Los accidentes pasan

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Disclaimer: Ninguno de los personajes me pertenece.

Nota: El siguiente capítulo contiene escenas que pueden sensibilizar al lector se recomienda discreción.

Les recomiendo leerlo hasta el final.

Pov Kara

Me miré una vez más en el espejo del auto, observando el enrojecimiento en mi ojo derecho. El doctor había dicho que no era grave, solo debía cuidarlo con algunas gotas. Afortunadamente, aquel accidente con el teléfono no pasó a mayores.

—Vamos tarde —me dijo Mike al subirse al auto, sacándome de los pensamientos sobre el accidente de hace unos días. Al notar mi ojo rojo, me miró con lástima y me dio un beso en la mejilla y luego en los labios.

—Sabes que nunca haría nada para lastimarte —susurró, acariciándome la mejilla con ternura.—Lo sé, los accidentes pasan —respondí, y al ver que agachaba la cabeza, tomé su rostro entre mis manos. —Te amo, Mike. Todo está bien.

Asintió y puso el auto en marcha. Íbamos a la fiesta de celebración por mi nominación al Pulitzer. Amaba mi trabajo como reportera, amaba a mi esposo y solo quería que esa noche fuera maravillosa para ambos.

Al llegar al salón, me recibieron entre aplausos, y yo, de la mano de Mike, me sentí especial, afortunada. Pero cuando mis compañeros empezaron a acercarse a felicitarme, sentí que él soltaba mi brazo con un movimiento brusco, aunque nadie más pareció notarlo. Lo observé mientras se alejaba para tomar un trago que le ofrecía un mesero.

Durante la noche, conversé con todos los que se acercaban a felicitarme. Era mi noche, ¿por qué Mike parecía molesto? Me miraba como si estuviera haciendo algo mal, aunque no tenía claro qué.

Finalmente, me acerqué a él, buscando su compañía.

—¿Te estás divirtiendo? —preguntó con una sonrisa algo tensa.

—Claro —susurré, acercándome. —Estoy en una fiesta que celebra mi trabajo y estoy contigo. ¿Qué más podría pedir?

Él se inclinó, apoyando su frente en la mía. Sentí el aroma del alcohol en su aliento mezclado con su perfume.

—Me molesta que todos te miren así —dijo en voz baja—. Sabes que contigo siento algo que nunca había sentido por nadie.

Y yo, sintiéndome protegida y querida, lo besé. Mike era todo lo que quería, incluso con sus defectos.

Mis amigos se unieron a nosotros, y entre risas y anécdotas la noche continuó. Pero después de un rato, Cat Grant se acercó, su expresión preocupada.

—Cariño, Kara, deberías cuidar más ese ojo. Mira cómo lo tienes.

Cat era no solo mi jefa y mentora, sino también una buena amiga. Al ver que miraba a Mike con desconfianza, sentí una punzada de incomodidad.

—No es nada, solo un accidente —le dije, restándole importancia.Cat me miró como si no me creyera, pero no insistió. A veces era despistada, y los accidentes ocurren... ¿verdad?

Al final de la noche, noté que Mike no dejaba de beber, lo que empezó a preocuparme. Le pregunté si quería irnos a casa y él asintió sin poner peros.

—Iré al baño; ¿me esperas aquí? —pregunté, y él respondió con un sí mientras me daba una palmada en el trasero, algo que jamás hacía en público. Supuse que era el alcohol.

Al entrar al baño, me quedé inmóvil, sin creer a quién tenía frente a mí.

—¿Tú...? —murmuré, impactada y emocionada. —Lee, por Dios, ¿eres tú?Lena me miraba con una mezcla de preocupación y nostalgia.

Falling For My Supercorp: One shotsDonde viven las historias. Descúbrelo ahora