Una Vision

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Arne Said capitán de la 5ª. Compañía tiene el mando del emplazamiento y reacondicionamiento de estaciones defensivas en el valle de Van Gogh. Se trata de una tarea importante pues supone un escalafón clave en la red defensiva de Nova Roma. Siendo este bastion el tercero de ocho que conforman el anillo defensivo comprende cuan importante es su trabajo. Sin embargo a él le parece un trabajo tedioso. Un trabajo propio de algún comandante del ejército imperial. Considera que el Centurión Kalas Julius le está dando una valiosa lección sobre las responsabilidades más allá del combate: el aprender a sentir orgullo en la planificación y desarrollo de proyectos para el bienestar y crecimiento de la población. Esencialmente ser un diligente a demás de un líder.

Arne Said lo comprende a la perfección una vez pacificados los mundos Neter. El sector se encuentra en un estado de paz y es el momento idóneo para el desarrollo de las colonias. Y quien mejor que los princeps el epítome de la evolución humana, seres con capacidades aumentadas que han guiado al imperio en las épocas de gran oscuridad.

Además es necesario que su corte demuestre que por sobre todas las cosas es leal al imperio el ser designados como encargados de dos de los principales mundos en el sector les brinda la oportunidad perfecta para convertirse en el motor económico de la franja exterior. De esa forma el imperio verá con valía como sus ángeles protectores de incorporan a la sociedad en tiempos de paz.

Arne Said era un idealista que cree que las cicatrices dejadas por la cruzada blanca pueden sanar siendo cuestión de tiempo para que la humanidad se recupere en su totalidad. Aunque en el fondo sabe que siempre existirá esa espina por saber quienes son realmente leales al imperio pues aquella mancha de traición que envolvió a la galaxia en siglos de una guerra sin sentido. Es algo que el imperio tardará mucho tiempo en superar.

Pronto llegará el día en que el sueño de la humanidad se vea cumplido. Pensó Arne.
—¿Por qué estás sonriendo?— pregunto el teniente Daemon quien se encuentra a su lado.

Arne mira a su teniente
—¿Estaba sonriendo?
—Estaba mirando a la pantalla de datos y sonriendo, mi capitán. Me preguntaba que tendría de divertido una lista de itinerarios de descarga y solicitudes de despegue.

—Muy poco— Admitió Arne

Al otro lado de los ventanales blindados. Las gigantescas máquinas de carga descargan toneladas de equipo y vehículos súper pesados sobre plataformas móviles que transportan el equipo a sus respectivos hangares.

El va y ven de las naves de carga aterrizando trae cierta inquietud en una región que hasta hace unas semanas trabajaba sus tierras en tranquilidad.

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