Esperándola en Uruguay

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Richard ⚽️
13 de noviembre

Es 13 de noviembre y llevo aquí en Uruguay un par de días entrenando con el equipo. El ambiente es intenso, todos están enfocados en el partido que tenemos el 15, y yo también... o al menos trato de estarlo. La verdad es que, aunque pongo toda mi atención en los entrenamientos y en la estrategia del juego, no puedo dejar de pensar en Sofía. Hoy llega, y no puedo esperar a verla.

Hace ya varios días que no estamos juntos, y aunque hablamos casi todos los días por teléfono o por videollamada, no es lo mismo que tenerla cerca. No es lo mismo que verla sonreír de frente o escuchar su risa en persona. Esta distancia a veces se siente como una eternidad, y justo en estos momentos me doy cuenta de cuánto significa para mí.

Estoy en el hotel, revisando mensajes en mi celular, cuando Juvena, uno de mis compañeros de equipo, se me acerca.

—¿Estás listo para el partido? —me pregunta con una sonrisa, como quien sabe que mi cabeza está en otro lado.

—Sí, claro. Estoy más que listo. Aunque la verdad, hoy estoy más pensando en otra cosa... bueno, en otra persona, mejor dicho —le respondo con una sonrisa mientras reviso el reloj una vez más, como si eso hiciera que Sofía llegara más rápido.

Juvena se ríe y asiente.

—Déjame adivinar, ¿Sofía?

—Sí, ella. Llega en unas horas, y bueno... ya sabes cómo es. No puedo concentrarme en nada más.

—Te entiendo, hermano. Se nota que estás bien enamorado. ¿Ya pensaste en lo que hablamos la otra vez? ¿Lo de la pedida de matrimonio?

Lo miro, y por un segundo me quedo en silencio, pensando en todo lo que significa dar ese paso.

—Sí, lo he pensado mucho, en realidad —admito, mientras miro por la ventana, perdido en mis pensamientos—. Siento que es el momento, ¿sabes? Es como si todo en mi vida estuviera alineándose para dar ese paso. Solo estoy esperando el momento adecuado.

Juvena asiente, dándome una palmada en el hombro.

—Cuando decidas hacerlo, estoy seguro de que va a ser especial. Ella es una buena mujer, Richard. Y se nota que te hace feliz.

—Gracias, hermano. Eso es lo que quiero, hacerla feliz también.

Más tarde en el aeropuerto...

Después de terminar los entrenamientos del día, pido un permiso especial para poder ir al aeropuerto a buscar a Sofía. Me cambio rápido, poniéndome ropa casual pero con estilo, algo que a ella le gusta. Me aseguro de que todo esté en su lugar antes de salir, un poco nervioso pero emocionado.

Llego al aeropuerto y espero en la zona de llegadas. La veo salir por la puerta, y mi corazón da un vuelco. Allí está ella, con una sonrisa radiante y esa energía que ilumina todo a su alrededor. Lleva una maleta pequeña y su look siempre impecable. No puedo evitar sonreír mientras camino hacia ella.

—¡Richard! —me llama emocionada, y corre hacia mí para abrazarme.

La envuelvo en mis brazos y la aprieto contra mí, disfrutando de ese momento de conexión después de tantos días.

—Te extrañé tanto —le digo en voz baja, mientras ella me sonríe y acaricia mi mejilla.

—Yo también, amor. Estaba contando las horas para verte.

Nos quedamos un momento abrazados, disfrutando de la calma y de la felicidad de estar juntos. Es en estos momentos cuando pienso que estoy seguro de querer dar el siguiente paso con ella. Sé que quiero pasar el resto de mi vida a su lado.

Caminamos hacia el carro mientras conversamos sobre su viaje y los preparativos para la tienda. Ella me cuenta emocionada cómo van las últimas fotos para la campaña y me adelanta un poco sobre la sorpresa que tiene planeada para sus seguidores.

—No sabes todo lo que tengo preparado, Richard. Ha sido un trabajo intenso, pero estoy segura de que a la gente le va a encantar. ¡No puedo esperar a que lo veas también!

La miro, orgulloso de todo lo que ha logrado, y le agarro la mano mientras nos dirigimos al carro.

—Me alegra mucho verte tan feliz y motivada. Eres increíble, Sofía. Te admiro por todo lo que haces.

Ella sonríe y me da un beso suave en la mejilla.

—Gracias, amor. Tú siempre estás ahí apoyándome en todo. No sabes cuánto significa eso para mí.

De regreso en el hotel...

Pasamos el resto de la tarde juntos en el hotel, conversando y poniéndonos al día. Ella me cuenta todas las anécdotas de los últimos días en Barranquilla y me muestra algunas fotos de la tienda y de la nueva colección. Yo le hablo sobre los entrenamientos, sobre el equipo, y sobre la energía que siento para el partido que viene.

—Voy a estar ahí, en primera fila, apoyándote como siempre —me asegura ella, y puedo ver en sus ojos que lo dice en serio.

—Eso significa el mundo para mí, Sofía. Tenerte aquí... me da toda la fuerza que necesito.

Antes de que nos demos cuenta, la noche ha caído, y ambos estamos agotados. Nos acostamos juntos, ella apoyada en mi hombro, y siento una paz indescriptible. En ese momento, estoy seguro de que quiero pasar el resto de mis días con ella, y en mi mente empiezo a planear cómo será ese gran momento.

Cerraré los ojos esta noche pensando en cómo hacer que todo sea perfecto, porque ella merece lo mejor.

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⏰ Última actualización: Nov 14 ⏰

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