xii. daughter of the dragon

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★ capítulo doce ★
HIJA DEL DRAGÓN

★ capítulo doce ★HIJA DEL DRAGÓN

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—Eres una tonta. ¿Lo sabes? —las palabras de Daemon cayeron pesadas en el aire, llenas de reproche y exasperación.

Gael, empapada hasta los huesos, mantuvo la mirada baja, los ojos fijos en las lujosas alfombras, ahora manchadas por el barro y la lluvia que goteaba de sus botas. Su camisa se le pegaba al cuerpo de manera incómoda, y estaba tan húmeda que el hedor de su dragón parecía haberse impregnado en su piel. Durante lo que parecieron eternos diez minutos, Daemon la había mirado en completo silencio, hasta que por fin decidió hablar, solo para insultarla.

Gael no recordaba mucho de su tío, pero había en él una extraña familiaridad que la hacía sentir un lazo especial. Fue Daemon quien la llevó a volar por primera vez y quien le regaló su primera espada; esos eran prácticamente los únicos recuerdos que tenía con él, pero los atesoraba más de lo que era prudente. Su tío era, en su mente, un héroe salvaje e indomable, alguien por quien sentía una afinidad peligrosa, aunque no quisiera admitirlo.

—¿Por qué estás aquí? —Daemon finalmente rompió el silencio, suspirando con resignación.

Gael se balanceó sobre sus pies, sus manos jugueteando nerviosamente con el final de su trenza mientras levantaba la cabeza para mirarlo. Para su alivio, él no parecía enojado en realidad.

—Me escapé —dijo simplemente.

Daemon alzó una ceja.

—¿Y…? ¿Crees que yo te voy a esconder de mi hermano?

Gael dudó, pero al final respondió con desfachatez:

—¿Sí?

Daemon soltó un largo suspiro, como si de repente todo el peso del mundo le cayera encima.

—¿Qué hiciste? —preguntó, con una chispa de interés en sus ojos.

—¿Por qué asumes que yo hice algo? —Gael lo miró con aparente inocencia.

—Porque no soy tan tonto como tú. Vamos, habla.

Gael miró hacia la ventana; el viento y la lluvia no habían cesado desde que llegó, y por un instante, las gotas golpeando el vidrio llenaron el silencio. Finalmente, con un toque de fastidio en su voz, habló:

—Fui a un burdel.

Daemon soltó una carcajada, una risa grave y poderosa que resonó en la habitación, arrancándole una sonrisa a su sobrina.

—¡Bien por ti! ¿Te descubrieron?

—Sí —admitió Gael, encogiéndose de hombros y sintiendo que podía hablar libremente—. Y querían casarme… con el hermano de mi madre. Y también puede que haya mutilado a un Guardia Real.

Daemon rió aún más fuerte al escuchar lo último y, acercándose a ella con paso lento, la observó detenidamente. Gael, por primera vez, notó el sutil parecido entre ambos.

betrayal of the crown | house of the dragonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora