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El sol se filtraba a través de las cortinas, pero la luz no parecía tener el mismo poder de antes. La habitación de uno estaba vacía y fría, mientras que la de otro aún guardaba el eco de las palabras no dichas. Aunque el día había comenzado como cualquier otro, algo dentro de ellos había cambiado. Se sentían mal, pero era un mal necesario. El peso de la culpa, el arrepentimiento y la confusión ya no era soportable, y por primera vez, ambos sabían lo que tenían que hacer.

Minho, sentado en el borde de la cama, miró la ventana con los ojos perdidos en el horizonte. Se había pasado horas allí, dándose vuelta en su mente lo que había ocurrido, todo lo que había evitado enfrentar. No le gustaba pensar en lo que había perdido, pero sabía que quedarse atrapado en ese pensamiento no lo llevaría a ningún lado. Había llegado a una conclusión dolorosa: si no lo hacía ahora, nunca lo haría. Y no podía vivir con eso.

Hyunjin, por su parte, no podía quedarse quieto. Había estado caminando de un lado a otro en su pequeño departamento, como si su cuerpo tratara de escapar de la confusión que lo rodeaba. Había querido ignorar sus sentimientos, pero ya no podía. Había llegado al punto en el que la soledad y el vacío no le ofrecían más respuestas, solo más preguntas. Y esa misma soledad lo había empujado a entender lo que realmente sentía, lo que había intentado negar por tanto tiempo.

Ambos, por separado, se sentían igual. Vacíos, arrepentidos, pero con una resolución silenciosa: tenían que hablar. Tenían que enfrentar la situación, a pesar de que no sabían qué resultado obtendrían. No podían seguir evitando lo inevitable.

Era un paso difícil, tal vez el más difícil que habían dado en mucho tiempo. Pero sabían que no podían continuar con ese peso, con esos sentimientos atorados en el pecho, sin ser sinceros consigo mismos y con el otro.

Ambos pensaron en lo mismo mientras se dirigían a donde el otro estaba. “No puedo seguir sin hablar de esto.”

Ambos se encontraban sumidos en sus pensamientos, cada uno en su propio mundo de dudas y arrepentimientos, cuando, de repente, el sonido de una notificación rompió el silencio. Minho miró su teléfono con la pantalla iluminada, y vio que el mensaje provenía de Hyunjin.

< “¿Podemos hablar?”

Fue tan sencillo y directo, y sin embargo, las palabras parecían abarcar todo lo que había sido su relación hasta ese momento: las dudas, los silencios, las expectativas no cumplidas. Minho respiró hondo antes de responder, sus dedos vacilando sobre el teclado, sintiendo el peso de cada letra. ¿Qué podría decir? ¿Cómo podría poner en palabras lo que sentía después de todo lo que había pasado?

Finalmente, escribió.

<“Sí, necesito hablar contigo también.”

El mensaje fue corto, pero ambos sabían que significaba mucho más que unas simples palabras. Ambos sabían que algo estaba a punto de cambiar. La conversación que se acercaba no sería fácil, pero era lo único que quedaba por hacer. El tiempo había pasado, el arrepentimiento había marcado sus corazones, y ahora solo quedaba encontrar una manera de reconstruir lo que se había roto.

El teléfono de Minho vibró nuevamente.

<“Te espero donde siempre.”

Minho no tardó en guardar el teléfono. Tomó una respiración profunda antes de levantarse, sabiendo que las palabras que se intercambiarían esa tarde podrían ser las que finalmente les liberaran. No había más excusas, solo el deseo de resolver lo que ambos sabían que debía resolverse.

 No había más excusas, solo el deseo de resolver lo que ambos sabían que debía resolverse

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𝘈𝘮𝘢𝘳𝘢 𝘷𝘦𝘯𝘥𝘦𝘵𝘵𝘢 • HyunHoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora