Florencia.
Cuando lo tuve frente a mi, tan cerca de mi, sentía que no podía más e inevitablemente mis ojos se colocaron en sus labios. Algo me delato.
Al levantar la vista me encontré con sus ojos cafés y aunque siempre solían estar oscuros, esta vez tenían un brillo especial.
Lo sentía tan cerca de mi, pero a la vez tan lejos. ¿Cuando cortaría la distancia?
Hazlo tú.
Creo que por un momento me perdí en sus ojos, solo podía fijarme en ellos, hasta que me percaté que la distancia entre los dos era menos. Y así me tomo de sorpresa cuando sus labios quedaron sobre los míos.
Debo admitirlo, al principio me costó agarrarle el ritmo, pero una vez que lo hice, le agradecí mentalmente.
Levante mi mano acercándome a su mejilla, necesitaba sentirlo más cerca y supuse que quería lo mismo, una vez que sentí su mano en mi cintura acercándome más a él.
Tengo que admitirlo, las mariposas se había. vuelto locas.
Nunca me había imaginado de esta manera con el Vicente, bueno puede que a principio de año no, pero este último tiempo si se venía a mi mente, cómo sería un beso de él o tan solo tenerlo más cerca. Y supongo que supero cualquier expectativa que tenia, sentir esa cercanía de el, sus labios sobre los míos, no eran lo mismo que imaginé alguna vez. Era diferente y estaba despertando una parte de mi, que jamás había sentido.
Sentía mil nervios, pero a la vez, una tranquilidad que nadie me había dado.
Hasta que nos tuvimos que separar.
Maldita distancia.
Sentía mis mejillas arden y el nerviosismo a mil, pero también las ganas de volver a darle un beso.
—Flo... si te molesto, lo siento, debí preguntar... —lo interrumpí.
—Oye no, tranquilo —le sonreí—. La verdad todo lo contrario, era lo único que quería.
Tenía que decirlo de una vez.
—¿Entonces...
Y esta vez tampoco lo dejé terminar, porque ahora fui yo quien tomó la iniciativa y me acerqué a él, volviendo a juntar nuestros labios. Pero a diferencia del otro, era más intenso, con más deseo.
Su agarre en la cintura se hizo más fuerte, mientras que mi mano seguía acariciando suavemente su cara.
Juro que podría quedarme así toda la vida, pero sabemos que nada es eterno y debí haberlo recordado sabiendo que estábamos en la casa.
El sonido del ventanal abrirse hizo que ambos pegáramos un salto, no podía ver quien estaba detrás de mi, pero tampoco quería hacerlo. Solo rezaba porque no fuera el Nico o mi papá.
La mirada del Vicente estaba sobre mi hombro y después volvió a mi, dándome a entender que girara.
—Chucha —escuché decir detrás de mi y me tranquilicé cuando escuché la voz de mi amiga—. No sabía que estaban acá.
Me giré rápidamente y me encontré con mi amiga, y su cara de impactada.
—Marti...
—Mejor... los dejo solo —ni siquiera me dejo decir algo más, porque salió rápidamente, cerrando el ventanal.
Quede un momento mirando por donde se había ido.

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Me gusta un ahueonao
Romance[CHILENSIS] La Florencia odia al Vicente, quien es el mejor amigo de su mellizo. Se conocieron en kínder y desde ahí el ha sido unido al hermano de la Flo, al igual que desde ese entonces busca con que molestarla. ¿Que pasará si comienzan a confun...