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LONDRES, INGLATERRA

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LONDRES, INGLATERRA. | HAYLEY.

Una semana desde la muerte de mi papá. Su muerte me había ayudado a calmarme un poco con el tema de mi mamá, pero aun así no olvidaba todo lo que había sucedido en esa semana.

Había sido una semana larga y extraña.

Pero ahora era una semana nueva, así que iba a tener otros planes, como por ejemplo, encargarme de uno de los negocios de Mase, ya que él estaba muy ocupado con otra cosa para estar al tanto de todo. No lo había visto desde esta mañana, lo que me parecía extraño.

Se sentía extraño hacer esto, pero no importaba, porque ahora que pertenecía a este mundo, tenía que comenzar a aprender de todo o terminaría muriendo cuando me encontrara sola. No estaba diciendo que lo iba a estar, pero quería estar preparada.

— Es sencillo. Solo tienes que decidir si firmar este contrato o no hacerlo —. Dice Nigeriano mientras deslizaba un contrato de tres páginas sobre el escritorio de Masen. Yo estaba sentada en su lugar, lo que se sentía bien.

Todo esto se trataba de un envío de drogas para la Bratva. Ellos ofrecían tantos kilos a cambio de ochenta millones de euros. Me parecía justo, ya que no era tanta la cantidad que nos iban a enviar. Un simple gramo de cocaína en las calles valía casi sesenta euros, por lo que sí sacaba las cuentas, todo daba correcto.

No era una tarea sencilla. Solo firmar el acuerdo lo era, por el hecho de que de lo otro se ocupaban los hombres que vigilaban los cargamentos que llegaban y despachaban.

Agarré el plumón negro que me tendió Nigeriano y comencé a escribir mi firma, porque de hecho, ahora yo también podía firmar acuerdos y decidir si un negocio podía continuarse o finalizarse. Todo eso había sido idea de Masen, ya que supuestamente él, yo ya estaba en otro rango.

— De acuerdo —, dice la mano derecha de Mase mientras guardaba nuevamente el contrato. — Bien hecho, Hayley. Nosotros estábamos de acuerdo con firmar.

Formé una sonrisa en mi rostro y me incorporé para salir de esta habitación y preguntarle a los escoltas dónde se había metido Masen, ya que me parecía extraño que no hubiese asomado su cabeza rubia para espiar como firmaba y tener un nuevo fetiche.

Al salir de la oficina me encontré con los ojos azules y con el cabello rubio que estaba buscando. Mi rostro se iluminó con una sonrisa emocionada y me acerqué hasta quedar frente de él.

La mano de Mase encontró mi cintura y tiró de ella para quedar pegada a su cuerpo, luego se lanzó sobre mí y nuestras bocas se unieron en un beso lento y romántico, cosa que nunca esperé de él. — Mmmh, ¿Masen Clynner se está volviendo romántico? —. Digo con una sonrisa en los labios una vez que nos separamos.

— Contigo sí, hermosa —, contestó copiándome la sonrisa. Se veía hermoso cuando sonreía, ¿Nunca lo había dicho?

La vista de mi rubio pasa de mí a Nigeriano que salía de la oficina y solo le dedicó un movimiento con la cabeza. Él a nuestro lado pasó con una sonrisa al vernos en la posición en la que estábamos.

Obsesión Desafortunada ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora