Luego de la tensa situación, los dos Nikos comenzaron a discutir de manera infantil, como si no pudieran aceptar que ambos se parecían demasiado. Cada uno se aferraba a su propia identidad, como si fuera lo único que quedaba en medio de la confusión. Las palabras eran simples y llenas de reproches:
-¡No, yo soy el verdadero Niko! -exclamaba uno, cruzando los brazos con desdén.
-¡No, tú eres el falso! Yo soy el real -respondía el otro, igualmente convencido.
Ambos se miraban, buscando fallos en las palabras del otro, como si eso fuera lo que definiera quién estaba en lo correcto. Mientras tanto, Mariah observaba desde un costado, claramente asustada. No entendía qué estaba pasando, y el simple hecho de que los dos Nikos se pelearan de esa manera infantil la desconcertaba aún más.
Dentro de la casa, Crocro, que había permanecido dormido durante todo el alboroto, comenzó a despertar. Sus ojos se abrieron lentamente, y al incorporar su cuerpo, pudo escuchar el bullicio desde el exterior. Se levantó con dificultad, sintiendo una leve incomodidad en sus músculos. Al despertar, el caos fue evidente.
-¡¿Pero... qué demoni... NIKO, MARIAH!?-gritó Crocro, alarmado, temiendo que algo les hubiera pasado. Los gritos de Crocro lograron despertar de golpe a Crina. Crocro salió de la casa y vio el gran agujero que había causado la bestia; allí, afuera, estaban Niko y Mariah, muy cerca uno del otro.
-¿Qué hacen aquí afuera? ¡¿Qué pasó?!-gritó Crocro.
-Nada, nada... nada... vino un monstruo y atacó a todos, pero no...-respondieron Niko y Mariah al mismo tiempo, aún asustados.
-¿Eh?
-¿Qué pasa? ¿Crocro, eres tú?-dijo el cactus, asomándose detrás de ambos.
-Esa voz es...-murmuró Crocro.
El cactus se mostró y se alegró al ver al conejo, acercándose con entusiasmo. Con sus brazos llenos de espinas abrazó a Crocro, quien soltó un quejido de dolor al sentir cómo las espinas se clavaban en su piel. Niko y Mariah intentaron apartar al cactus de Crocro, pero este se aferraba con fuerza.
-¿Dónde estabas, Crocro? Me asusté mucho cuando ese monstruo fantasma me perseguía-dijo el cactus.
-Pero...-susurró Mariah.
-¿Qué?-exclamó Niko.
El cactus se apartó finalmente de Crocro, quien tenía lágrimas de dolor en el rostro. El cactus miró a Crocro, algo confundido y asustado al notar cómo lo había lastimado sin querer. Dio unos pasos hacia atrás, chocando suavemente con Mariah, quien lo miraba levantando la vista; su expresión mostraba una mezcla de incomodidad y temor al observar a aquella criatura.
El cactus miraba confundido a Mariah y a Crocro, pero la presencia del Niño Real también le incomodaba. Sin saber cómo reaccionar, se acurrucó en posición fetal y cayó al suelo como una bola. Los tres se quedaron mirándolo hasta que un grito se escuchó a lo lejos: era la voz de Crina, furiosa.
-¡¿QUÉ LE PASÓ A LA CASA?!
Crina salió del agujero, mirando desesperada a ambos lados, hasta que finalmente vio a los tres junto a la criatura cactus. Al verlo, Crina gritó de pánico, pensando que era un enemigo, y le apuntó con un arma desde lejos mientras Niko intentaba cubrir al cactus, temeroso.
-¡ALÉJATE DE ESA COSA, NIKO! SEGURO ES UN USUARIO DE TERBEWU QUE INTENTA ENGAÑARTE-gritó Crina.
-¡NO, NO, CRINA, NO ES LO QUE CREES!-respondió Niko, asustado.
-Crina, baja el arma y déjalos que nos expliquen-dijo Crocro, tratando de calmarla.
...
Después de cinco minutos de explicaciones, Niko y Mariah le contaron a Crina lo que había pasado: cómo entraron al almacén y, por accidente, el cactus fue rociado con unos químicos, lo que lo transformó en una criatura monstruosa. Sin embargo, al consumir los fragmentos de piedra, el cactus se convirtió en una versión de Niko, formada por un cuerpo de planta.
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Cross Odyssey parte 2: Hijo de Hombre
Художественная прозаen el Año de 1970, Luego de los acontecimientos de la parte 1, Un niño de 11 años, Niko Cruz, quien a perdido la memoria, Tendrá de Vivir Una nueva odisea Junto a sus amigos, siendo perseguidos nuevamente por el encapuchado y Con nuevas Habilidades...