CAPITULO XII

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– Fue interesante hablar contigo Chan-il.

– Opino lo mismo, quién pensaría que tuviéramos tanto en común.– le dio una gran sonrisa.

No, no es verdad.

– Espero que nos volvamos a encontrar otra vez, ¿O eso sería demasiado?– dijo apenado

– Está bien no te preocupes, dale un saludo a Cirrus de mi parte, nos vemos.

Los dos chicos se despidieron y respectivamente cada quien se dirigió a su destino. Mientras Skylar caminaba directo a su casa, no pudo evitar soltar una risita.

– Ese bastardo, fue muy fácil engañarlo. Ya que es amigo cercano de Cirrus puedo sacar información útil a través de el, y el sera mi blanco perfecto.

Si Cirrus no quiere venir yo tendré que ir hacia el.
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El timbre comenzó a sonar, indicando que era hora de salir a desayunar, todos salían de sus salones corriendo para que pudieran alcanzar algo de comer en la cafetería.

Un peliplata fue la excepción, no salió de su salón, ni siquiera se inmutó cuando sin querer alguien lo paso a golpear, sus hermosos ojos bicolor carecían de ese brillo especial, eran como ver dos focos fundirse en la oscuridad.

– ¡Cirrus!– la voz calmada pero preocupada de su amigo lo hizo volver en si.– ¿Estás bien?, te noto algo distraído.

– ¡Oh! Eso... No es nada, solo pensaba en... – no sabía que decir, ni siquiera le salían las palabras, su cabeza era un lío. – ¡Los exámenes!, ¡Eso es! Ya casi se acercan, me preguntaba si serán algo difíciles.– contesto nervioso.

– ¿Los exámenes?, de que te preocupas si siempre sacas las mejores calificaciones

– últimamente me distraigo mucho... Me preocupa – bajo su mirada triste al frío y liso piso blanco resbaladizo, aparentaba estar bien pero no era así, en cada momento siempre volvían fragmentos de la pelea con su padre. Llevo una mano a su mejilla, inmediatamente sintió una punzada.

– Cirrus... Tu... Ah, no es nada– dio un leve suspiro cerrando sus ojos que parecían el mismísimo sol.– Cambiando de tema hoy vi al chico de la biblioteca, el que te confundió, me sorprendió encontrarme con el, pensé que iba a ser un total chiflado, pero es más amable de lo que pensaba.

El de cabellos platas se sorprendió a tales palabras dichas por su amigo, había estado tan distraído y fuera de si mismo que lo había olvidado por completo, no había ido más a la biblioteca, no se había reunido más con el, no había escuchado las quejas por parte de su amigo repitiendo una y otra vez lo molesto que era estudiar. Cuando pensó en todo eso hizo que una parte de le lo extrañara. Skylar, a su parecer era un chico extraño, desalineado y totalmente libre, hacia y decía lo que pensaba, todo lo opuesto a el, eso era algo que envidiaba. Cerro los ojos volviendo a la realidad.

– ¿A si?, que gran coincidencia.– fingió desinterés.

– lo mismo pensé, es un chico agradable, quedamos en reunirnos nuevamente otro día.– sonrió. – Mira, me dio su número de teléfono.– el de cabellos naranjas puso enfrente la pantalla de su celular, mostrando que en efecto tenía el número de Skylar guardado.

Cirrus se molestó un poco, el no solía ser de esas personas que se molesten con facilidad, pero extrañamente se sentía ofendido, y no era un berrinche, era porque el tenía más tiempo conociendo a Skylar, pero no tenía su número telefónico, en cambio Chan-il, solo basto un día para conocerlo, y que se ganará su confianza a tal punto de intercambiar números.
Sabía que no lo necesitaba, no quería volverse más cercano a el, pronto dejarían de verse y todos los momentos quedarían como cosas del pasado, ahí moriría toda su amistad, el lo sabía perfectamente, no tenía porque dejarse afectar por nada.

Pero también sabía que una parte de el, aunque lo negara quería seguir siendo parte de los recuerdos del chico con cabellos igual a los de un grano de café, tenía a su amigo pero no era igual.

– Me alegra que se allán echo cercanos. – le dio una falsa sonrisa.– tengo que ir al baño, regreso en un minuto.

– Cirrus... – hablo en pelinaranja, su voz sono triste, miro a los ojos de Cirrus con esa preocupación reflejada en su rostro. – ¿Estás bien?

El salón quedó en un silencio que pareció interminable, el peliplata no sabía que decir, quería contarle la verdad y dejar de mentir, quería desahogarse con alguien, sentía que con el pasar de los días algo iba quebrandose dentro de el, pero no quería decir nada, prefería ser cruel. Sonrió con tristeza.

– Si, ¿Por qué preguntas?

– últimamente te noto extraño, además de que... – llevo su mirada a la mejilla de Cirrus, en donde se podía ver todavía un pequeño moretón cubriéndole su delicado y perfecto rostro. – Haz estado desanimado estos días, sin mencionar que ya no vas a estudiar a la biblioteca que frecuentabas antes, si tienes algun problema, por muy pequeño que sea, no dudes en hablar conmigo, ¿Si?

– No te preocupes por mi. – sonrió.– Estoy un poco estresado, eso es todo, no hay más que decir. Ahora sí me disculpas. – salió a paso veloz del enorme salón, estaba cansado y asfixiado de si mismo, no entendía porque se preocupaba por el, tenía muchos amigos, era alguien sumamente social y amigable, en cambio el, no era nadie, solo era un chico inútil, que no sabía cómo entablar un círculo social, sin mencionar que poco a poco se se iba muriendo, eso lo hacía ver aún más detestable. Se odiaba.

Entro a uno de los pequeños cubículos y cerro la puerta con seguro, todo a su alrededor empezó a dar vueltas, sus piernas le empezaron a fallar y calló al piso agitado, cerro los ojos intentando pensar en nada más, sin embargo fue inútil, no tenía ni le quedaba nada, los temblores no tardaron en hacerse presentes, se abrazo a si mismo con la intención de aliviar sus pesares. Innumerables voces empezaron a resonar en su cabeza.

<< Te hubieras llevado a Cirrus en su lugar >>

<< Ella jamás volverá >>

<< Ella será tu nueva madrastra >>

<< ¿Por qué intentas avergonzarme enfrente de otros? >>

<< Te espero en la sala de literatura >>

<< De seguro no es su mamá verdadera >>

Golpeó su cabeza en un intento de detener todas esas voces que lo sofocaban día con día, sin embargo fue imposible detenerlas, se apoderaban de el con mayor frecuencia, incluso llegaba a tener pesadillas seguidamente haciendole imposible poder dormir por las noches

– Mamá... – murmuraba.– ¿Por qué me tuviste? Hubiera sido mejor que me abortaras, tal vez fui yo el que te mato, si yo no hubiera nacido tal vez seguirías viva, sonriendo como siempre lo hacías, si no hubiera nacido papá jamas llevaría a otras mujeres a casa.– su voz se empezó a quebrar. – ¿Cómo puedo vivir cuando ni siquiera se para que vivo?

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Después de una larga pausa regrese, espero se encuentren bien, dejo este capítulo por acá y me voy lentamente. Disfrútenlo. Trataré de actualizar más seguido.

Pd. Por cierto, ¿Ya se leyeron el capítulo nuevo? Todo la lloracion valió la pena, mis papis se reconciliaron 😭👊🏻
El sufrimiento de LITC ya terminó pero aquí todavía está empezando.

Ya hablé mucho, bay ☁️

DARK CLOUD - SKYLAR AND CIRRUS (EN LA NUBE)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora