Capítulo 31✝️

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Presente

El espectador.

Me importaba el pecado.

Claro que sí, pero eso no quería decir que yo no era un pecador porque de hecho sí lo era al igual que todos en este pueblo, pero había algo que yo tenía y era el hecho que sabía cuando actuar.

Todo lo que sucedía pasaba por un bien mayor o eso era lo que quería pensar para mantenerme alejado de la culpa.

Pero justo ahora de pie, junto a un gran árbol el cual con su sombra me cubría, decidí pensar que quizás todo lo que pasaba era justo lo que quería.

Si no buscábamos venganza por nuestras propias manos, quien nos vengaría, no me parecía justo que una persona con un corazón tan malvado siguiera con vida.

Sonreí, esa era la escusa perfecta, me encantaba justificar los medios escalofriantes que me causaban tanta satisfacción, pero esta vez aparte de ese sentir estaba el deseo de ella.

Kira, ella lo quería, sabía que seguiría sufriendo si Dania continuaba con vida, yo fui testigo de todo su maltrato y me enoja porque debí actuar antes de que rompieran a Kira.

Porque eso fue lo que hicieron, apagaron su luz y lo pagarían.

A pesar de que este es un pueblo creyente, aún me sorprendía la crueldad de los habitantes, los cuales eran manipulados y a través de dicha manipulación sacaban a relucir su verdadero ser.

Personas que sé Regocijaban en el dolor ajeno y después se escudaban detrás de su dios, decidiendo así que era correcto y que no como si ellos tuvieran ese derecho.

Diana tenía alrededor de una semana amarrada a un árbol esperando su dichoso veredicto y si nadie se le acercaba porque para ellos el pecado se podía contagiar.

Quise pensar que le haría un favor al acabar con su miserable vida, pero eso por un momento me hizo sentir mal porque no me gustaba hacer favores.

Camine hacia ella sin preocuparme de que nadie me viera a altas horas de la noche, nadie salía de su casa a excepción de mí y por un momento no sé si eso me gustaba o tal vez me tranquilizaba.

Camine con pasos rápidos y cuando llegue a su lado me senté en el césped un poco húmedo, diana estaba durmiendo, pero su cuerpo dejaba entrever un pequeño temblor a causa del frío de la noche.

Toque su hombre y ella despertó sobresaltada, le hice señas para que no hiciera ruido a lo que asintió, me quite mi abrigo y lo, pase por sus los hombros con lentitud.

Cuando me reconoció sus ojos se abrieron de tal manera que por un momento quise reír a carcajadas, supongo que después de todo ella sabía por qué había venido.

—Viniste a liberarme —su voz se escuchaba rasposa como si el solo hecho de emitir sonido le dolía.

Me mantuve en silencio mirándola, su cuerpo empezó a temblar, su labio palpitaba, no sé si a causa del frío o si mi simple presencia le causaba miedo.

Pero si duda el miedo estaba presente y eso me hacía sentir vivo, me regocijaba ante su miedo y por un momento, desee causarle más.

Una sonrisa se formó en mi rostro cuando vi cuando su respiración empezó a agitarse cuando saque una pequeña daga, me encantaba, tenía un mango negro y era mi favorita.

Lo pensé mejor, en verdad quería ensuciar mi daga favorita con sangre pecadora, pues no, coloque mi daga devuelta en el bolsillo trasero de mis pantalones.

Tal vez podría estrangularla, aunque no sé si me gustaría la vista o quizás no se podría golpearla, pero no me gustaba levantarle la mano a una mujer. Mi ansiedad aumentaba a causa de mi indecisión.

—Yo te, ayude

Levanto la cabeza con rapidez ante sus palabras, ella me ayudó, toco mi cabeza halando mi cabello en el proceso.

—Sé, te olvida, cuando llegaste eras tan tímido y distraído que temblabas al sentir la presencia de alguien a tu alrededor — su voz había adquirido un poco de fuerza, se sentía confiada.

Eso lo hacía cuando pensaba que podía manipularme sin saber que nunca lo pudo hacer, siempre actúe, siempre la deje pensar que ella tenía el control.

Porque diana estaba obsesionada con tenerlo, manipulaba a Damián, incluso a Gael, y cuando no pudo hacerlo con Kira empezó a golpearla.

—Lo sé, por eso, vine a ayudarte — sus hombros se relajaron y formo una extraña sonrisa de satisfacción en su sucia cara.

Si se viera en un espejo se volvería loca diana, siempre estaba pendiente de mantenerse impecable, cuidaba demasiado su piel, pero ahora estaba sucia de barro, su cabello estaba desordenado y sus labios había sangre seca.

—¡lo sabía! —afirmo

— buscaré venganza todo aquel que me humillo, lo pagara empezando por Sara e Isabel, ellas las tendrán peor.

La ignoro tratando de liberar sus manos de la cadena que la sujetaban cuando lo logre ella suspiró aliviada.

Y mi deseo aumento ya no podía oler el miedo, pero algo dentro de mí me decía que ella sabía, no era estúpida, sabía que yo no había venido a salvarla y eso por un momento encendió una llama dentro de mi cuerpo y sí que se sentía bien.

— Debemos irnos —se puso de pie con lentitud camino dos pasos y se detuvo cuando vio que la observaba fijamente sin dar un solo paso.

Escuche como exhalo con fuerza y empezó a correr como si eso me impediría lograr mi cometido, después de todo no era tan estúpida.

Sabía que no podía gritar y si lo hacía nadie vendría a ayudarla porque en este pueblo todo lo que pasaba a oscuras así se quedaba.

Después de varios minutos mirando el área por donde había corrido decidir acercarme a esta, sabía que no fue muy lejos, no podía, estaba Descalza y sabía que sus piernas estaban entumecidas por pasar horas en una misma posición.

A eso fue rápido, se encontraba arrodillada detrás de un pequeño árbol, por un momento quise darle más tiempo para que se escondiera otra vez.

Como podía esconderse en un lugar tan estúpido saque mi daga pequeña y me senté a la espera de su movimiento, la supervivencia nos hace hacer movimientos irracionables, sabía que intentaría atacarme y lo deje hacerlo, quizás así me divertiría más.

Llego toque mi cabeza cuando sentí un golpe fuerte, solté un sollozo y cerré los ojos, mi cuerpo callo con lentitud al césped y me mantuve en ese lugar por varios minutos.

No se fue, estaba de pie mirando lo que hizo como si me gano, mi molestia aumentaba.

— Sé, supone que si me golpeas, corres.

Pronunció poniéndome de pie con molestia. Su instinto de supervivencia es estúpido.

—Por qué haces est...

— Maldicion solo corre joder — maldije dos veces cuando se quedo de pie junto a mi.

Que le costaba correr.

Donde quedo la diversion entierro mi daga en su estómago, sus ojos se abrieron al igual que su boca, la cual buscaba aire, la miro caer al piso en lo que toco mi cabeza, sí que fue un golpe fuerte.

— Que irritante.

Debería agradecerme, no sufrirá después de todo, no era tan cruel, enterré mi daga de nuevo una y otra vez hasta que el color abandono su cuerpo.

Me puse de pie limpiando mi daga con su ropa, recogí mi abrigo y me dispuse a volver a casa, después de todo ya estaba hecho Kira podría dormir en paz, solo quedaba otro estorbo que tampoco duraría mucho tiempo.

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⏰ Última actualización: Nov 15 ⏰

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A Través De Las Sombras [Sin Editar]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora