La tienda de antigüedades

Estamos en vivo

—Voy a estar bien, no se preocupen por mí. Ya les dije que estoy camino a la zona de camping, voy a estar bien. Solo haré unas cuantas tomas, unas selfies y estaré de vuelta para la cena —decía una joven por teléfono mientras manejaba muy temprano por la carretera 12, acompañada de una maleta llena de cosas para camping y una caja de donas a medio terminar como copiloto.

—Solo no te alejes de la zona establecida. Recuerda que es temporada de lluvias, no queremos que te enfermes o tendremos que aplazar el viaje a las cuevas de los Ángeles —respondió una voz masculina de una persona de mediana edad.

—No pasa nada, traigo todo el equipo por cualquier situación que se presente... Es solo que... quería hacer esto sola, alejarme un poco de todo. Aún estoy intentando asimilar lo que pasó con Dante...

La voz del otro lado de la línea suspiró con fuerza.

—Lo entiendo, pero no puedes dejar que eso te afecte todo el tiempo.

Los ojos de la joven, de nombre Perla, se cristalizaron por un momento.

—Sí, lo sé, lo intento, solo déjame tomar un respiro.

El trabajo de influencer ha dado un salto kilométrico; mucha gente desea trabajar creando contenido. Al inicio, contar chistes o hacer caras al ritmo de una canción funcionaba, criticar o recomendar una película con el mínimo conocimiento sobre el tema. Era algo muy atrayente, y de estos pioneros solo un puñado continúa con el mismo tipo de contenido, con mínimas modificaciones.

En otros casos, la falta de talento, conocimiento y a veces carisma, obligó a muchos a modificar el contenido para mantener a sus seguidores. Algunos pasaron de criticar cine con buenos argumentos a ponerse una máscara y hacer bromas en la calle. Otros fingían regalar objetos muy caros o dinero en efectivo. Perla Ventura empezó en el mundo de los influencers haciendo ejercicio en casa y dando tips del mundo fitness, casi obligada por la pandemia que nos mantuvo encerrados dos años. Una vez que se pudo salir a las calles con más normalidad, dio un giro a su contenido y, aprovechando su nombre, se convirtió en "Perlaventura". Al principio fue criticada por el ahora desaparecido Johnny Aventura, quien haciendo un podcast sobre casas embrujadas desapareció misteriosamente.

Con el tiempo, fue ganando más seguidores, ya que ahora se le veía haciendo trails, montañismo y actividades de este tipo. Está de más decir que en realidad tenía todo preparado; visitaba los lugares con amigos que tenían mayor conocimiento en supervivencia, aunque tampoco eran profesionales. Al final de cada recorrido mostrado a sus seguidores, dejaba en algún lugar un sticker redondo con un French Poodle con mochila, como si fuera un perrito aventurero, que decía: "Una Perra Aventura."

Cuando mostraba ante las cámaras que comería un gusano, este estaba preparado con antelación; lo escupía al primer corte, siempre quejándose con su staff que sería la última vez que haría eso. Para Perlaventura, todo parecía marchar viento en popa: la cantidad de seguidores era enorme y los donativos le ayudaban a pagar las cuentas. Pero, como se dice, la fama tiene muchas puertas de salida y una al fondo que dice "Locura". Es decisión de cada uno saber cuándo elegir una de las puertas que diga "Salida" y no llegar al fondo del pasillo donde solo queda la opción que dice "Locura".

La carretera se separaba un poco más adelante con dos letreros: uno decía "Zona de camping 5 km a la derecha" y el otro "Zona de montañas 10 km izquierda".

Creo que no hace falta que les diga a qué lado giró Perla...

Después de algunos minutos, la influencer detuvo su coche y, recargada en el cofre del auto, respiró profundo y exhaló con mucha fuerza.

—Libertad... por fin.

Encendió un cigarrillo y mientras disfrutaba las bocanadas de humo, sacó su mochila de camping del maletero, un armatoste con protecciones tubulares, casi del tamaño de Perla. De aquel ataúd de tela y fierros, sacó de una de las tantas bolsas frontales un selfie stick, lo preparó, conectó su teléfono y encendió la cámara. Casi de inmediato, su rostro cambió de uno de cansancio a uno de mucha alegría y energía.