¿No tan nuevo?

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Nunca pensé que lo de subir a la planta 8 fuese tan...literal. Mantenimiento de ascensores. Justo como aquel maldito día 17 meses atrás. 

Al menos disfruto un rato de la amena compañía de Jorge, que debe sentir mis nervios, porque no deja de bromear sobre cuestiones varias, tratando de relajar el ambiente.  Está claro que me conoce bien. Jorge es, por decirlo de algún modo, lo más parecido a un amigo que tengo en el edificio, sin querer menospreciar mi amistad con Maite. Los tres entramos juntos a trabajar en la planta 2. La verdad que echo mucho de menos esos momentos previos a mi traslado a la planta baja. 

Mi respiración jadeante evidencia lo difícil que me resulta la subida. Cada escalón se me hace un mundo. Jorge es plenamente consciente y no pierde la oportunidad para hacer de las suyas. Con una sonrisa traviesa, se inclina hacia mí y me susurra:

—¿Ves? Si hubieses seguido mi plan de entrenamiento, ahora estaríamos subiendo estos escalones como si nada.—Pongo los ojos en blanco.

—¿Tu plan de entrenamiento que consiste en subir al segundo piso para tomar café cinco veces al día?.—Varios transeúntes, condenados como nosotros a utilizar las escaleras, se giran ante el tono elevado que utilizo. En particular, un chico de rizos, que pasará los 30 años, se me queda mirando. Jorge me da un golpecito en el hombro.

—Mi plan de entrenamiento que incluía actividades alternativas a hacer cardio con ese cabrón.—Siento que el color me sube a las mejillas directamente. —¿Qué? Todos os vieron iros juntos. Parecíais muy...

—Por favor, bajad la voz, que os va a escuchar.—Paco resulta tan ansioso como siempre. Jorge mira a Paco con la misma cara de asombro que yo. —No me digáis que no sabéis quién es este tío.

—Alba lo sabe un poco mejor que nosotros.—Resoplo. Maldigo de nuevo al tequila. Paco, como siempre, pasa de la broma de Jorge, y se excusa en que tiene mucho trabajo para subir las escaleras de dos en dos. Sospecho que Jorge podría seguirle el ritmo si quisiera, pero prefiere ir a mi lado. Por suerte, no para atormentarme, sino para comentar lo raro que es Paco. Desde luego que es lo que se podría decir un tío excéntrico. Si yo soy reservada, él...

La planta 8 se muestra deslumbrante ante mis ojos. El día parece más claro desde esa altura. Nada que ver con la lúgubre planta baja. A pesar de la belleza de las vistas que ofrecen las ventanas, no puedo evitar sentir una punzada de ansiedad. Respira, Alba. Cálmate. Trabajar en la misma planta que David y trabajar juntos son dos cosas bien distintas.

Alguien me informa de que debo presentarme ante la secretaria, pero Isabel aparece de la nada, impecable en su traje de chaqueta gris. Me comunica que mi futuro jefe desea verme, pero que tendrá que ser más tarde, ya que acaba de salir y no cree que vuelva pronto. 

—Bueno, ya que no hay más que hacer, tendremos que hacer cardio tú y yo ¿eh?—El enojo sube a mis mejillas, y le doy un pequeño empujoncito.—Anda tonta, recoge tus cosas.—Jorge avanza, descarado, a una velocidad que casi no me da tiempo a alcanzarlo.—Tenemos que empezar con el entrenamiento. 5 veces al día. Máquina de café. ¿Recuerdas? Maite ya nos espera allí. 


No te enamores de tu jefeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora