Bienvenida a Boston

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- Cariño, estas segura de que quieres estudiar aquí? tan lejos de nosotros.

Aparto la cabeza de la ventanilla del coche para responder a esa pregunta por decima vez en el día.

- Mamá ya hemos hablado de esto, quiero estudiar en esta universidad además es bueno que me acostumbre a estar sin vosotros para cuando me mude a mi propia casa.

- También puedes quedarte a vivir con nosotros para siempre.

Una sonrisa se me dibuja en la cara ante esa insinuación tan absurda, la quiero mucho y todo eso, al final es mi madre, pero a veces solo cuando se lo propone puede llegar a ser muy pesadita con un tema, bueno he salido a ella que puedo decir.

- Mamá...

-Vale vale, ya me callo, lo siento.

no respondo y tan solo vuelvo a apoyar la cabeza en la ventanilla del copiloto y mirar por la ventana hasta que veo la residencia de la universidad a lo lejos. Espero a que mi madre aparque el coche, no salgo y ella tampoco. nos quedamos en silencio, uno muy incomodo.

-Te quiero hija, pásatelo muy bien, llámame y no hagas tonterías. 

no digo nada simplemente me desabrocho el cinturón de seguridad y la abrazo con todas mis fuerzas. puede que me desagrade la idea de estudiar cerca de casa porque quiero mi espacio personal, nuevos amigos y amigas y ver lo que significa vivir una vida sin ellas, pero las quiero mas que a nadie en el mundo.

-Yo también te quiero, demasiado mamá.

Después del abrazo abro la puerta y saco mis dos maletas del maletero del coche. comienzo  a andar hacia la puerta de la residencia universitaria. Mis primeros pasos hacia mi futuro.

Reprimo una sonrisa al imaginar todas las historias divertidas que les contaré a mis nietos sobre mi vida en la universidad. llevo desde los trece años viendo películas, leyendo libros y escribiendo sobre los adolescentes en la universidad, las fiestas universitarias y el amor verdadero y los buenos amigos que encuentras aquí.

Solo deseo pasármelo bien y sacar buenas notas claro...

abro las puertas de la residencia y camino como puedo hasta la recepcionista.

-Hola- digo con una sonrisa soñadora a la chica que aparenta unos dos años mas mayor que yo.

ella aparta los ojos del móvil y me mira sin demasiado entusiasmo.

-Hola, que quieres.

-Emm...yo he reservado una habitación compartida en la residencia ¿podrías decirme cual es?

-¿Como te llamas?

-Ava Williams.

Ella teclea unas cuantas cosas muy rápido en el ordenador  con sus largas uñas mientras masca un chicle que por su olor puedo decir que es de fresa.

-Habitación 201 y la compartes con Diana Spencer- abre un cajón a su lado y rebusca entre las cosas para sacar una llave  que supongo que es la mía.

La chica suspira y me sonríe falsamente.

- No puedes invitar a chicos, ni tomar alcohol en el centro, si no te gusta tu  compañera tienes que mandar una queja justificada a la que nadie va a prestar atención y no puedes retrasarte mas de tres semanas en el pago de el alquiler de la habitación, gracias y adiós.

frunzo el ceño y le dedico una sonrisa torcida.

-¿Te obligan a decir eso?

-¿Tengo pinta de decirlo porque quiero?

-No mucha.

-Menos mal.

 Agarro la llave, voy al ascensor pero veo le papelito de libreta en las puertas donde pone "No funciona" y me entran una especie de ganas de volver a casa pero ya no me queda de otra que subir las escaleras gigantes  hasta el  séptimo piso.

Después de maldecir a toda mi existencia mientras subía las escaleras llego a la puerta de mi nueva habitación, me quito el sudor de la frente y me arreglo un poco el pelo antes de abrir.


el arte de quererteDonde viven las historias. Descúbrelo ahora