Ecos Del Tiempo

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Cientos de naves de carga cubren los cielos sobre Nova Roma a la espera de atracar en alguno de los muelles de carga que yacen a los pies de el ascensor espacial. En una fluctuación inusualmente amplia de naves se logran distinguir los emblemas del ejército imperial cuyas naves portan el sigilo del fénix.

Están descargando cajas de equipo y herramientas en los muelles de la orilla meridional del río tiber, el ascensor espacial de Nova Roma yace frente a ellos, cansados, hambrientos, algunos aún mareados por el viaje los hijos del hombre se mantienen de pie para cumplir con la tarea.

La tarea es más tediosa que pesada, pero todos son soldados, que pertenecen al heroico ejército imperial y para agregar más honor forman parte de la flota de batalla de la cohorte fénix, pocas fuerzas tienen el honor de servir junto a una cohorte y muchas menos tienen la oportunidad de ser designados como su ejército.

Pese a la situación muchos ríen. Quedan pocas cajas por descargar y después de acabar la carga descansarán para comer y dormir un poco, tomarán un último trago y luego esperarán a ser asignados en algún bastión.

Las cajas son de aleaciones de aluminio recubiertas por una malla metálica. Están llenas de rifles gaus de diseño local, el patron AR-315A, una variante moderna del antiguo patrón AR-380.

El viento sopla a través del estuario y lleva consigo los olores del verano. Todos los soldados pertenecen al 20.º de Amere. Algunos son veteranos de las campañas de los mundos Neter una serie de sistemas proclamaron su independencia del imperio dando pie a una guerra tan salvaje que se cobró billones de vidas.

Pero la mayoría son novatos quienes fueron llamados como conscriptos.

Entre la multitud de niños y el grupo de ancianos se encuentra el sargento Brock un veterano condecorado de la campaña Neter. Información que para su desgracia los novatos obtuvieron
— ¿Lucharemos contra los rebeldes? ¿Lucharemos contra los xenos?— le preguntan sin cesar los niños que han crecido oyendo historias de estos últimos y su ferocidad en combate. Brock les asegura que no será así. Para su suerte dice para el mismo.

—No es más que el emplazamiento en nuestra nueva base, no veremos combate en mucho tiempo— responde Brock aunque en el fondo sabe que esto último no es del todo verdad.

El sargento Brock se ha apartado para pensar. Los soldados bajan el ritmo de trabajo. Están cansados.

Los sectores fronterizos han estado inquietos desde la última guerra blanca. Lo que hizo esa maldita secta será una mancha que nos acompañará durante mucho tiempo pensó Brock.

—Otra vez tienes esa mirada— exclamó el cabo Yar

—Solo estoy un poco cansado, para mi desgracia la edad ya está pasando factura,— respondió Brock

—Ya no somos aquellos jóvenes que entraron a la milicia viejo amigo— Brock y Yar eran camaradas desde que se conocieron en la instrucción, de contextos diferentes las circunstancias los hicieron amigos.

—Eh de suponer que tú fuiste quien les contó aquellas viejas historias a los novatos, ¿me equivoco cabo Yar?— pregunto Brock con cierto tono burlesco.

—No se de que me hablas aveces las cosas se saben y ya— agregó Yar —De igual forma sirve que comienzas a conocerlos después de todo ellos serán tus nuevos hombres.

—No lo sé supongo que lidiar con los novatos nunca ha sido mi fuerte— Respondió Brock sacando un pequeño contenedor con hojas

—Brock. ¿desde cuando mascas eso?— pregunto Yar cuya expresión decayó rápidamente

—Ya lo sabes— dijo Brock mientras su temblorosa mano se disponía a sacar un puñado de hojas para llevarlas a su boca. Perdóname amigo aveces simplemente siento que mi cabeza me mata y las medicinas no me hacen bien.

Yar lo miro con tristeza le dolía ver a su mejor amigo así, le dolía la situación y por sobre todo le dolía recordar aquella mañana en la que Brock cambió para siempre.

—Eso no cambiará nada amigo, pero solo tú sabes cuan fuerte es ese dolor por ello no te juzgo— exclamó Yar mientras admiraba el imponente ascensor espacial que yacía a sus espaldas.

Brock se mostraba pensativo, su rostro reflejaba dolor. El dolor de presenciar atrocidades más allá de la comprensión humana. Ojos cansados y ojerosos que por alguna razón brillan al ver hacia el cielo, como si algo allá arriba le reconfortase un poco

—¿Como acabas con un Inkatha?— pregunto Yar dejando a Brock visiblemente desconcertado

—¿De que hablas?

—Responde la pregunta— replicó Yar con un todo que rosa el grito.

—Apuntad a la cabeza, el corazón o la espina pues su alta musculatura hace que impactos en áreas no vitales resultara en una ligera reducción de amenaza que no hará más que enfurecer al xeno— respondió Brock casi como si de un mensaje pregrabado de tratase.

—¿A que viene la pregunta?— pregunto extrañado

—Desde que desembarcamos te comportas extraño, como si tuvieses la cabeza en otro lado, ¿Que te preocupa?

—Algo viene, no se que sea pero tengo un presentimiento extraño

El nombre de pila del sargento Brock es Cárter. Solo uno de los soldados que están bajo su mando lo sabe y solo uno o dos de los que sobrevivan llegarán a saberlo, cuando, más tarde lo lean en la lista de bajas.

Cárter Brock muerto dentro de tres días.

No será un rebelde quien lo mate.

La Batalla de Urex Donde viven las historias. Descúbrelo ahora