Luna de Noviembre || BinChan

rises the moon

Christopher era un lobo común y corriente, ese tipo de lobo que se hace llamar solitario, un fuerte y solitario lobo, su jerarquía nunca ha sido establecida, ¿Alfa? ¿Omega? ¿Beta? ¿Sigma? ¿Qué más daba? Fuera lo que fuera siempre estaría solo.

-- Chris, nuestra madrina quiere que nos acompañes a cazar, el invierno viene y debemos abastecer el refrigerador -- Hannah, su única hermana, una linda alfa de rasgos lindos, voz angelical y terriblemente sociable, asomó su cabeza en la puerta de la cabaña --

-- Me siento mareado, Hannah, dile a la madrina que yo los alcanzare, no se preocupen, traeré mi porción y un poco más. -- Cubrió su rostro son una de sus camisetas suspirando al ver cómo su hermana ingresaba a la pequeña cabaña -- sucede algo? -- contesto de mala gana cuando la Alfa se sentó sobre su cama, odiaba estar con más gente, irónico.

-- Eres un amargado -- se levantó y camino a la salida, cerrando la puerta con un fuerte golpe.

Unas horas después de aquel suceso se levantó y caminó a la puerta, al salir miro el pueblo en el que vivía, desde el peñasco donde estaba su casa, saliendo su cuerpo se congelo, era otoño pero el frío estaba cada vez más cerca. Esperaba con ansias su llegada, no odiaba el otoño, lo ama tanto como al invierno; calentó sus manos y ahí detrás de la cabaña quitó sus prendas quedando desnudo por completo, se pego a la pared y corrió para tomar impulso y dar un gran salto, convirtiéndose en un enorme lobo blanco, soltó un bufido cuando aún escuchaba sus huesos crujir y acomodarse. Caminó un poco por el bosque, para acostumbrarse a su mecanismo. Comenzó a correr con gran velocidad, era libre por la tardes, sobre todo en las noches o en las madrugadas, era un alma nocturna, casi no gustaba salir por el día cuando el sol golpeaba su piel pálida con fuerza, prefería salir de noche, cuando la luna sale y los animales de noche se convierten en los reyes del momento.

La luna llena se elevaba sobre el bosque, bañando la tierra en un resplandor plateado. Aquel licántropo aún corría a través del bosque, sus patas golpeando el suelo con un ritmo salvaje. Aullaba hacia la luna, su canto primitivo y emotivo resonando por la obscura y solitaria arbolada, muchos creerían que aquel aullido llamaría a decenas de lobos o simplemente a su pareja destinada, pero era solo él y la luna; no había ni jamás habrá alguien más.

Todo esto en gran parte es culpa de él, hay un mito, cuando alguien halaga a la luna con demasiada frecuencia y amor, se vuelve completamente de ella. Pierde la capacidad de amar a otro ser vivo o que se enamoren de el, la luna es celosa, demasiado celosa, sobre todo con Christopher, ella deseaba que el chico no besara a nadie más, que no mirará a nadie más, solo a ella, que todas las noches vaya a buscarla, que aulle su nombre y la admiré por siempre.

El lobo quería negar aquel mito, pero recordaba cada suceso en su vida que lo hacía dudar, aparte, no podía negar la sensación de conexión que sentía con la luna. Era como si la luna lo llamara, lo atraía hacia ella con una fuerza irresistible, posiblemente está conexión sería por ser simplemente un licántropo, pero a través de preguntas con la consejera del pueblo se enteró que ya nadie aullaba a la luna, muy pocos la miraban ya, y cuando lo hacían solo era para pedir favores, en cambio él lo hacía por naturaleza, y eso tal vez creaba un vínculo más fuerte.

-- ¿Qué hice yo para que me maldijeras de esta forma? Yo solo quiero amar, ¿tan difícil es dejarme ser libre?

Y como respuesta de la Luna una estrella fugaz iluminó el cielo, dejando un claro "sí"

-- Eres una tonta, yo he sido devoto a ti, nadie te a cuidado mejor que yo. Y así me pagas?

Enojado, Christopher regreso a su forma licántropa y corrió río abajo, directo a su cabaña.