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Alya Cesaire

Cuando Nino regreso al Instituto me sentí feliz, pero esa felicidad desapareció tan rápido como apareció cuando no me volteo a ver en ningún momento.

Así es como siguió durante un mes, cuando iba a mí casa día que Adrien no había aparecido en las clases, por lo que no me llevó a mi casa, ya que sí, posiblemente no estuviéramos bien, pero aún así se mantenía atento con llevarme al instituto y a casa, todos los días sin falta, hasta hoy.

Me había avisado en la mañana que no pasaría por mí, debido a que se encontraba enfermo.

Por lo que al salir del Instituto, decidí que era momento para devolverle las atenciones que él nos había brindado tanto a mi bebé como a mí.

Fui a una farmacia y compré medicamento para él y me dirigí en bus hasta el departamento en donde se quedaba a veces y supe que se se encontraría, debido a que el día anterior dijo que se quedaría ahí.

Y como tenía una llave de su departamento abrí, sin hacer ningún ruido, ya que quería darle una linda sorpresa. Al entrar pude ver en el sofá una cartera negra y unos tacones negros, junto también un abrigo negro y la camiseta de Adrien.

Un nudo se formó en mi estómago como en mi garganta. ¿Me estaba engañando en maldito infeliz?

Tomé aire una vez, lo solté, respire y solté el aire un par de veces más, hasta que me di el valor suficiente de cerrar la puerta de la entrada y me dirigí a su dormitorio. En el pasillo encontré una camisa blanca manga larga de mujer y un sostén negro, el nudo se hacía cada vez más grande, así como me dificultaba respirar.

Abrí la puerta de su dormitorio lentamente, mientras me preparaba mentalmente para lo que fuera a encontrar dentro.

Pero un jadeo tanto de sorpresa y decepción de mí, como un gemido alto de placer de la chica debajo de Adrien y un gruñido de parte de él llenaron la habitación.

Él se encontraba sobre ella, mientras las manos de la chica estaban en la espalda de Adrien, quien había dejado marcas en la misma, mientras en la habitación estaban esparcidos el pantalón de Adrien, así como la falda y bragas de quién se encontraba bajo el dueño de dicho dormitorio.

—¡Adrien ! ¿¡Qué es lo que estás haciendo!? —no pude evitar soltar con cierta decepción y molestia.

Adrien se levantó inmediatamente y salió del interior de la chica, quien se cubrió con las sábanas de la cama, mientras él se encontraba expuesto buscando con la mirada su boxer, la chica me miró a mí y luego volteó a ver a Adrien con el ceño levemente fruncido así como sus labios.

Mientras se ponía el boxer que había dejado tirado a un lado. Se acercaba hacía mí, retrocedí inmediatamente no queriendo que me tocará.

—¿Qué hace la novia de tu amigo aquí, mi amor? —preguntó ella.

La secretaria de la doctora a la que asistía. La reconocí al escuchar su voz, su rostro me había parecido conocido y ahora que escuchaba su voz, sabía el porque.

—¿Qué es lo que haces aquí, Alya? —me preguntó sin responder la pregunta antes hecha por la mujer que tenía debajo de él.

—¡No te me acerques! ¡Te traía unos medicamentos ya que dijiste que estabas enfermo y ahora veo que tan enfermo estabas! —respondí sin más, mientras lágrimas salían de mis ojos.

—Alya, enserio lo siento, yo... —se jaló del cabello desordenandolo aún más.

—¡Eres un maldito, Agreste! ¡Un infeliz! —grite sin pensar mientras salía de la habitación, sin poder soportarlo más.

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⏰ Última actualización: Nov 11 ⏰

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Por una traición [Ninette]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora