A Fantasy World [Minsung] [En Pausa]

Capítulo II.

Soy muy torpe.

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—¿Qué pasó?, ¿Hermanito?–
Murmuró, audible para Jisung.

—Me tropecé, es todo hermanito– mintió.

—Eres torpe hermano— dijo en tono de burlesco.

Sonrió con melancolía ante la ocurrencia del más bajo —lo soy, soy muy torpe–

El pecho le dolía con lastimera, odiaba con su alma mentir tan cruelmente a su hermano.

Pero no había de otra.

[...]

—¿Le dijiste al director?– una voz femenina se oyó proveniente del marco de la puerta.

—Ese morado en tu piel, no parece acto de un tropezón– Susurró lo último para que el pequeño acompañante no escuchará.

—Soobin, mi amor– llamó, obteniendo la atención del más pequeño
—La cena está lista, ve a lavarte tú carita y tus manos para que comas– ordenó.

Y así fue que un pequeño cuerpo salía de aquella habitación dejando solos a los más grandes.

—¿Lo volvieron hacer?– dijo acercándose sigilosamente al cuerpo arrodillado de su hijo.

— Hijo, sabes que puedes contar conmigo si lo necesitas, soy tu madre– Aclaró.

—

Un sollozo ahogado se escucho por encima de su hombro.

—estoy cansado, mamá.—
—¿Por qué soy como soy?¿Por qué no soy como un adolescente normal?— Balbuceó.

—Mi niño, Cómo quisiera volver a lo que eras antes, un niño. Al que podía proteger con mis brazos; al niño que venía a mi cuando las tormentas resonaban en su habitación y venía llorando a cubrirte con las cobijas de mamá, Ese niño inocente.
Cómo quisiera hacerte chiquitito y meterte en una cajita de cristal y tenerte todo el tiempo a mi lado.— Lloró—Como me gustaría que tú papá estuviera aquí, el tenía el don de tranquilizarte, desde que el se fue tú ya no eres el dulce niño que reía por toda la casa.—Acunó el rostro del más bajo para mirarlo a la cara—Pero tú eres todo lo que necesitas, tu eres un gran chico, noble e inteligente.
Siempre tendrás a tu mamá aquí, siempre serás bienvenidos en mis brazos mi pequeño cachorro.—Habló, para dejar un cálido beso en la frente del menor. Quitando todo rastro de lágrima de él.

—Te amo, mi dulce cachorro.—
—Estoy tan orgullosa de ti y de lo que eres ahora, nunca lo dudes.—

Jisung con toda sus fuerzas se aferraba a los brazos de su madre, en ellos encontraba consolación. En sus sinceras palabras; no le gustaba para nada ser tan sensible, tan...¿Estúpido?  Le importaba una mierda, ahora mismo necesitaba que su madre lo abraze como cuando niño...

Mamá, perdóname por no ser fuerte. Pero estoy tan cansado
¿Me veo patético? pensó.

Jisung aveces sentía que podía con la carga de ser un adolescente con autismo, pero  sentía que en cualquier momento estallaría. Que no podía más. Su vida era tan asfixiante.

Tan patética.

Desde que el se fue de su lado ya no tenía con quien desahogarse, con quien contarle su día a día en aquella casita del árbol, lo extrañaba mucho..