𝐈𝐈. 𝐇otel Room.

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——— 𝟬2. ❛ HOTEL ROOM
Donde Max no se puede separar de Rio y ambos pasan la noche juntos.
¿Inocentemente?

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𝐇𝐎𝐓𝐄𝐋 by Montell Fish

El silencio inundo el coche, las mejillas de Rio estaban cubiertas de un tono rosáceo, el cual solo salía cuando Max le generaba demasiadas mariposas en el estomago, aun que... ya no eran mariposas. En esos momentos sentía dragones, brotando fuego de su boca, en su estomago.

— ¿El gato te ha comido la lengua, Richards? — Preguntó Max, después de esos minutos de silencio, la castaña podía observar el hotel, quedaban dos minutos para llegar.

Rio relamió sus labios, un tic nervioso. Tic nervioso que el neerlandés noto. Tic nervioso que a alguien lo había colocado nervioso.

«¿Como alguien se podía ver tan bien con un tic nervioso?» Fue lo único que paso por la mente de Max Verstappen.

El silencio de Rio lo mataba, quería escucharla, necesitaba escucharla, amaba el sonido de su voz.

— No. — Fue la única respuesta que obtuvo por parte de Rio.

— ¿Te gustan mis manos, Rio? — Preguntó, sonaba tan confiado, como si supiera la respuesta y en el fondo si la sabía.

— ¿Por qué? ¿Quieres que me gusten tus manos? — Touchée.

El rubio era ahora el que no podía responder, sus mejillas estaban totalmente sonrojadas, ambos se encontraban igual de nerviosos.

Rio sintió el aire al fin entrar a su pulmones cuando vio el hotel, Max estaba tomando por la entrada pero se desvío hacia los estacionamientos.

Otra vez el aire se esfumó de sus pulmones.

— Me podía bajar en la entrada. — Murmuró mientras observaba la ventana, la luz del estacionamiento delataba sus mejillas sonrojadas.

— Yo también voy a bajar.

Rio intento respirar, intentando disminuir su acaloramiento, no podía hacerlo, pero debía. Tampoco iba a resistir la caminata con Max Verstappen hasta la entrada o peor, en el ascensor ¿Y si él se sube con ella al ascensor? No lo aguantaría, moriría al instante.

El rubio estaciono el coche, abrió solamente su puerta, Rio intento abrir la suya pero fue en vano, hasta que vio lo que intentaba hacer este.
Max se acercaba a su puerta.

Carajo, por qué tenía que ser tan caballeroso.

Las mejillas de Rio volvieron a tonarse rojas, la primera excusa que se le vino por si él preguntaba era decir que era rubor. No preguntaría nada más.

Max abrió la puerta de Rio, le ofreció su mano. Esta la tomo para levantarse del asiento, el rubio cerro la puerta y la tomo de la mano para caminar hacia la entrada. Rio contaba cada paso que daban tomados de las manos. Uno, dos, diez. Trece pasos hacía la entrada. Rio se detuvo, para observarlo. Max se percató de sus mejillas sonrojadas y no pudo evitar sonreír para luego morder su labio inferior.

— ¿Por qué te detienes?

— No me tienes que acompañar hasta mi habitación.

Max frunció el ceño, claro que era su intención principal, solo que... — Yo también me estoy quedando aquí, Rio. — Ahora las mejillas de alguien estaban ardiendo fuego, un poco más y de su boca iba a empezar a salir lava.

FOR YOU | Max VerstappenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora