de cristal, iluminado suavemente por la luz de las farolas cercanas.
El Ferrari negro de Hyunjin estaba estacionado justo frente a la entrada, brillando bajo la luz de la luna. Cuando Felix se acercó, vio a Hyunjin de pie junto al coche, arreglándose la chaqueta, mirando al horizonte como si no fuera nada fuera de lo común para él estar allí, en el centro de todo. Hyunjin era como un faro en medio de la noche, su presencia tan deslumbrante que parecía robar la atención de todo a su alrededor.
—¿Listo para cenar? —preguntó Hyunjin, su tono suave pero con una chispa traviesa en sus ojos. Felix asintió, sintiendo un nudo en el estómago mientras se acercaba a él.
La entrada al restaurante fue aún más impresionante de lo que Felix había imaginado.
La entrada, decorada con columnas de mármol y luces doradas, parecía sacada de una película de lujo. Felix no podía dejar de mirar todo a su alrededor. A pesar de estar acostumbrado a entornos más sencillos, el ambiente de ese lugar parecía envolverte, como si fueras parte de un mundo al que no pertenecías. La música suave, el murmullo de las conversaciones y el tintinear de las copas de vino creaban una atmósfera elegante pero acogedora.Mientras se acercaban, Hyunjin sacó las llaves de su Ferrari negro con un movimiento despreocupado, las giró en sus dedos con destreza y se las entregó al valet que estaba esperando junto a la entrada. El joven, con una sonrisa nerviosa pero profesional, recibió las llaves con manos temblorosas, claramente impresionado por la belleza del coche. Hyunjin le dedicó una mirada intensa, como si le otorgara un breve destello de su poder y control sobre todo lo que lo rodeaba, antes de alejarse.
El valet, sin decir una palabra, asintió y condujo el Ferrari hacia el aparcamiento mientras Hyunjin y Felix cruzaban la entrada principal. Felix observó el coche alejarse, aún impresionado por la facilidad con que Hyunjin había entregado las llaves de algo tan costoso, casi como si fuera algo natural para él. La forma en que manejaba su vida, con esa confianza y lujo tan desmesurados, comenzaba a dejar una huella en Felix.
Un maître de aspecto impecable se acercó a ellos en cuanto cruzaron la puerta. Con una sonrisa profesional, les hizo una pequeña reverencia y los condujo a su mesa. Era una mesa privada, alejada del bullicio, con velas encendidas y una vista encantadora del jardín interior del restaurante. Felix se sentó, notando cómo el lugar parecía haberse hecho para que se sintieran especiales. Hyunjin, como siempre, parecía cómodo y seguro en este entorno, casi como si fuera su segunda casa.
Felix se sentó y miró alrededor, absorbiendo todo lo que podía del lugar. Las paredes estaban decoradas con obras de arte contemporáneo, y la luz cálida de las velas hacía que el ambiente fuera acogedor, pero también formal. El aire estaba impregnado con el aroma de la comida, y Felix sintió cómo su estómago rugía en anticipación.
—¿Sabes? —dijo Felix, rompiendo el silencio con una voz ligeramente nerviosa—. Nunca he estado en un lugar como este antes. Es... impresionante.
Hyunjin lo miró con una sonrisa ligera, como si lo encontrara divertido.
—No me sorprende —respondió con calma—. Pero créeme, Felix, la comida es lo único que realmente importa aquí.
En ese momento, un camarero apareció con una botella de vino tinto, y Felix notó que era de una marca muy exclusiva. Hyunjin levantó una copa y la ofreció a Felix.
—¿Primera vez en un restaurante como este? —preguntó Hyunjin mientras esperaba que Felix tomara su copa.
Felix asintió, mirando el vino con curiosidad antes de tomar un sorbo. La suavidad del vino le sorprendió, su sabor completo y profundo. No era como nada que hubiera probado antes, y de alguna manera, eso lo hizo sentirse aún más fuera de lugar.
