Las vacaciones de Semana Santa se acercaban rápidamente, y la situación de Sarah empeoraba día a día. Parecía estar siempre al borde de un colapso, oscilando entre una energía frenética y un agotamiento abrumador. Sus cambios de humor constantes la hacían inestable, y la mayoría de sus compañeros la evitaban, incluso con temor. Harry, en particular, la miraba con un odio silencioso que ella sentía como un peso constante sobre sus hombros.
Eileen, por otro lado, seguía en su propio mundo, convencida de que Sarah tenía una relación con Neville, lo que la enfurecía aún más. Sin embargo, a Sarah ya no le importaba. De hecho, una parte de ella encontraba una retorcida satisfacción en ver a Eileen sufrir por sus propias ideas equivocadas. Pero detrás de esa indiferencia, Sarah estaba siendo consumida por su propia oscuridad.
Sus pensamientos giraban continuamente en torno a Lukas, su hermano muerto, y la herida que su pérdida había dejado en su corazón. La cercanía de las vacaciones solo empeoraba las cosas. Volver a casa era una idea aterradora para Sarah. Sabía que Michael probablemente aún mantenía el cadáver de Lukas en el salón, como un macabro recordatorio de lo que había sucedido. La idea de enfrentarse a eso la abrumaba, y con cada día que pasaba, los pensamientos suicidas se hacían más fuertes. La culpa y la tristeza la estaban sofocando, y sentía que ya no podía más con la presión.
El fracaso constante en conjurar un Patronus solo añadía a su angustia. Cada vez que intentaba evocar un momento feliz, la oscuridad en su mente la bloqueaba, incapaz de hacer surgir esa luz protectora. Aislada en su dolor, Sarah se hundía más y más, mientras el peso de su mundo la aplastaba, poco a poco.
El día de la partida había llegado. Algunos estudiantes no querían irse, aferrados a la seguridad de Hogwarts, mientras que otros parecían ansiar el inicio de las vacaciones. Sin embargo, entre todos, los más tranquilos eran aquellos que se quedaban, aunque cada situación era única.
Severus Snape estaba más que listo para ver a la mayoría de los estudiantes fuera de su vista. Por fin se libraría de ellos, al menos por un tiempo. Pero había una excepción: Sarah. En el fondo, deseaba que algo, cualquier cosa, la retuviera en el castillo. Sabía que ella no estaba bien y, aunque no lo admitiría en voz alta, se sentía responsable. Verla en ese estado le generaba un nudo en el estómago, una mezcla de culpa e impotencia por no haber sido capaz de ayudarla a tiempo. Quería verla feliz, aunque no tenía idea de cómo lograrlo.
La mañana transcurrió sin incidentes, pero Sarah no se presentó en ningún momento. Snape intentaba mantener la calma, diciéndose a sí mismo que quizás, por una vez, ella estaba durmiendo bien. Sin embargo, mientras pasaban las horas y los estudiantes se preparaban para partir, la ausencia de Sarah se hacía más notoria. Severus sabía que debía ir a buscarla, pero dudaba. Hogwarts era el único lugar donde ella podía estar segura, donde él podía tenerla bajo su cuidado, aunque fuese de manera distante.
Fue McGonagall quien finalmente lo convenció de actuar. Con pasos calculados, Snape se dirigió hacia la sala común de Slytherin, su mente nublada por una creciente inquietud. Al entrar, el lugar estaba casi vacío, salvo por Draco Malfoy, quien caminaba nervioso de un lado a otro. Al verlo, Draco corrió hacia su padrino con una expresión de ansiedad que no pudo ocultar. La preocupación en Snape se intensificó al instante.
—Draco —dijo Snape con voz grave—, ¿dónde está Sarah?
Draco no respondió de inmediato, su rostro pálido y tembloroso. Snape, sintiendo un peso frío en su pecho, lo tomó por los hombros y lo miró con una urgencia que rara vez mostraba.
—¿Dónde está? ¿Qué le ha pasado?
—Lleva dos días sin salir de su habitación... —balbuceó Draco—. Le he llamado muchas veces, pero no responde.
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Our Safe Place | Severus Snape
FanfictionEn un rincón sombrío del castillo de Hogwarts, Severus Snape descubre a una joven con un secreto que la une a él de maneras inexplicables. Con su vida marcada por misterios y sombras, Snape ve en ella un reflejo inquietante de su propio pasado, una...