Guerrero Silencioso

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Luego de que la guerra acabase, paso exactamente un año completo. No había una posibilidad sincera de poder retornar a mi familia. El hecho de que los "aliados" y los soviéticos se estén "repartiendo" mi nación no era precisamente un aliciente a mi retorno y que, mi historia se conozca también lo hacía complicado.

Se sabía que yo era un benefactor para judíos, no se mencionó precisamente quienes eran esos judíos e incluso, se supo que a Hans y a Erik los asesine yo. Quizás, para una parte de la sociedad de Alemania pase a ser visto como un tipo de bien, sin embargo, para otra gran parte, simplemente pase a ser escoria.

Aquello, dificulto poder tener un regreso a mi hogar... quería ir a ver a mi madre, a mi hermano e incluso, en menor medida quería ver a mi cuñada. Sin embargo, por mi parte, tampoco es que no tuviera nada bueno aquí.

Había recuperado mi antigua apariencia, mi fuerza era similar a la antigua y si bien, mi cuerpo a veces dolía... debía admitir que no era para tanto. Mi capacidad de oxigenar mi sistema dependía de ese único pulmón sano y si bien mi limite físico ahora era menor, no me impedía trabajar junto a Hanabi o a veces, Hinata que se sumaba a nosotros. Por otra parte, quizás, mi cabello estaba por demás largo cosa que me molestaba ligeramente. No tengo cabello muy rebelde... sin embargo, al ya tener una aglomeración de pelo muy pronunciada, no encuentro forma de acomodar tal cosa - ¿Qué te corte el cabello? – Hinata me miro curiosa mientras Boruto estaba sobre mí. Nuestro hijo ya se podía hasta sentar sobre su trasero y jugar mientras con mi mano mientras se entretenía con juguetes para él.

- Bueno... he pensado que estoy desalineado – divertido le sonreí girando un poco mi rostro hacia ella.

- bueno... eso puede ser – divertida me abrazo recargando su cuerpo sobre el mío. Era cierto, ya para estas alturas... no era un enclenque, podía soportar su cuerpo, el de Hanabi cuando saltaba a abrazarme o incluso, cuando Hanabi me pregunto acerca de "defensa" personal, podía soportar golpes en mi cuerpo sin resentir mayor dolor al normal - ¿te quieres poner lindo para alguien en especial? – ella me sonrió divertida y yo me carcajee.

- ¿Para quién más que tú? – ella se carcajeo sin dejar de abrazarme y luego deposito un suave beso en mi mejilla.

- ¿nunca dejas de sumar puntos verdad? – no respondí aquello, sin embargo, me sonreí divertido por lo que dijo. Mi hijo había agarrado mi mano con sus dos manitos y aparentemente estaba probando su fuerza con mis dedos dado que intentaba vencer la fuerza que mis propios dedos ponían delante de sus manos - ¿y que tienes en mente?

- no lo sé – levanté mis hombros sin dar una respuesta clara – quería al menos, tener el cabello corto a los lados – ella asintió al oírme y luego de mover un poco mi cabello frente al espejo de nuestro cuarto, la vi tomar una decisión.

- ¿me dejas decidir? – asentí con confianza por lo que, tomando esa máquina de cortar cabello manual, las tijeras y el peine, ella comenzó a quitar cabello de mi cabeza. La sensación de sus manos, el corte de mi pelo, la repentina sensación de frescura que comenzó a correr por detrás de mis orejas... sus pequeñas caricias sobre esas cicatrices propias de la operación o la gran cicatriz que descubrió ella al tiempo sobre el lateral izquierdo de mi cabeza producto de una esquirla de metal que voló rozándome... todo me hacía cerrar mis ojos mientras ella hacía lo propio. Era divertido pensar en que, probablemente, un centímetro más a la izquierda y la probabilidad de haber muerto por aquello... hubiese sido del cien por ciento, o peor, también ese fragmento que perforo mi pulmón, se pudo haber incrustado en mi corazón y entonces, nuevamente, la probabilidad de morir, seria del cien por ciento - ¿Qué te parece? – abrí mis ojos mirándome al espejo. En el reflejo, volví a ver a ese muchacho previo a su desembarco en el frente oriental... su cabello largo por encima, sin embargo, su corte al ras a los lados – te conocí con este aspecto – ella acaricio con suavidad parte de mi hombro – y... a pesar de que pensaba en... proteger a mi hermana de ti porque no sabía que eras... debo admitir, que... siempre fuiste... lindo – ella murmuro casi culpable ante mi - ¿tu... que pensabas... de mí? – mire un momento a Boruto que ahora se había echado sobre mi pecho estando de espaldas a mí, mientras jugaba con su gran oso de peluche.

Alma de Hierro (NaruHina Fanfic)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora