el arte de quererte

compañera de habitación.

Abro la puerta de la habitación para encontrarme con una chica con un vestido blanco muy bonito haciéndose fotos en el espejo del armario.

-Hola- digo con algo de timidez por el temor de estar molestándola.

-shhhhhh, calla, no te muevas.

Aprieto los labios en una fina línea algo incomoda, pero igualmente me quedo en la puerta esperando hasta que su majestad me deje entrar a mi propia habitación.

- Vale, ya he terminado- dice sin siquiera dirigirme la mirada y retocándose el pelo

Asiento con la cabeza un tanto rígida y me acerco a mi cama para dejar las dos maletas a un lado y tirarme en la cama, siento toda mi espalda crujir, suspiro y me siento en la cama para encontrarme a la misma chica que me dio permiso para pasar a mi propia habitación mirarme... mal.

- ¿Cómo te llamas?

-Ava ¿y tu?

- Diana.

- Bonito nombre.

La veo sonreír satisfactoriamente y agarrar las llaves de su cama y luego dirigirse hacia mi.

- Vamos a hacer una cosa ¿vale?- no espera ni a que responda para seguir con su gran sonrisa cotorra en la cara- cuando yo ponga esta pulsera en el mango de la puerta- dice señalando una goma roja de pelo que tiene en la muñeca- tu no puedes entrar porque tengo invitado especial...ya sabes.

¿No era que no se podían traer a chicos a la residencia?

Decido no preguntarse-lo porque obviamente no le importan un carajo las normas ni a ella ni a casi ninguna de la residencia.

 -¿Pero yo donde me quedare entonces?

- No lo se Ana búscate la vida.

-Me llamo Ava no Ana y ¿esa norma también se aplica a mi?

Ella suspira burlona.

- Si consigues encontrar a alguien, sí, supongo que sí

Siento un pinchazo en el pecho ante su insinuación de que nadie querría acostarse conmigo. no me sentía tan fea como para pensar eso de mi pero a lo mejor era cierto. Ella no espera ni un segundo mas y abre la puerta de la habitación.

-A, por cierto hoy a las siete hasta mañana a las 8 tienes que estar fuera de esta habitación

-per- cierra la puerta antes de que siquiera termine la palabra.

Me levanto lentamente de la cama para ir a verme al espejo. Mi pelo es oscuro, ondulado y largo y mis ojos eran lo mismo muy oscuros y grandes. mi piel blanca y mi pequeño y delgado cuerpo tampoco me ayudaban. Llevo desde los quince midiendo 1,60 y ahora tengo dieciocho.

Ignoro cualquier comentario negativo hacia mi cuerpo y garro mi móvil y me pongo mi lista de canciones favorita de Harry Styles.

Me siento en la alfombra del suelo y abro las maletas enfrente del armario para ir organizando la ropa como puedo, también saco mi portátil para dejarlo en la mesita de enfrente de mi cama. Después de una hora y media organizando toda la habitación agarro el móvil para parar la música y mirar la hora. Las 6:30.

Bueno tampoco tengo algo que hacer dentro de estas cuatro paredes.

Agarro una chaqueta, las llaves y mi móvil para ya salir de la habitación.