CAPÍTULO 1
Todo empezó hace unos seis meses. Era un día normal de clase, y Rei se levantó de la cama, cansada, gracias a los incesantes golpes en la puerta de su amiga. Rei es una chica guapa, no muy alta, con el pelo salvaje y oscuro. Con su clásica expresión de "muerta" de las mañanas, se vistió y salió de su habitación, y se encontró a Elena esperándola.
―¡Venga, Rei, que llegamos tarde otra vez!―dijo Elena.
Elena es una chica elegante, pálida, con una expresión fría en el rostro y una muleta que le ayuda a caminar.
―Sí, sí, ya vooooy―exclamó Rei, metiéndose en el baño para lavarse los dientes.
Hoy tenían un día ocupado en clase, pues tenían que hacer una exposición sobre un tema en el que habían estado trabajando desde hace varias semanas. Tras unos minutos, Rei salió del baño, cogió su bolsa y su riñonera y, junto a Elena, salió de casa. Subiendo hacia la universidad por la despejada calle, se encontraron con Iris, una compañera de piso. Se saludaron de forma algo fría y prosiguieron hacia clase. Al llegar, expusieron las primeras para librarse rápido del mal rato, y tras eso, Rei sacó su cuaderno de dibujo y se puso a garabatear mientras escuchaba a sus compañeros.
Un par de horas después, las exposiciones acabaron y ambas salieron del aula, encontrándose con Karin, Ángel y Zamora, unos amigos que van a una clase diferente.
―Anda, hola Karin―saludó Elena.
―Hola, chicas, ¿qué hacen aquí?―preguntó Karin. Es una chica bajita pero linda, con el pelo ondulado acabado en mechas rojas, con la que habían compartido casa el año pasado.
―Pues justo nos vamos a casa, ya hemos terminado de exponer. ¿Y vosotros?―preguntó Rei.
―Nosotro' venimos a currar en el trabajo grupal del que os hablamoh, con Mike y Flora...―respondió Ángel, con una expresión de asco. Zamora se rió detrás de ella. Son una pareja peculiar; Ángel es una chica alta con el pelo rizado, una actitud pasota pero agradable y un característico acento murciano, mientras que Zamora es un chico sarcástico a más no poder.
―Uf, pues buena suerte. ―dijo Rei, sonriendo, pues conocía a Mike y a Flora perfectamente y sabía lo "especiales" que son. Los cinco se despidieron y Rei y Elena se dirigieron a casa. El cielo estaba cubierto por unas nubes densas, cortadas como si de un cuchillo se tratase por unos helicópteros que llevaban sonando toda la mañana, llevando a pensar a Rei que quizás había empezado un incendio por la zona.
Al llegar a casa, Rei se dirigió al cuarto de su pareja, Adri, quien seguía profundamente dormido a pesar de ser las dos de la tarde.
―Adriiiii, Adriiiiiii, tengo hambreeeee. ―Dijo Rei, despertándole. Adri es un chico bajito y tímido, fan de los videojuegos y bastante paranoico.
―Buenos días, bella ―dijo Adri, medio dormido―. ¿Qué hora es...?
―La hora de comeeeer―continuó Rei, con un tono cómico y burlesco, como exigiendo a Adri. Al poco rato, él se desperezó y se preparó para ir a la cocina. Rei se adelantó y se sentó en una de las sillas, mientras hablaba con Elena. Adri se unió a ellas unos minutos después, y empezó a cocinar.
―Qué raro ―dijo Adri, mirando su móvil. ― No hay internet.
―No, lleva dando problemas toda la mañana ―continuó Elena.―Incluso en la uni.
Entonces, Adri puso a hervir agua y se sentó junto a ellas para hablar sobre la exposición que habían tenido en clase. Pero de repente, la conversación se vió interrumpida cuando escucharon a alguien correr rápidamente por las escaleras y llegar hasta la puerta de casa, abriendola de golpe. Era Iris, sudada y claramente nerviosa. Al entrar, cerró de un portazo y se metió corriendo en su cuarto, saliendo unos segundos después cargada con una mochila llena, y abandonando el piso. ―¿Qué...? ―se preguntó Elena.