Capítulo 3 La Noche De Las Promesas

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La tensión entre Gala y Karime no había desaparecido por completo. A pesar de las disculpas y de los momentos compartidos, algo en Karime seguía doliendo. A menudo, veía a Gala y se preguntaba si realmente estaba siendo sincera, si en verdad sus sentimientos eran genuinos o si todo era parte de la convivencia. Le daba vueltas a la cabeza, tratando de convencerse de que Gala le importaba de verdad, pero las dudas no la dejaban tranquila.

Para protegerse, Karime había comenzado a alejarse un poco, evitando quedarse a solas con Gala y actuando con frialdad cuando ella intentaba acercarse. Gala, por su parte, notaba esa distancia, pero respetaba el espacio de Karime. A pesar de que le dolía, confiaba en que con el tiempo podría demostrarle lo que realmente sentía.

Llegó el día de las nominaciones y el ambiente en la casa estaba cargado de nervios. Esa noche, Gala y Sabine fueron las elegidas para el “carrusel de eliminaciones.” La tensión crecía en la casa mientras el resto de los concursantes esperaban con ansiedad. Karime intentaba mantenerse firme, pero, en su interior, el miedo de perder a Gala la consumía.

Observaba el monitor en silencio, su corazón latiendo con fuerza mientras la ceremonia avanzaba y el presentador prolongaba la espera. La casa estaba en completo silencio, y cada segundo que pasaba se sentía eterno.

Finalmente, la decisión llegó.

—La eliminada de esta noche es… Sabine —anunció el presentador.

Karime sintió que podía volver a respirar, pero no del todo. Hasta que la puerta no se abriera y viera a Gala regresar, no estaría tranquila. Mientras todos los del equipo MAR contenían la respiración, se escucharon los pasos en el pasillo, y de pronto, la puerta se abrió.

Gala apareció en la entrada, con una sonrisa tranquila y una mirada juguetona. Con la voz firme y un tono que resonaba en el silencio de la casa, dijo:

—¡Acá papá!

Karime dejó escapar un sollozo ahogado. Esa era una de sus frases favoritas, una que siempre soltaba para bromear con el resto del equipo. Gala la había hecho suya, un pequeño gesto que la derritió por completo. Antes de poder pensarlo dos veces, Karime corrió hacia ella, sus ojos llenos de lágrimas que había intentado contener toda la noche.

—¡Gala! —exclamó mientras la envolvía en sus brazos, con una intensidad que hablaba de todo el miedo que había estado ocultando.

—Estoy aquí, Karime. —La voz de Gala era suave y tranquilizadora mientras le acariciaba el cabello. —No me voy a ir, ¿me oyes? No te voy a dejar.

Mientras el resto del equipo se reunía en abrazos y celebraciones, Karime y Gala permanecieron unidas en silencio, sintiendo la paz que solo podían encontrar en los brazos de la otra.

Finalmente, después de una larga celebración, los concursantes decidieron ir a dormir, exhaustos de tanta emoción. La casa cayó en un profundo silencio, pero Karime no podía dormir. Había algo en su interior que no la dejaba descansar, una mezcla de alivio y ansiedad que la mantenía despierta.

Se levantó en silencio y caminó hasta la terraza, buscando aire fresco. La noche era tranquila, y el cielo, lleno de estrellas, parecía reflejar la paz que ella anhelaba. Encendió un cigarrillo, el humo se elevó en espirales mientras intentaba calmar sus pensamientos.

Unos pasos suaves se escucharon detrás de ella. Sin siquiera voltear, supo que era Gala.

—¿No puedes dormir? —preguntó Gala, acercándose hasta quedar al lado de ella.

Karime asintió, sin mirarla. Gala tomó su mano, entrelazando sus dedos con suavidad, y el contacto fue suficiente para que Karime finalmente la mirara.

—Tenía miedo, ¿sabes? —dijo Karime, su voz quebrándose levemente. —Pensé que no ibas a volver, y me di cuenta de que, aunque intento convencerme de que puedo estar bien sin ti… no puedo.

Gala apretó su mano con más fuerza, sus ojos llenos de comprensión.

—No voy a irme a ningún lado, Karime. Si algo quiero que sepas es que esto que siento por ti es real. Estoy aquí porque quiero estar contigo, y porque eres importante para mí. No quiero que tengas dudas, nunca más.

Karime la miró con ojos llenos de emociones contenidas. Las palabras de Gala llegaban directo a su corazón, y aunque aún sentía el miedo de confiar, sabía que Gala había demostrado estar a su lado. Finalmente, se acercó a ella, dejando que sus labios se encontraran en un beso suave y profundo, un beso lleno de promesas y de todo lo que aún quedaba por vivir juntas.

Ambas se quedaron en la terraza bajo el cielo estrellado, sin decir más palabras. Sabían que lo que había entre ellas no necesitaba explicación, solo tiempo para florecer. Y, en silencio, se prometieron que, pase lo que pase, nunca volverían a alejarse.

Fin del Capítulo 3.

Garime "El camino de las estrellas" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora