8. Una noche coloreada

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La fiesta de graduación llegó más rápido de lo que esperaba, y con ella, una mezcla de emociones. Debo confesar que al inicio no tenía intenciones de ir a dicha fiesta, no estabas junto a mi, dejaba de ser una noche importante y especial, sin embargo me convenciste. Y supe que aunque ya no estábamos juntos, esa noche sería especial de alguna manera. Había algo en el aire, una sensación de cierre y nuevos comienzos, y no podía evitar sentir una chispa de esperanza.

Cuando llegué al salón, te vi al otro lado de la pista de baile. Estabas rodeado de algunos amigos, riendo y disfrutando del momento en espera del brillo de la noche. Mi corazón latió más rápido al verte, y por un instante, todos los recuerdos de nuestro tiempo juntos inundaron mi mente. Decidí que, aunque ya no éramos pareja, quería compartir al menos un momento contigo esa noche. Quería tener aunque fuera un segundo a tu lado, cuando me recibiste, ví en tus ojos el brillo de los girasoles de Van Gogh, supe que amarte siempre será mi mejor decisión.

La gente comenzó a llegar y la música comenzó a sonar, al pasar de la noche, una canción de amor llenó el aire. Sin pensarlo dos veces, me acerqué a ti y te pedí que bailaras conmigo. Para mi sorpresa, aceptaste con una sonrisa. Mientras bailábamos, sentí que el tiempo se detenía. Era como si estuviéramos en nuestro propio mundo, rodeados de colores y luces, como en una pintura de Van Gogh. Era como entrar en una pintura diferente con cada paso, diversos colores y emociones, diferentes historias inundaban el aire. Ahí supe que siempre serías la pintura que más amaría del museo, mi pintura favorita.

Debo confesar que tú mamá fue mi cómplice, ella me animo a brillar a tu lado, a tener algo de color aunque fuera por esa noche. Bailamos y cantamos juntos, dejándonos llevar por la música y los recuerdos. Cada movimiento, cada nota, parecía acercarnos más, recordándonos lo que habíamos compartido. Van Gogh decía que "no hay nada más artístico que amar verdaderamente a alguien" y en ese momento, sentí cada emoción con una intensidad que nunca antes había experimentado, yo era arte, tu eras arte, nosotros... Éramos arte, eramos la pintura más bella del lugar.

Aunque el ambiente era perfecto y la conexión entre nosotros era palpable, ninguno de los dos se atrevió a dar el siguiente paso. No hubo besos ni gestos que reflejaran nuestro amor en vivo, pero en nuestros corazones, sabíamos que ese momento era especial. Era un recordatorio de lo que habíamos tenido y de lo que aún podría ser.

La noche continuó, y aunque eventualmente nos separamos para estar con nuestros amigos, cada baile a tu lado quedó grabado en mi memoria como uno de los momentos más mágicos de mi vida. Van Gogh tambien dijo una vez "Me siento tan bien a tu lado, tan bien, que podría morir así". Y aunque nuestra relación había cambiado, la esencia de nuestro amor seguía viva en ese baile, en esa primera canción, en esa noche.

Cada canción susurrada en mi oído, era un pincelada en mi corazón, poco a poco la pintura iba recibiendo más color, jugabas con las texturas, cambias de pinceles, combinabas trazos rápidos y lentos... Todo era perfecto. Estar contigo lo hacía perfecto. Van Gogh dijo que "a veces la noche está más viva y coloreada que el día" no comprendí eso, hasta que ví como me pintabas, como la noche brillaba...

Tan bonito como los cielos de Van Gogh Donde viven las historias. Descúbrelo ahora