Cap 76

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Narra TN: Habían pasado varias semanas desde aquella conversación con Richard y de hablar con Israel, las cosas habían vuelto a la normalidad con respecto a nuestra situación. Mi vida en Argentina había seguido su curso, pero siempre con la sombra de Santiago Trigos merodeando en mis pensamientos, a pesar de que lo veía a lo lejos algunas veces, tratando de ignorarlo, jamás pensé que se atrevería a algo más. Me equivocaba.

Era un martes por la tarde, había salido temprano de la universidad porque necesitaba despejar mi mente. Le comenté a Clara que tenia ganas de salir a caminar sola un rato.

Clara: ¿Estas segura de ir sola?

TN: No va a pasar nada. Tranquila. Te veo en un rato en el depa

Caminé por las calles que tan bien conocía. Richard estaba entrenando y había decidido darme el día libre, así que aproveché para estar sola un rato, me detuve en un pequeño parque, cerca de donde vivía, buscando algo de tranquilidad.

De repente, mientras me alejaba un poco del camino principal, lo vi. Santiago estaba parado cerca de los árboles, observándome. El pánico se apoderó de mí en un instante, mi corazón comenzó a latir con fuerza, pero intenté mantener la calma. No quería darle la satisfacción de saber que me asustaba.

Santiago: ¡Ey! ¡______!

TN: Aléjate de mi.

Mi cuerpo entero reaccionó instintivamente; retrocedí un paso, pero ya era demasiado tarde. Lo siguiente pasó muy rápido. Santiago se abalanzó sobre mí con una fuerza que no esperaba. Me agarró del brazo con brutalidad y me arrastró hacia un rincón más apartado, donde nadie podía vernos. Intenté gritar, pero su mano se cerró sobre mi boca, silenciando cualquier intento de pedir ayuda.

Santiago: Te dije que no ibas a poder escaparte de mí

Sentí su cuerpo demasiado cerca del mío, invadiendo cada espacio de mi ser. Luché, me resistí con todas mis fuerzas, pero él era más fuerte. Su mano no solo cubría mi boca, sino que empezó a explorar mi cuerpo de una manera que me hizo sentir completamente indefensa, sucia. Sus caricias no eran nada más que una agresión disfrazada de deseo, y cada segundo que pasaba se volvía una tortura.

Las lágrimas comenzaron a salir, pero no podía hacer nada más que seguir luchando. Mi cuerpo se resistía, aunque él parecía disfrutar del miedo que me causaba. Entonces, en un impulso de desesperación, conseguí morder su mano. Lo suficientemente fuerte como para que gritara de dolor y me soltara momentáneamente.

Santiago: Eres una maldita perra

Aproveché ese segundo de distracción para escapar. Corrí sin mirar atrás, con el corazón a punto de estallar, sintiendo su mirada ardiente en mi espalda. No me detuve hasta que llegué al apartamento, con el cuerpo temblando y la mente nublada por lo que acababa de suceder.

Al llegar note que Clara aún no volvía así que me encerré en mi cuarto, sollozando en silencio. La experiencia me había quebrado en mil pedazos. No podía quedarme más tiempo en Argentina, no después de esto. Tenía que volver a México, donde al menos me sentía más protegida, con la mente aún nublada metí todas mis cosas en maletas, saque mi celular y pague un vuelo a Mexico, salía en 2 horas, así que me apure. Antes de salir del apartamento escribí una carta para Clara, tomé mis maletas me subí al taxi que me esperaba abajo y me fui al aeropuerto.

Pero te conocí. -Israel Reyes y tú-Donde viven las historias. Descúbrelo ahora