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  !!!¡ advertencias: omegaverse, takeomi es papá d sanzu y es buena persona, minúsculas intencionales, la idea la tomé de atrévete a soñar, donde ana se va a la ciudad con patito por su bracito cucho.

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— ¿seguro tienes que irte? — preguntó takeomi,
dando un sorbo a su café. — sabes que yo puedo cuidar de ti y del mocoso. — concluyó mientras su rostro se transformaba en una mueca de desagrado antes de agregar una cucharada más de azúcar a la taza.

  — es lo mejor, papá, natsuo necesita esas radiografías y solo en la ciudad tienen las máquinas necesarias para su brazo. — agregó tras terminar de guardar las maletas en el automóvil. — además, tú te haces cada vez más viejo, y senju te cuidará, conmigo no cuentes, anciano.

  — eres un mocoso irrespetuoso, morirás allá.

  — pero no contigo, adiós, viejo. — sonrió orgulloso el menor, tras tomar la última mochila de su hijo.

takeomi negó con la cabeza, incapaz de poder hacer algo para que su hijo se quedará en el pueblo, pues a sus vienticuatro años, sanzu tomaba la decisión de volar de su hogar, para mejores oportunidades en la ciudad que lo vió crecer, misma donde vivió antes de mudarse a un pueblo a dos horas de distancia tras un desalmado hombre que rompió el corazón de su retoño. el mayor dió un último beso en la coronilla de su hijo y otro en la de su nieto, quien se quejó molesto, pues odiaba los besos que no fueran de su madre.

  — sabes que aquí siempre tendrás un hogar, haruchiyo. — sonrió con amargura el mayor. — tú también, enano. — dijo a su nieto, quien se aferró a su madre.

  — no soy enano, anciano, soy natsuo.

  — es igual de majadero que tú. — se quejó el mayor a su hijo, quien rió orgulloso.

  — tú no eres precisamente el mejor ejemplo, el día que nació estabas ebrio.

  — bebo por los nervios, cuando tú naciste también estaba ebrio.

si bien no tuvieron la mejor relación, se amaban como cualquier padre e hijo, y ni hablar de su hijo, para takeomi akashi, natsuo akashi era la luz de su vida, pues gracias a su llegada, su relación con su hijo mejoró mucho, y ahora que se iban, no podía evitar sentir la ansiedad de que algo le pasara a su primogénito y nieto favorito.

para haruchiyo tampoco era fácil dejar a su padre, después de todo lo apoyó durante todo su embarazo, le enseñó todo lo que supo de paternidad y fue la figura paterna de la que natsuo carecía, y el creciente sentimiento amargo de que volvería al lugar donde más amó y a su vez tanto odió luego de que yasuhiro mutō lo dejara con un pequeño embrión tampoco era fácil de ignorar. lo que creyó efecto de una droga, resultó ser el fruto de su amor desenfrenado, claro, habían pasado ya seis años, y yasuhiro nunca se enteró del pequeño conjunto de células creciente en su interior como resultado del amor unilateral que sanzu creía haber tenido hacia quien fue su capitán en la quinta división de la tokyo manji.

  — ¿mamá, crees que nos topemos con mi papá? — preguntó el menor. — quiero darle una patada.

sanzu rió, sin duda el pequeño akashi aún si era la viva imagen de yasuhiro, había adoptado toda su actitud.

  — ya te dije que no tienes papá.

  — a mí un libro me dijo que todos los niños tienen mami y papi. — respondió su hijo tras recargarse en su hombro.

  — pues tú no, ya te dije que me corté un dedo, y de ahí le eché agua y creciste tú. — contraatacó. — y ya cállate. — regañó, poniendo una mano en la boca de su hijo, quien se quejó pues odiaba que sanzu hiciera tal acción.

natsuo era un niño muy inteligente, algo imprudente, con una cabellera negra azabache como la de su abuelo y unos inexpresivos ojos azulados aguamarina como los de su madre, aunque a diferencia suya, él era un cachorro alfa, era por eso que su deber era proteger a su madre de los peligros de la ciudad a la que se mudaban. misma a la que se mudaban pues un tiempo atrás había roto su brazo y necesitaba de fisioterapia para que su bracito no quedara más cortito que el otro.

quedó impresionado por la enorme ciudad en la que ahora viviría, cientos y cientos de autos viajaban de un lado a otro, y había mucho ruido, mismo que no le agradaba, su madre lucía algo estresado de manejar en la ciudad, pues de por sí odiaba manejar, era comprensible que lo odiara más en aquella ocasión.

él solo observaba con detenimiento por la ventana, atento al enorme edificio que decía en letras bien grandes "hospital general de shibuya", donde sería su chequeo. entre sus brazos descansaba su gato persa de nombre ramón, quien lucía igual de curioso que él.

natsuo no quería un papá para amarlo, si él quería encontrarse con ese hombre era para darle una buena patada y huir, claro que sí, su mamá no necesitaba otro alfa que no fuera él y su papá takeomi, y a lo mejor su tía senju, él era el único alfa que podría estar en la vida de su mamá, y cuando creciera y fuera un hombre fuerte, cuidaría muy bien de su mami, por que él era natsuo akashi.

— bien, llegamos. — el resto de la tarde pasó con normalidad, él se aferró bien fuerte a la pierna de su madre mientras bajaban del coche.

primero irían a su fisioterapia en el hospital, luego de eso su mamá lo llevaría por pizza e irían al departamento del omega. el doctor le hizo muchas preguntas, entre ellas cómo había ocurrido su accidente, y para cuando salieron, él llevaba en su boca una deliciosa paleta de cereza como recompensa por ser un buen niño portado.

— ¡carajo! — exclamó asustado haruchiyo tras chocar contra el duro cuerpo de un hombre fornido, de cabellera negra y mirada inexpresiva. él se aferró con fuerza a su madre, y manteniendo el equilibrio, sin embargo su madre estuvo a punto de caer, siendo sujetado por el corpulento hombre con el que chocó.

aguamarina se cruzó con el azul oscuro del hombre de cabellera negra. sanzu sintió sus piernas flaquear, mientras natsuo miraba con recelo al alfa.

— ¿sanzu?... — cuestionó yasuhiro.

ruler of my heart ;; musanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora