Axel
Cada paso que doy resuena como un golpe en mi pecho. Emma está en mis brazos, y aunque trato de mantener la calma, no puedo evitar sentir que el peso de la situación nos está aplastando. La casa está en caos, las luces parpadean y el sonido de los disparos retumban en cada rincón. La adrenalina me recorre, pero mi única prioridad es Emma. Nada más importa.
Saska va adelante, abriendo el camino, y mis ojos están fijos en el jardín. Estoy corriendo, pero las piernas no parecen moverse tan rápido como quiero. El aire pesado y húmedo parece detenerme, y siento que cada segundo cuenta. Siento la presión de las balas zumbando cerca, y aún con la pistola en la mano, no puedo dejar de pensar en Emma, en cómo la estoy protegiendo, y si lo haré bien.
De repente, como si el tiempo se detuviera, el jardín se llena de sombras. Un grupo de hombres armados aparece ante nosotros, cortándonos la salida. El miedo que Emma debe estar sintiendo en este momento me atormenta, pero no puedo flaquear. La tengo que sacar de aquí, sin importar lo que pase.
Saska grita, sus palabras están llenas de furia, pero sé que no es suficiente. Necesitamos un plan, y lo necesitamos rápido.
–¡Aléjate de ella! –grita Saska, señalando a los atacantes con furia.
Apenas se escucha el sonido de su voz cuando, sin pensarlo, mi cuerpo reacciona. No tengo tiempo para pensar, solo para actuar. Pongo a Emma contra mi pecho, como un escudo, y saco la pistola con rapidez. Disparo al aire, haciendo que los hombres retrocedan por un momento, pero no será suficiente.
–Emma, quédate quieta. –Susurro, apenas audible, mientras la mantengo pegada a mí, protegida, sin darle espacio para que pueda moverse de más.
Saska dispara hacia un hombre que se acerca demasiado, derribándolo con precisión. Yo también apunto y hago lo mismo. La batalla está aquí, y la violencia no se detendrá hasta que logremos escapar.
De repente, alguien se acerca demasiado rápido y veo que Emma, aterrada, comienza a moverse de forma errática en mis brazos. Los disparos no cesan, y aunque intento seguir avanzando, no puedo dejar de mirar a los enemigos que se acercan. Mi mente está acelerada, calculando lo siguiente, buscando la mejor forma de proteger a Emma sin que la situación empeore.
–¡No! –exclamo, mientras intento agarrarla más fuerte. Ella parece perdida en la confusión, pero yo no puedo permitir que se asuste más. –¡Saska, abre el camino!
Saska se mueve rápidamente, no deteniéndose ni un segundo. Avanzo detrás de él, pero el peligro sigue acechando. Los hombres siguen disparando, y un disparo pasa tan cerca de mi rostro que siento la vibración en el aire. La intensidad del momento me hace apretar a Emma más fuerte, buscando que se sienta segura, aunque yo también estoy tenso. Mi cuerpo está lleno de ansiedad y cada segundo que pasa siento que la presión aumenta.
Finalmente, logro encontrar un hueco entre los atacantes, una franja de oportunidad que me permite avanzar hacia la salida. Cada paso es crucial, pero el peligro sigue estando allí. Las sombras de los enemigos se acercan, y ya no estamos a salvo.
De repente, un hombre se interpone en nuestro camino, apuntándonos con su arma. No tengo tiempo para pensar ni para frenar. Con una rapidez que me sorprende a mí mismo, avanzo, utilizando el cuerpo de Emma para cubrirme. El tiempo se congela cuando siento el roce de la bala, pero no me detengo. Siento el calor de la pólvora en el aire, y sin pensar, apunto y derribo a nuestro atacante en el acto.
–¡Saska, sigue! –grito, apenas con voz, mientras siento el peso de Emma aún en mis brazos. Cada movimiento se vuelve más pesado, más intenso, pero no puedo dejar que nada me detenga.
Saska ya está delante, y le sigo de cerca, sin mirar atrás. Finalmente, la salida del jardín está ante nosotros, y aunque el miedo y la adrenalina me consumen, siento que la oportunidad de escapar está aquí. Nos dirigimos hacia el coche, y todo parece más cerca de lo que imaginaba. Pero cuando el vehículo está a la vista, sé que el peligro sigue ahí, acechando.
–Emma, estamos bien, solo quédate tranquila –susurro, mirando su rostro por un momento, intentando tranquilizarla.
Emma está temblando, sus ojos aún llenos de miedo, pero asiente con la cabeza. El camino no ha terminado, pero esta es nuestra oportunidad. Nos metemos rápidamente en el coche, y la puerta se cierra de golpe. El sonido de los disparos y las voces lejanas nos acompañan, pero estamos fuera de peligro por ahora.
–Vamos, no tenemos tiempo que perder. –Le digo a Saska, con la respiración entrecortada. El futuro es incierto, pero con Emma en mis brazos, sé que haré lo que sea necesario para mantenerla a salvo.
El motor arranca, y en ese momento, sé que las sombras que nos persiguen están más cerca que nunca. Pero ya no estamos solos. Ya no hay vuelta atrás.
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Hola!!!
Los días de actualización serán viernes y sabado.
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Mafia con sabor a café
RomanceDonde ella entró ha su mundo de mafia y ellos a su mundo de café