Prólogo.

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La secundaria era un campo minado para Jungkook. Cada día, al caminar por los pasillos, sentía el peso de las miradas y los murmullos a sus espaldas. Su cuerpo esbelto y su carácter tranquilo no encajaban con la idea que todos tenían de un alfa, y eso era motivo suficiente para que algunos de sus compañeros se divirtieran a su costa.

Una tarde, en el pasillo, uno de sus compañeros, Jinwoo, se acercó a él con una sonrisa burlona, seguido de otros chicos que reían en silencio.

—¿Cómo va todo, Jungkook?—Dijo, con un tono falso de amabilidad.—¿Sigues esperando que te salga lo alfa?

Jungkook mantuvo la vista en el suelo, deseando que pasaran de largo. Pero, como de costumbre, el grupo solo se rió y lo empujó ligeramente, lo suficiente para incomodarlo.

—¿Qué pasa? ¿No piensas decir nada?—Insistió Jinwoo, dándole una palmada en la espalda que hizo eco en el pasillo.

Desde una esquina, Taehyung observaba la escena en silencio, su mirada fija en Jungkook. A diferencia de los demás, él no veía debilidad en la tranquilidad de Jungkook, sino una fuerza silenciosa. Su instinto de omega, siempre en sintonía con los sentimientos de otros, le decía que detrás de esos ojos oscuros y serios había algo especial.

Al notar que Jungkook se alejaba rápidamente después del incidente, Taehyung decidió seguirlo, manteniendo cierta distancia para no parecer intrusivo. Lo observó salir al patio trasero, donde el alfa solía refugiarse cuando buscaba un momento de paz. Taehyung se quedó de pie a unos metros, sin saber si debía acercarse. Su corazón latía con fuerza, recordándole esa extraña conexión que había sentido tiempo atrás, cuando sus instintos le revelaron que Jungkook y él estaban destinados.

"Tal vez deberías decirle algo, darle una señal", pensó Taehyung, pero la duda lo detenía cada vez. "¿Y si él no siente lo mismo? ¿Y si piensa que solo quiero burlarme como los demás?"

Mientras Taehyung estaba sumido en sus pensamientos, un amigo se acercó por detrás y lo sacó de su ensimismamiento.

—¿Oye, Taehyung, qué haces aquí solo?—Le preguntó Seokjin, arqueando una ceja al notar la dirección de su mirada—.¿Acaso estás mirando a alguien?

Taehyung apartó rápidamente la vista de Jungkook, tratando de disimular el rubor en su rostro.

—No... solo estaba... pensando.—Respondió, mirando al suelo.

Seokjin sonrió, divertido, pero antes de que pudiera decir algo más, Taehyung suspiró y confesó:

—¿Qué harías si descubrieras que alguien que apenas conoces... es tu destinado?

Seokjin levantó una ceja, sorprendido. "¿Su destinado?". Enseguida, su mirada se suavizó, comprendiendo la seriedad en los ojos de Taehyung.

—Creo que... no dejaría pasar la oportunidad, ¿No?—Respondió Seokjin en voz baja.—No todos los días el destino te muestra algo así.

Taehyung asintió, con el corazón en un torbellino. Sin embargo, antes de que pudiera reunir el valor para acercarse a Jungkook, la campana de la escuela resonó, y con ello la esperanza de sincerar sus sentimientos hacia el alfa desaparecieron, sin saber que sería la última oportunidad de verlo antes de recibir la noticia de que Jungkook estaría por retomar sus estudios en el extranjero y, con tanta distancia de por medio, no habría un nuevo momento para volverse a ver. 

Why Don't We Go There | KVDonde viven las historias. Descúbrelo ahora