El lugar correcto

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¡Hey, KORI's! Estoy viva, lamento haberlas abandonado, tengo muchas cosa que hacer y muy poco presupuesto, ya saben, siempre es el maldito dinero lo que mueve todo. Les dejo este regalito por esperarme tanto tiempo. Les ama... su Ángel. 

Ya no podía más. Su cuerpo le exigía detenerse pero no podía hacerlo, ni porque sus piernas le quemaban de dolor por todo el esfuerzo físico, no podía simplemente parar. Sentía con claridad como sus pulmones se llenaban al respirar una y otra vez exigiendo oxígeno suficiente, pero la verdad era que quería dejar de ahogarse en bocanadas, entre jadeo y jadeo que le hacían ver como un animal ansioso. Como deseaba que su corazón explotara de una maldita vez, que entre tantos latidos acelerados dejara de funcionar; tal vez eso le daría la libertad de descansar a su alma y su obeso cuerpo.

Porque no encontraba la manera de sentirse más ligero, no había rutina que lograra embellecerlo... solo críticas. Pero qué más podía esperar si la vida para una persona con sobre peso nunca era fácil en un lugar como Corea del Sur, cuya cultura se rige a base de estereotipos. Donde lo único que importan son los estándares, los crueles y tóxicos estándares.

Ya antes se había dado por vencido, con todos esos comentarios de parte de sus padres y de los que creía sus amigos, pero la gota que derramó el vaso fue la humillación que sufrió frente a todos en la escuela. Justo cuando decidió declarar su amor hacia Jungkook, uno de los chicos más populares del lugar. Pensó que no habría nada de malo en mandar una carta junto a unos chocolates por ser el catorce de febrero a su amor secreto. Lo peor de todo fue cuando Jungkook recibió el regalo gracias al "buzón del amor", el chico lo buscó con la mirada y, al encontrarlo, le gritó un "¡No, guácala! Además de gordo, gay", sumando a eso la acusación que gritó hizo que su corazón terminara por romperse. "¡Quiere que quede igual de marrano que él!"; y todos los presentes comenzaron a reírse, lo señalaban mientras le decían esos apodos hirientes que le fueron inventando. Los profesores en lugar de intervenir, siguieron las risas, nadie, pero nadie le había defendido.

Su rostro se puso rojo de la vergüenza y los apodos empeoraron, tuvo que salir corriendo de la escuela, ir a su casa, pero al entrar, su madre le había abordado. Lo que menos quería Jimin era hablar de lo sucedido, así que la ignoró, fue hacia el baño de la casa para tomar un par de cosas y salir de nueva cuenta sin rumbo concreto. No tenía la más mínima idea de cuánto corrió, solo sentía como su bofo y grasoso cuerpo rebotaba con el esfuerzo.

¿Por qué el amor tenía que doler? ¿Por qué debía de sufrir? ¿Qué le había hecho a las personas para que lo trataran de esa forma?

Se preguntaba mientras intentaba encontrar el mejor lugar para descansar, uno en el que nadie le molestara, en el que nadie le señalara, pero sobre todo en el que lo juzgaran por ser como es, por sus gustos. Ni siquiera se dio cuenta cuando llegó a la orilla de la playa. El olor a mar llenando sus pulmones y la brisa que generaban las olas sorprendentemente lo relajaron. Cayó de rodillas, sus manos soltaron los frascos de pastillas que había tomado de su casa, las observó y lloró amargamente mientras las abría y se las llevaba a la boca intentando imaginar que era una de esas hamburguesas de doble carne que amaba comer y se había abstenido con la ilusión de bajar de peso. Para desgracia de Jimin, nunca logró ver que la báscula marcara un número menor a los ochenta kilos, al contrario, aumentaba.

Las lágrimas se mezclaban con la brisa de mar en su rostro, el cielo se veía oscuro, muy probablemente habría una tormenta, pero no le interesó, estaba tan sumergido en la humillación que ya nada parecía importarle. El agotamiento por haber llorado, más el desgaste de su cuerpo al correr hicieron terminara derrumbado sobre la arena. Todavía pudo sentir como las olas llegaban hasta él y lo abrazaban. Se sentía cálido, como si unos verdaderos brazos lo rodearan, con un cuerpo transmitiéndole ese calor y unos labios besando su frente, así se sentía ser rodeado por el mar.

☆Antología YoonMin☆ ||BTS||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora