Amor en línea [Love#3] ✔️

♡Capítulo 50♡

"Te va a destruir de la manera más bella y cuando se vaya entenderás porque los huracanes tienen nombre de personas."

-Mario Benedetti.

CAPÍTULO 50
♥︎Más lejos que nunca♥︎

Tres meses después...

No dejé de pensar en vos, me gustaría decírtelo. Me gustaría escribirte que te extraño y lo pienso. Pero no te busco. Ni siquiera te escribo. No sé cómo estás y extraño saberlo.

¿Tenés planes?

¿Te reíste hoy?

¿Qué soñaste?

¿Sales?

Si la respuesta es sí, ¿a dónde vas?

¿Tenés sueños

¿Comiste?

Me gustaría poder encontrarte pero no tengo la fuerza y tú tampoco. Entonces nos quedamos esperando en vano y pensamos en ello. Y recuérdame y recuerda que pienso en ti, que no lo sabes, pero te vivo todos los días, que escribo sobre ti.

Y recuerda que buscar y pensar son dos cosas diferentes. Y yo te pienso, pero no te busco...

El aire de la cafetería está cargado con el aroma del café recién hecho y los murmullos de conversaciones. Estoy sentada frente a Nahir y Alex, mi té sin tocar. Ellos comparten un muffin de arándanos, sus manos rozándose cada tanto como si el contacto fuera un reflejo automático.

—¿Y cómo estás? —pregunta Nahir, con esa mirada que me atraviesa, directa y preocupada.

Sus palabras cuelgan en el aire unos segundos. Quiero esquivarlas, pero acá estoy, y ellos saben. Saben todo.

—Estoy bien, creo —digo, pero mi voz suena débil incluso para mis propios oídos. Miro a Alex, quien asiente como si pudiera entenderme con solo ese gesto. Él siempre fue el más silencioso de los dos, pero sus ojos hablan.

—¿Segura? —insiste Nahir, inclinándose hacia mí. Su tono no tiene pizca de juicio, solo calidez.

Respiro hondo. —Es que no fue una pelea, ni algo que él haya hecho mal... Simplemente dejó de sentirse como antes. Antes no me molestaba esperar sus mensajes, contar las horas para nuestras videollamadas. Pero ahora... ya no es suficiente. Es como si la distancia se hubiera convertido en una tercera persona entre nosotros.

Nahir asiente lentamente, dejando que sus dedos jueguen con la servilleta. Alex toma un sorbo de su café y se aclara la garganta.

—Eso no significa que no lo quisieras —dice Alex con suavidad, como si estuviera diciendo algo obvio pero importante.