—Es increíble —dijo con una sonrisa, pero no podía evitar sentirse un poco incómodo por el contraste de su vida con el lujo que lo rodeaba.
—Lo sé —respondió Hyunjin mientras miraba el vino con una expresión apreciativa—. Es uno de los mejores. Pero más allá de eso, te prometo que la comida de aquí te sorprenderá. La chef tiene una habilidad increíble con los sabores.
Felix no pudo evitar admirar la facilidad con la que Hyunjin se movía en este mundo. Había algo tan natural en él, como si toda esta ostentación fuera solo parte de su vida diaria, mientras que Felix seguía luchando por sentirse cómodo.
El camarero trajo el primer plato, una ensalada fresca con ingredientes exóticos y una vinagreta delicada. Felix no sabía si debía ser cauteloso o simplemente disfrutar de la experiencia, así que optó por seguir el ejemplo de Hyunjin, que parecía tan relajado y seguro. Hyunjin, como si estuviera en su propio hogar, comenzó a hablar sobre los ingredientes y la preparación de la comida.
—Esta ensalada lleva ingredientes de la región. El aceite de oliva es de la zona, y las hierbas las cultivan aquí mismo —explicó Hyunjin mientras tomaba un bocado.
Felix sonrió, intentando no parecer un completo novato. Sin embargo, no pudo evitar preguntarse cómo Hyunjin sabía tanto sobre la comida. ¿Era este su mundo? ¿O simplemente sabía cómo impresionar a las personas? Felix no estaba seguro, pero estaba claro que Hyunjin tenía el control de la situación.
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Mientras la cena avanzaba, los platos iban llegando a la mesa con una precisión impecable. Un risotto con trufas apareció primero, seguido de un pescado delicadamente sazonado que se deshacía en la boca. Felix, aunque cauteloso al principio, comenzó a relajarse un poco más con cada plato que probaba. La combinación de sabores era tan exquisita que no pudo evitar dejarse llevar por la experiencia. Aún así, el ambiente seguía siendo intimidante para él, y la figura de Hyunjin frente a él parecía aún más imponente.
—¿Te está gustando la cena? —preguntó Hyunjin, observando a Felix con una mirada curiosa.
Felix levantó la vista, dándose cuenta de que había estado tan perdido en sus pensamientos que no había respondido.
—Sí, mucho. La comida es increíble —respondió, sintiendo que su voz era un poco más natural de lo que había esperado.
Hyunjin sonrió, satisfecho.
—Me alegra que te guste. Es importante que disfrutes de todo, Felix. La vida se trata de eso —dijo, señalando el ambiente lujoso a su alrededor.
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𝓜𝓪𝓼 𝓪𝓵𝓵𝓪 𝓭𝓮 𝓵𝓪 𝓹𝓲𝓼𝓽𝓪-ᴴʸᵘⁿˡⁱˣ
Romantik𝐇𝐲𝐮𝐧𝐣𝐢𝐧, 𝐮𝐧 𝐩𝐢𝐥𝐨𝐭𝐨 𝐝𝐞 𝐅𝟏 𝐝𝐞 𝐅𝐞𝐫𝐫𝐚𝐫𝐢, 𝐯𝐢𝐯𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐥𝐮𝐣𝐨 𝐲 𝐥𝐚 𝐚𝐫𝐫𝐨𝐠𝐚𝐧𝐜𝐢𝐚, 𝐜𝐫𝐞𝐲𝐞𝐧𝐝𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐞𝐥 𝐦𝐮𝐧𝐝𝐨 𝐞𝐬𝐭á 𝐡𝐞𝐜𝐡𝐨 𝐬𝐨𝐥𝐨 𝐩𝐚𝐫𝐚 𝐠𝐚𝐧𝐚𝐝𝐨𝐫𝐞𝐬. 𝐏𝐞𝐫𝐨 𝐞𝐧 𝐌𝐨𝐧𝐳𝐚, 𝐮�...