Capítulo 1

3 1 0
                                    

La vida de Lucía giraba en torno al café donde trabajaba como mesera. Un día, mientras servía café a un cliente habitual, su mirada se cruzó con la del baterista de la banda local que solía tocar allí los fines de semana. Pero ese día, el baterista no estaba tocando, solo estaba sentado en una mesa, observando a Lucía con una sonrisa enigmática.
Lucía se sintió incómoda al darse cuenta de que el baterista la estaba mirando. Se apresuró a servirle su café y dijo con una sonrisa forzada.

-¿Quieres un poco de azúcar?. El baterista sonrió.

-Sí, gracias. Me gusta el azúcar en la vida, y creo que tú también lo eres. - dijo con una sonrisa.

"Lucía se ruborizó al recibir la atención del baterista.

-Me llamo Lucía. –respondió con voz temblorosa.

El baterista sonrió y dijo:

-Encantado, Lucía. Soy Lucas. Quizás deba pedir otro café para poder conocerte mejor.

Lucas se rió y le pidió otro café a Lucía, esta vez con un vaso de leche y azúcar. Mientras esperaba a que lo preparara, se puso a tocar una melodía suave en su batería, que había estado escondida detrás de la mesa. Lucía se sorprendió al escuchar el ritmo y la armonía que emanaba de la música, y se dio cuenta de que Lucas la estaba mirando fijamente, como si estuviera esperando algo de ella.

-¿Quieres unirte a mí?. -preguntó Lucas con una sonrisa. -Creo que podríamos crear algo especial juntos.

Lucía se sintió atraída por la propuesta de Lucas, pero también se sintió un poco nerviosa. Nunca había tocado una batería en su vida, pero algo en la mirada de Lucas la hizo sentir que era la persona perfecta para unirse a él. Asintió con la cabeza, y Lucas le entregó un par de guantes y un palo de batería. Mientras se ponía los guantes, Lucas comenzó a tocar una melodía más fuerte, y Lucía se unió a él, golpeando el palo de batería con un ritmo que parecía surgir de la nada. La música que crearon juntos era como nada que Lucía hubiera escuchado antes, era como si estuvieran hablando en un lenguaje secreto que solo ellos entendían.
Mientras seguían tocando, la música parecía tomar vida propia, llenando el café de una energía eléctrica. Los clientes se detenían en la puerta, con la boca abierta, para escuchar el ritmo y la armonía que emanaba de la batería de Lucas y el palo de Lucía. Algunos de ellos comenzaron a bailar, y pronto el café se convirtió en una fiesta improvisada. Lucas y Lucía seguían tocando, completamente en sintonía, como si estuvieran conectados por una cuerda invisible. De repente, Lucas detuvo la música y se quedó mirando a Lucía con una expresión intensa.

—¿Quieres saber un secreto?. –preguntó con una voz baja y rítmica.

—¿Un secreto. Qué?. –preguntó Lucía, con la respiración agitada.

Lucas se acercó a ella y susurró:

—El secreto es que la música no es solo un sonido, es un lenguaje que nos conecta a todos en algo más profundo.

Lucía se sintió como si hubiera sido golpeada por una ola de emoción.

—¿Qué quieres decir?. –preguntó con la voz temblorosa.

Lucas la miró a los ojos y dijo:

—Quiero decir que la música es el lenguaje del alma, y creo que tú eres la persona perfecta para hablar conmigo en ese idioma.

Lucía se sintió como si hubiera sido desafiada a explorar un mundo desconocido, y al mismo tiempo, se sintió atraída por la promesa de descubrir algo profundo y verdadero. Miró a Lucas a los ojos y vio allí una conexión que le pareció más que casual.

—¿Qué pasó contigo?. –preguntó Lucía, como si hubiera estado buscando esa pregunta durante toda su vida.

Lucas se sonrió y dijo:

—Pasó que encontré mi pasión en la música, y desde entonces, he estado buscando a alguien que pueda entenderme, que pueda hablar mi idioma.

Lucía y Lucas se miraron intensamente, sintiendo la conexión profunda que los unía. Sin decir una palabra, se tomaron de la mano y salieron juntos al escenario. El público quedó hipnotizado mientras los dos tocaban una melodía apasionada y enérgica. En ese momento, Lucía supo que había encontrado su voz y su lugar en el mundo, junto a Lucas y su música.
Mientras tocaban, el público se convirtió en una masa de energía y emoción, todos bailando y cantando al unísono. Lucía cerró los ojos y se dejó llevar por la música, sintiendo que su voz se estaba liberando de manera natural. De repente, abrió los ojos y vio a Lucas mirándola con una sonrisa radiante. En ese momento, le habló a su voz interior, a la que había estado tratando de silenciar durante tanto tiempo.

—Sí estoy aquí. –le dijo a su voz.
—Estoy viva y estoy tocando.

Y con eso, su voz se elevó por encima de la música, creando una armonía perfecta con la de Lucas. El público se quedó sin aliento, incapaz de creer lo que estaba escuchando. Lucía y Lucas habían creado algo mágico, algo que iba más allá de la música y tocaba el alma de todos los que estaban allí.
El público estalló en aplausos, emocionado por la emoción y la pureza de la música. Lucía y Lucas se miraron, sonriendo, y se abrazaron, sintiendo que habían encontrado algo especial. La conexión entre ellos se había intensificado, y sabían que nada podría separarlos ahora.

Nos Volvemos A Encontrar ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora