Bachira; Byron Bay - 17:17p.m., viernes
Creo que las cosas han surgido tal y como debieron, el destino impulsa y arroja, te lleva y trae a lugares por "accidente", quizá algún descuido también.
Soy fiel creyente que el hilo rojo solo te impulsa a tu destino y ahora eres tú quien decide sostener fuerte ese lazo o solo dejarlo correr un poco más.
En mi caso, me aferré tanto a una semana en la playa, y la deseé con tantas fuerzas que ahora vivía un sueño. Era real. Conocerlo fue real. Amarlo en azul y amarillo, como el cielo y el sol sobre el océano que ahora compartíamos, era real.
Recuerdo con fuerza las ganas de ir a abrazarlo cuando cruzó el marco de la puerta del museo en mi ciudad natal, como el viendo fresco corría y su mirada buscando la mía. Y cuando esos ojos azules me miraron, hubo una explosión.
Ya no fue como la primera vez que me enlisté con un bate de béisbol por si decidían ir a vender mi cuerpo a la Deep Web, no, era mágico, como si un extraño tipo de arma laser atravesara mi alma. Estaba feliz, demasiado.
Podría decir incluso que me picaban las patas de estar ahí paradote, que sentí la necesidad de correr y decirle lo mucho que lo extrañé esos meses.
Con ese besó lo supe también yo, era mutuo, era mi maldito destino quedarme a su lado.
Más que una casualidad, se sintió como destino.
Al finalizar mi exposición, mi obra fue comprada a un buen precio para haber sido la primera vez que conseguí entrar a alguna exposición.
Termine mi carrera, pero decidí no quedarme con ella y solo tenerla de respaldo por si el arte iba en picada, pero por mientras, que el mundo se vaya al infierno, tenía cumplido uno de mis sueños. Vivir de mi arte.
Conseguí un lugar en un museo pequeño, y me contrataron para dar clases a niños jóvenes.
Gracias a Jesucristo que me guio hasta acá, me habían hecho lugar en un sitio que ni más ni menos era Byron Bay. Sí, estaría en el mismo sitio que mi ahora noviecito hermoso, precioso, bello, Isagi.
Los meses pasaron en segundos, y mírenme, ahora daba clases a niños que recién empezaron a brillar en el arte, así como en algún momento mi mamá lo hizo conmigo. Me apoya desde lejos, lo sé.
En estos meses pude conocer más a fondo donde había crecido Isagi, y, de hecho, conocí a sus padres una tarde, que, sin duda, fue de o mejor: Eran tan dulces y te recibían con un amor, sin duda había sacado todita su dulzura. En lo que actitud respecta, eran 3 gotitas de agua.
Fui oficializado frente ellos, cositas, Isagi no me ocultó como moto robada, así que tenemos el permiso de sus papis de vivir juntos.
Hoy era un día común como todo el resto, ya saben, común pero diferente.
ESTÁS LEYENDO
𝐂𝐑𝐎𝐒𝐒𝐄𝐃 𝐂𝐀𝐑𝐃𝐒; ★
Fanfictie-☆ Como acto simbólico, Bachira decide deshacerse de todas las cosas que le traían recuerdos de uno sus ex-casi algo, así que empaca todo y lo envía por correo. Solo que por la ira, no anota bien la dirección y su paquete termina muy lejos de don...