15

203 69 2
                                    

Dedicado a PerladanielaCortezhe

[1/2]

---

Se encontraba dentro de un cristal lleno de agua, podía ver a todos a su alrededor. Observó a un chico castaño, vestido con una bata de doctor, acercarse y sacarlo con cuidado.

—Descuida, pequeño, te ayudaré. —dijo la voz amable. —Soy Park Jimin.

Podía sentir cómo lo curaba lentamente, y cada vez que lo hacía, el chico le regalaba una cálida sonrisa.

—Eres un buen púlpito. —le dijo sonriendo.

Los días pasaban lentamente, y cada vez que despertaba en el laboratorio, veía a Jimin cuidando de él. Lo alimentaba, le hablaba y, con el tiempo, el pequeño púlpito comenzó a reconocer sus palabras y gestos. Incluso, llegó a esperar ansiosamente cada visita, emocionado por la sonrisa de su cuidador.

—¿Sabes? Eres especial. —le dijo Jimin un día, acariciando suavemente el cristal de su nuevo hogar.

Sus ojos brillaban con una mezcla de ternura y algo más, algo que el púlpito aún no podía comprender del todo.

Con el tiempo, Jimin le enseñó a hacer pequeños trucos, recompensándolo con sonrisas y caricias cada vez que aprendía algo nuevo. Era su manera de comunicarse, y ambos parecían entenderse sin necesidad de palabras.

Hasta que un día, Jimin llegó al laboratorio con una expresión diferente, un tanto preocupada.

—Pequeño... pronto tendrás que regresar al océano. —dijo, con un dejo de tristeza en su voz.

El pulpito seguía observando a Jimin con sus grandes ojos, tratando de comprender por qué debía irse. No podía imaginar su vida sin esas caricias gentiles, sin las palabras cálidas de Jimin que le hacían sentir protegido. Pero algo en la mirada del joven doctor le decía que esto no era un adiós definitivo, sino un paso necesario.

Jimin lo sacó cuidadosamente del cristal y lo colocó en una pequeña pecera portátil, que llevaría hasta la costa. El trayecto fue silencioso; el púlpito, algo inquieto, no apartaba su mirada de Jimin, quien trataba de mantenerse sonriente para darle confianza.

Al llegar a la orilla, el sonido de las olas y el olor del mar lo envolvieron de inmediato. Jimin se arrodilló junto a la orilla, sosteniendo la pecera en sus manos.

—Aquí es donde perteneces. —murmuró Jimin, mirándolo con cariño. —Has sido muy valiente, y ahora es tiempo de que descubras el océano.

Con un suspiro y una última sonrisa, Jimin sumergió la pecera en el agua, permitiendo que el púlpito nadara libremente. Al principio, el pequeño dudó, mirando hacia atrás, donde Jimin permanecía de pie en la orilla, saludándolo con una mezcla de tristeza y orgullo.

Sin embargo, al ver que Jimin asentía en señal de confianza, el púlpito nadó, explorando tímidamente las aguas profundas. A cada instante, giraba hacia la superficie para asegurarse de que Jimin seguía allí, observándolo.

Finalmente, después de lo que parecieron horas, el púlpito comprendió que, aunque Jimin ya no estaría a su lado, llevaría su bondad y cuidado en su corazón. Y mientras se adentraba en el vasto océano, no pudo evitar sentir que algún día, de alguna forma, volverían a encontrarse.

The Sea Creature [Y.M] [PRÓXIMAMENTE]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora