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-Sayori...estás fresquito- dije mientras pegaba mi mejilla, hacía calor, un calor insoportable

-Tn, yo estoy bien, tú estas ardiendo- dijo mientras apoyaba su mano en mi frente y me quitaba el pelo de la cara -será mejor que te quedes en casa-

-Noo...hice el poema...- me queje -ya que había hecho algo me hubiera gustado enseñártelo además...no quiero que te quedes sola en el club...ni en el colegio...-

Ella suspiro -no puedes ir al colegio en ese estado pero si te hace ilusión leerme tú poema adelante-

Aclaré un poco la voz mientras lo recitaba -en mi infancia tuve el chocolate más dulce en mis galletas pero mientras crecía cada vez se sentía más amarga, llegó un punto en donde mi galleta al igual que mi vida se había vuelto negro con aquel sabor amargo, ya no los quería, ni las galletas ni mi vida pero gracias a ti ahora las chispas son más dulces, quiero galletas-

Ella se río un poco -no me esperaba que se pudiera hacer un poema tan...emotiva con galletas, es bastante original y si realmente te he hecho aunque sea un poco más feliz con mis galletas no tengas en duda que los seguiré haciendo eso me recuerda al primer poema que hice en el club donde puse que quería desayunar-

-Galletas!-

-Solo si vas a ser una buena chica y descansas-

-Ow- hice un ligero puchero mientras que ella me cubría con la manta y me ponía na compresa fría en mi frente -por mi culpa llegaras tarde?- pregunte con algo de preocupación

-Si lo hago habrá sido por una buena causa y te digo yo que si valió la pena- me dio un beso en la frente -descansa- y se fue al colegio mientras yo volvía cerrar mis ojos

Cuando me desperté tome mi teléfono para revisar la hora, a esta hora ya debería que haber llegado...mire a fuera de la ventana y pensé que tal vez estaría en su casa, no me moleste en cambiarme de ropa no estaba de humor además que su casa no quedaba lejos de la mía me puse unos zapatos y en pijama toque el timbre de su puerta

Su mamá me abrió la puerta y me dejo pasar estaba confundida de por qué estaba así, no lo culpo, no todos los días se ve a un adolescente en pijama y con fiebre en el portal de su casa

Subí a la habitación de Sayori abrí la puerta gentilmente y...

Me la encontré en una esquina llorando, me acerque rápidamente para saber que le ocurría ella me confesó lo que había pasado, su amigo de la infancia parecía que se había olvidado de ella, pasaba más tiempo con las otras chicas y le hacía sentir reemplazable, ni siquiera le esperaba ya para ir a clases y también se había negado en acompañarla a casa a pesar de ser vecinos

Apreté mi mandíbula del enfado que tenía con él, a pesar que soy comprensiva y puedo entender de que no es su obligación estar con ella, esperarla cuando ya lleva 2 días yendo conmigo y que también puede tener otros planes, no quita el hecho que me hierva la sangre, lo entiendo pero ver a alguien que amo llorar por alguien me pone enferma (más de lo que ya estoy)

-Sayori, sabes que es lo que hay que hacer en estos casos?-

-Qué?- preguntó mientras se secaba las lágrimas

-Castrarlo-

-Eh?-

-Es tan poco hombre que ni se merece su pene, tranquilo no hará mucha diferencia seguro que le mide 2 cm como mucho- le dije con una sonrisa intentando quitarme la rabia que le traía sin parecer endemoniada

Ella me dio un codazo -no digas eso es mi amigo...- dijo en un tono melancólico

-Sayori, eres idiota- ella abrió la boca con asombro ante aquello -qué hizo él para que lo consideres un amigo? "Esperarte" para ir juntos al colegio, ni siquiera se molesta en ir a tu casa a pesar de vivir literalmente en frente de ella y cuando se impacienta se va caminando sin ti, él no te merece, cuantas cosas de lo que tú harías por él él lo haría por ti? Ni siquiera es capaz de acompañarte a tu casa a pesar de ser vecinos por querer quedarse unos miseros minutos más con las demás chicas, se que es duro pero él no te quiere o mínimo no de la misma manera que tú le quieres a él, tienes que dejar de pensar que la gente cambiará y no tienes que hacer cambiarlos si no buscar a aquellos que realmente te quieran no que tengan que aprender a quererte-

-...-

Silencio, ella se quedo mirando al suelo mientras que la habitación estaba inundando por un silencio sepulcral

-Ahora como depresiva y conocedora del sufrimiento remángate los brazos-

Ella me obedeció sin rechistar, no había nada, suspiré aliviada

-Por qué pensaste en eso? A caso...tú lo haces?-

Allí fue cuando me di cuenta que la cague

2 depresivas en terapiaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora