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Historia creada el 11 de Octubre del 2019
La pastelería "Bewitching" era bastante popular en todas las épocas del año, pero la más especial era otoño. Solía tener un brillo mágico y su dueño parecía mucho más alegre e ingenioso en sus creaciones para la celebración de Halloween.
Su creación más exquisita eran sus populares pastelitos de calabaza, disponibles únicamente en el mes de octubre. Además del delicioso sabor, cada pastelito tenía algún tipo de hechizo, ya sea para tener más confianza, amor, salud o prosperidad.
Jimin, el pequeño y delicado brujito dueño de la tienda también hacía pedidos especiales y personalizados para cada uno de sus clientes. Ese año, le había llegado una petición hechizante poco común.
La magia para enamoramiento era una de las que menos le gustaban, él amaba el amor y por lo tanto, creía que lo que estaba destinado a ser no necesitaba ningún hechizo, aunque pensó, una ayudadita no le hacía daño a nadie.
Ese día por la noche cuando horneaba los pastelitos de calabaza para el treinta y uno de octubre, separó ocho pastelillos, los decoró, agradeció a la luna creciente y dijo las palabras que le darían el toque mágico extra que necesitaban.
ㅡ"Que el amor deseado, sea tuyo como lo has anhelado. Y que la felicidad sea posible hasta la eternidad"
Sonrió emocionado y los colocó al lado de los demás pastelitos horneados y decorados. Le hacía feliz pensar que tal vez estaba ayudando a que se creará una bonita historia de amor. Sin embargo, se quedaría con esa duda hasta el día siguiente, cuando hablara con el dueño de tan extraño pedido.
Conocía a cada uno de sus clientes, solía hablar con ellos e incluso hacerles regalos en ocasiones especiales o cuando se encontraban convalecientes. Pero la petición hechizante de enamoramiento había llegado de manera anónima al buzón de la tienda donde solo escribía el pedido y colocaba como firma: "JJK"
Le pareció demasiado extraño, pero se imaginó que su cliente no había tenido tiempo de entregar su pedido cuando la tienda se encontraba abierta.
Esa madrugada el pequeño brujito se fue a dormir con una revoloteante sensación en el pecho y con la agradable promesa de la única rosa roja que había florecido en su rosal esa misma tarde. Tenía el presentimiento de que algo maravilloso pasaría al día siguiente.
𔓕
La mañana del treinta y uno de octubre, cuando llegó a Bewitching, abrió las puertas de cristal y descargó de su pequeña carroza las charolas repletas con los adorables pastelitos de calabaza antes de colocarlos sobre el mostrador.
Con un movimiento de su delicada muñeca hizo que el reproductor pusiera música de la época, mientras acomodaba los pastelitos en el espacio perteneciente a su hechizo y sonrió feliz cuando el primer cliente ingresó a la tienda.
