Aeris.
Presente.Miro la cicatriz irregular que atraviesa mi antebrazo izquierdo, aunque mi genética como Elemental actúa de forma eficaz al sanar mis heridas rápidamente y sin dejar rastro; el corte provocado por el cuchillo de Nadine aún se exhibe sobre mí piel. La fea marca plateada es un recordatorio permanente del juramento que he hecho y que me obliga a permanecer alejada de mis seres queridos por el resto de mi larga vida. Siento un pinchazo familiar en mi corazón pero parpadeo rápidamente para retener las lágrimas y bajo bruscamente la manga de mí blusa porque no es momento de ser débil.
Ya está todo preparado.
Hoy es el día.
Me doy la vuelta y me encuentro con la delicada figura de Cisne que me espera paciente a una prudente distancia. Usa su chaqueta plateada sobre la ropa de viaje que le confeccioné, un bolso cuelga de sus hombros conteniendo lo necesario: apenas dos cambios de ropa, una cantimplora con agua y comida. Las Elementales que forman fila junto a ella, lucen un aspecto similar y esperan obedientes a mis órdenes.
Me ahorro el discurso emotivo porque no hace falta, todos están más ansiosos por abandonar Lostland que por quedarse y los entiendo: el anhelo por regresar a mi verdadero hogar es algo con lo que he tenido que luchar todas estas lunas. Así que, emprendemos el viaje sin tanto protocolo. La formación en el vuelo se mantiene constante y me aseguro cada cinco minutos que todos me sigan.
A medida que nos alejamos de tierra firme, el oleaje bajo nuestros pies se vuelve más salvaje, el Sol desaparece y una nube gris se extiende de forma indefinida por el horizonte. El viento nos agita con brusquedad y cuando siento que la formación está a punto de romperse, nos envuelvo en una burbuja de aire. Avanzamos con seguridad a través de la tormenta mientras un dolor de cabeza comienza a martillearme la sien. No tengo la fuerza para parar la tempestad pero sí para calmarla, el precio es mí vitalidad y no opongo mucha resistencia al cederla.
Los tornados a los que tanto les teme Cisne aparecen de pronto en mi campo de visión, son enormes y tengo que hacer un gran esfuerzo para que no arrastren nuestra pequeña burbuja de aire. Me doy cuenta, de que la única manera de pasar entre ellos es deteniéndolos y aunque desconozco los límites de mis poderes y estoy tan débil, sé que es el momento de arriesgarme, aunque morir es una opción, decido que darles a los elementales de Lostland una ventana para pasar al otro lado es más importante.
No pienso en otra cosa, muevo los hilos que se manifiestan sobre la naturaleza. Mi nariz sangra y mi cabeza parece estar a punto de estallar, un grito desgarra mí garganta y a medida que cesa...
Yo me apago, todo se calma.
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Crónicas de una Elemental
FantasíaAeris era la Elemental más poderosa que había existido en un milenio, sabía que estaba destinada a triunfar al lado de la persona que amaba y nunca pensó que de un momento a otro su vida perfecta se desmoronaría. Pero a veces el futuro se tuerce y e...